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Red Internacional
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Opinión. 1 de Mayo: una tribuna urgente para un contexto de crisis

El panorama político de una crisis que se acelera. Días decisivos de una coyuntura crítica, la bronca que también se expresa por izquierda y una fecha clave para darle fuerza a otra salida.

Fernando Scolnik

Fernando Scolnik @FernandoScolnik

Miércoles 26 de abril de 2023 21:50

Cuando su carcajada estalló, dio más bronca que nunca. Era lunes y los mercados ya habían abierto. El dólar blue iniciaba otra semana de subidas frenéticas, pero el presidente se reía. Sí, se reía. El abismo asomaba más cerca. Los bolsillos de muchos se proyectaban más flacos. Pero Alberto Fernández tenía tiempo -y ánimo- de concederle una entrevista de más de una hora al actor y humorista Mex Urtizberea y dedicarse a bromear con que le gustaría que Robert De Niro lo interpretara a él en una película sobre su vida. No hay remate.

Por esas mismas horas, su vocera, Gabriela Cerruti, no hacía un papel mucho mejor. En declaraciones radiales, y haciendo un recorte completamente interesado de la realidad, decía que “anoche fui a cenar al Centro y al teatro en avenida Corrientes y no se podía caminar, entonces vos decís, esta imagen no es la de un país en crisis”.

Claro. A muchos otros, en realidad, ya no es bronca exactamente lo que les genera. Porque consideran que la película de Alberto Fernández ya se filmó, fue un fiasco, y ahora apenas si estamos viendo un spin-off que lo tiene a él en un modesto rol de reparto. El papel protagónico hace rato que lo tiene Sergio Massa, y al presidente le tocan solamente algunos gags que después se transforman en memes en las redes sociales.

Y en ese sentir, hay gran parte de la verdad. Con su renuncia formal a ser candidato en las próximas elecciones el pasado viernes, Alberto Fernández sinceró una situación que ya era de hecho. El poder gubernamental real, desde agosto pasado, está concentrado en el ministro de Economía, que gobierna con apoyo de Cristina Kirchner. La supuesta candidatura a la reelección del presidente no era más que una absurda fantasía para intentar que no quedara aún más licuada su figura antes del final.

Las próximas escenas claves de la película serán filmadas entonces en otro escenario. En los días que vienen, el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, viajará a Estados Unidos a reunirse con el Tesoro del país del Norte y con funcionarios del FMI. Según versiones periodísticas, la intención del equipo económico sería rediscutir el programa y que el Fondo anticipe desembolsos que le permitan enfrentar las turbulencias -en plural, ya que, más allá de cómo termine la corrida actual, el camino hacia el 10 de diciembre está lleno de incertidumbre y posibles accidentes.

Con las arcas del Banco Central casi vacías, ahora prenden una nueva vela al organismo internacional para intentar evitar una devaluación brusca, con su consecuente descalabro económico, político y social. Si bien es cierto que la sequía está afectando gravemente las exportaciones - con pérdidas estimadas en U$S 20.000 millones de dólares - lo cierto es que después de años de exportaciones récord, el responsable de la falta de dólares es el Gobierno nacional que, en complicidad con los negociados de los grandes empresarios, dejó esfumarse un gran superávit comercial, habilitando pagos de miles de millones de dólares de deuda pública y privada, y permitiendo la fuga de capitales. Un verdadero saqueo del país que hoy se nota al rojo vivo. La crítica coyuntura que se está atravesando no cayó del cielo. La izquierda lo había advertido desde el comienzo.

¿Aceptará el FMI otorgar fondos frescos y recalibrar el programa? Es lo que está por verse en los próximos días y, eventualmente, a cambio de cuánto más ajuste fiscal y devaluación. Como analizamos en esta columna la semana pasada, en la ecuación por dilucidar cómo actuará Estados Unidos en este momento agudo de la crisis, hay que tomar en cuenta el factor geopolítico y los intereses del Norte en su disputa con China en el mundo en general, y en la región en particular. El virreinato del FMI no solo trae políticas de ajuste, sino también subordinación nacional y saqueo de los recursos naturales del país. En qué proporciones se combinarán los ingredientes para tener a Argentina como un factor que pueda actuar en ese sentido sin desbarrancar, será un dato clave para la administración de la actual coyuntura. Lo que ya es seguro, es que detrás de esta corrida cambiaria están las grandes patronales del campo y los grupos económicos que exigen un dólar “competitivo” para exportar. El FMI, que también pide más devaluación, está por verse hasta dónde apretará la soga. Las cerealeras, las alimenticias y los supermercados especulan y juegan a la timba financiera con el hambre del pueblo. Las remarcaciones de precios están, otra vez, a la orden del día.

En este marco, el Frente de Todos en particular y el mundo político en general, espera también para este jueves las palabras de la vicepresidenta Cristina Kirchner desde el Teatro Argentino de La Plata. Mientras que algunos aguardan definiciones o indicios referidos a las candidaturas del peronismo que -como todas- deben acordarse a más tardar el 24 de junio, otros tienen la lupa puesta respecto de las definiciones económicas que hará en el medio de una crisis aguda. Lo cierto, hasta ahora, es que su apoyo a Sergio Massa y sus políticas de ajuste es incondicional. Paradójicamente -o no tanto- eso mismo es lo que lleva a que el peronismo tenga una profunda crisis política, ya que la aplicación de esos mismos planes es la que lleva a una enorme desilusión de su propia base electoral, que sufre las consecuencias.

Ese mismo descontento con el peronismo es lo que ha dado lugar a que, bajo el Gobierno del Frente de Todos, la derecha haya crecido como nunca y hoy espere agazapada su oportunidad de volver al poder.

Sin embargo, esta semana se ha instalado otra pregunta interesante desde distintos medios de comunicación: ¿Y si la bronca sale por izquierda? En su programa Brotes Verdes, en C5N, el periodista Alejandro Bercovich planteó que “se supone siempre que el voto bronca lo va a canalizar la ultraderecha, ¿pero puede no ser así?", dándole paso a su colega Gabriela Vulcano, quien dijo que “Javier Milei no es el único que capitaliza el voto bronca. Otro sector que lo va a capitalizar según las encuestas es la izquierda”, e hizo referencia a los sondeos que ubican a Alejandro Vilca del PTS en el FITU como segundo en intención de voto en las elecciones jujeñas que se harán dentro de dos domingos (con un 17,1 % proyectando indecisos) y a las que refieren que a nivel nacional el FITU estaría en el 6,2 %. También Carlos Pagni en su programa del último lunes hizo referencia a datos similares y analizó la preocupación que los mismos le generan al kirchnerismo.

El dato no es menor. Después de años de crisis del peronismo y de manija dada a la oposición de derecha desde medios de comunicación y sectores del poder, se ha querido instalar la idea mecánica de un giro a la derecha unilateral, cuando lo cierto es que las posibilidades de que gane las elecciones una variante de ese tipo están plagadas de contradicciones, quizás no tanto para triunfar en los comicios, pero seguro que sí para gobernar. La demagogia de la derecha se basa sobre la gran crisis económica y el fracaso de todos los gobiernos, pero de ninguna manera eso significa que tengan consenso para aplicar sus planes si llegan al poder. Aún así, no hay que descartar que esa discusión sea prematura. Con los nuevos picos de la crisis los tiempos pueden adelantarse y que tengamos que asistir a eventos decisivos antes del 10 de diciembre. El crecimiento de la izquierda es uno de los indicios que fundamentan que los nuevos planes de ataque no pasarán tan sencillamente. La relación de fuerzas, más profundamente, se definirá en la lucha de clases.

En las últimas horas, han sido los docentes de la provincia de Buenos Aires quienes también han demostrado que la bronca se puede expresar -y se expresa al menos en parte- en fuertes medidas de lucha que nada tienen que ver con aceptar pagar los costos de la crisis, como el masivo paro que protagonizaron por 48 horas contra el ajuste de Kicillof y el boicot de Baradel. No son los únicos: también por estas semanas el piquete obrero de los trabajadores de Mondelez había reinstalado la agenda de la Panamericana en el debate nacional, mientras que también se encuentran peleando los trabajadores del subte contra el asbesto, entre otros procesos que incluyen también a los movimientos sociales opositores que luchan contra los recortes. El dirigente de SUTEBA no es el único cómplice del ajuste en los sindicatos, ni mucho menos. La CGT sigue expresando "preocupaciones", pero no convoca a un solo paro general ni plan de lucha hace años. Hay que imponerles con asambleas desde abajo salir de esa pasividad cómplice.

En este contexto, la tribuna que levantará el Frente de Izquierda en el Día Internacional de los Trabajadores cobra más importancia que nunca. Los tiempos de la crisis se han adelantado. Los combates por confrontar distintas salidas también. De lo que se trata ahora es de potenciar esa bronca, organización y lucha por abajo, y proponer un programa de emergencia ante la crisis, ante los especuladores que quieren imponer la devaluación, el Gobierno que aplica los planes del FMI y la oposición de derecha que huele sangre y pide sangre. Contra todos ellos, y por nuestra propia salida, seremos miles este 1 de Mayo en la Plaza de Mayo y otros puntos del país, también con oradores internacionales, porque nuestra lucha es parte y está unida con la de los trabajadores y los pueblos oprimidos del mundo. Sumate, no hay tiempo que perder.

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Fernando Scolnik

Nacido en Buenos Aires allá por agosto de 1981. Sociólogo - UBA. Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001.

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