Los datos que recientemente publicó el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), revelan contradicciones sociales agudas. Ricos y empresarios, trabajadores y pobres: mundos contrapuestos.

Juan Valenzuela Profesor de filosofía. PTR.
Viernes 30 de junio de 2017
No es necesario compartir los supuestos teóricos y metodológicos -y mucho menos los fines políticos- con los cuales fue construido Desiguales. Orígenes, Cambios y Desafíos de la Brecha Social en Chile, recientemente publicado por Uqbar EDITORES. Entrega datos muy significativos.
Tomemos sólo algunos pasajes de este libro, de su página 22. En relación a datos entregados por los registros tributarios, el libro señala:
“para Chile estos datos muestran que el 33% del ingreso que genera la economía chilena lo capta el 1% más rico de la población. A su vez, el 19,5% del ingreso lo capta el 0,1% más rico”.
El libro continúa explicando que ese 0,1% más rico de la población chilena se compone concretamente de 9.900 personas. ¿Cuánto es el ingreso promedio de ese selecto grupo de la sociedad chilena?
“$140,5 millones mensuales antes de impuestos y $111,1 millones netos (año 2013)”.
Más adelante, luego de aclarar que eso no significa que cada una de esas 9.900 personas gana 140 millones al mes (ganan más, igual o menos), el texto señala:
“En cualquier caso, se trata de un grupo con ingresos muy elevados, puesto que el piso de entrada se estima en $26,5 millones antes de impuestos, y entre $17,2 y $21,1 millones después de impuestos.”
¿Y a cuánto subirá el sueldo mínimo mañana sábado 1 de julio? De $264.000 a $270.000. En enero de 2018 subirá a $276.000.
Los ingresos son sólo una muestra: hay vidas asociadas. No es lo mismo ganar más de 100 millones de pesos al mes que ganar $270.000: enfermarse no es lo mismo, vacacionar tampoco, andar en la ciudad tampoco, educarse tampoco, el trato tampoco. El texto intenta abordar varias de estas dimensiones. Respecto a los tratos señala en la página 26:
“En la encuesta PNUD-DES 2016, el 41% de la población encuestada declara haber experimentado en el último año alguna forma de malos tratos, desde ser pasado a llevar, ser mirado en menos, ser discriminado o tratado injustamente. Consultadas las personas sobre las razones la clase social (43%) y ser mujer (41%) aparecen a considerable distancia de todas las demás como las razones más frecuentes de la experiencia de malos tratos.”
La prepotencia del millonario, del gerente, del capataz o del policía contra el joven trabajador, contra la mujer trabajadora o pobladora, contra el mapuche, también tiene su “expresión en cifras”. Que se pierda la vida de 335 mineros, que fallecieron trabajando bajo los gobiernos de Piñera y Bachelet, es algo que sólo puede ocurrir en una sociedad tan irracional como esta, hecha a imagen y semejanza de ese 0,1%, o de la clase burguesa más precisamente.
La base material de esta situación es la propiedad privada capitalista. En Chile esto significa que un puñado de capitalistas locales y algunos trasnacionales se apropian de los recursos naturales y las ramas estratégicas de la economía. Significa que le pagan a sus políticos para que hagan leyes como la Ley de pesca.
La nacionalización del cobre y los recursos naturales y que todo parlamentario gane lo mismo que un trabajador son dos campañas políticas que proponemos desde el PTR para enfrentar esta situación indignante.

Juan Valenzuela
Santiago de Chile