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Red Internacional
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Historia. 18 de septiembre: no fue un cabildo abierto y se juró lealtad al Rey de España

¿Qué se celebra el 18 de septiembre? Los primeros gobiernos republicanos en Chile transformaron esta fecha en la celebración de la "Independencia de Chile". En realidad ese día en 1810 la elite criolla santiaguina, compuesta por las clases propietarias de la colonia, juró lealtad al Rey. Y más allá de que la independencia efectiva fue en 1818 después de una guerra revolucionaria la celebración hace honor al poder de esta nueva clase social criolla y su Estado. Una fecha en donde se llamaba a la unidad y al patriotismo.

Sábado 19 de septiembre de 2020

La historia de clase del 18 de septiembre

En 1810 cae cautivo el Rey de España, producto de la invasión napoleónica y ,por toda América Latina, se organizaron juntas de gobierno provisionales que se propusieron administrar, en autonomía, las colonias del imperio. Algo de por sí contradictorio. Los historiadores contemporáneos ya poseen una reconstrucción más objetiva y menos romántica de esta primera etapa de la independencia.

El gobernador español a cargo de la Capitanía General de Chile, García Carrasco, cae en desgracia al apresar a cuatro influyentes propietarios de la capital de Santiago. Inmediatamente se convocó a una junta de gobierno provisoria que nombró a Mateo de Toro y Zambrano como gobernador. Era el hombre más adinerado del reino, empresario y comerciante de telas, luego dueño de tres haciendas, decenas de chacras y casas. Acumuló también cargos públicos como alcalde, corregidor, superintendente y lugarteniente de capitán. En 1770 compró el título de noble a la corona española.

En una reunión de no más de 10 notables del mismo estilo que Toro y Zambrano pactaron celebrar una junta. A la ocasión llegaron no más de 300 personas, todos hombres, criollos (hijos de la elite española), hacendados, propietarios de sociedades de comercio y también poseedores de cargos estatales dados por la misma corona, se declararon como gobierno de Chile.

Además esta junta se declaró leal al Rey de España y se proponía gobernar los territorios de Chile autónomamente mientras se reestableciera el poder monárquico en España. La Iglesia Católica y la Real Audiencia (forma estatal del poder del Rey) se transformaron en controladores de los primeros pasos de Toro y Zambrano. Tanto lo presionaron que la primera proclama del nuevo gobernador fue un llamado al orden público y a respetar la autoridad.

José Gregorio Argomedo, un criollo de esta elite fue uno de los pocos en poder hablar aquel día del cabildo: “de quedar seguros, defendidos y eternamente fieles vasallos del más adorable monarca, Fernando”.

Ni siquiera pudo estar toda la elite criolla. Los tres cargos de la junta fueron repartidos previamente en privado. Y el bando "patriota", también compuesto por hacendados como O’higgins, Carrera y Rodríguez, recién comenzó a expresar sus ideas en el Congreso de 1811 y luego con el golpe militar de Carrera. El 18 de septiembre entonces representa no la independencia sino un acomodo de la elite criolla para mantener su poder en pacto con la corona. Si bien tuvieron sus facciones (moderados, monarquistas, patriotas, nombres dados por los primeros historiadores oficiales del Estado) lo que los unía era una reforma que garantizara libertad de comercio, reformas económicas y educativas, además de mayor autonomía local, esto para algunas no podía ser en ruptura con el Rey, en esa coyuntura específica de 1810.

Y el "cabildo" también era una institución legal en donde se reunía a la aristocracia de la ciudad española cuando el alcalde necesitaba informar algún asunto de importancia.

No es la libertad de todos los chilenos

Si bien la independencia de Chile podría considerarse que fue realmente el 12 de febrero de 1818, cuando se proclama que Chile tendrá gobierno propio y en ruptura con el poder imperial español, en medio de una guerra revolucionaria contra la monarquía, tampoco podemos afirmar que desde 1818 todo el pueblo chileno es libre e independiente.

La sociedad chilena del siglo XIX comenzó a ser controlada por la aristocracia de Santiago mayormente criolla, comerciante y acaudalada. Y que se había gestado en lo siglos anteriores. Es cuestionable si realmente dirigieron el país hacia la libertad de todos sus miembros. La República de Chile basó su poder en el autoritarismo de Santiago, en el privilegio de las relaciones económicas capitalistas, en la invasión del territorio mapuche, en la extensión de la hacienda basada en el sistema de trabajo peonal.

Tal como analizaba el dirigente obrero Luis Emilio Recabarren en 1905, casi 100 años después de los eventos de la independencia, la realidad de los pobres y la clase proletaria era la miseria y la represión.

"Un grupo de ambiciosos de poder y de dinero y que hoy son llamados ´padres de la patria`, armaron a los esclavos de la colonia para hacer la revolución y una vez vencedores ellos se apoderaron de la dirección de los pueblos y del dinero"

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Según este análisis las fiestas patrias no eran otra cosa que una celebración de la clase dominante. Y que con ello lograba un romance histórico para justificar su poder. Y que el pobre tolerara su explotación y opresión. Un baño cultural anual dedicado a la honra de los capitalistas chilenos, transformados de hacendados asociados de las empresas mineras inglesas que comenzaban a penetrar en la economía, dejando una estela de explotación laboral nunca antes vista en las minas de salitre y carbón.

El 18: ¿una fiesta popular?

Quien instauró la celebración del 18 de septiembre fue el dictador Bernardo O’higgins auto proclamado presidente y Comandante en Jefe del Ejército. Él eliminó las fiestas del 12 de febrero y del 5 de abril. Se dice que para reducir el gasto público. El bajo pueblo, compuesto por peones, campesinos, indígenas, esclavos, artesanos y proletarios, consideraba como suyo el triunfo contra el ejército español que simbolizaban las otras dos fechas.

Desde los primeros gobiernos republicanos se regimentó la celebración prohibiendo las fondas y ramadas populares en los márgenes de las tres ciudades del país: Santiago, Copiapó y Concepción, en fechas que no estuvieran autorizadas. Desde ese momento y, de arriba hacia abajo, año a año, se fue canalizando la fiesta hacia el feriado estatal, declarado por la autoridad para los trabajadores. Y con el tiempo consiguieron que en esos cuatro, tres o dos feriados (dependiendo del año) hubiera una sensación de libertad y felicidad, de apariencia de abundancia y celebración, en sectores importantes de masas. No podemos culparlos. Durante todo el año hay privaciones y sacrificios.

Hoy el 18 sigue representando los valores patrióticos de las clases acaudaladas y su Estado. Se enseña el valor de la independencia y la igualdad. Pero, terminando las fiestas, todo vuelve a ser como era antes: una sociedad profundamente desigual en donde un 1% de la población acumula casi toda la riqueza del país y las fuerzas de orden estatal siguen defendiendo sus intereses.

Bibliografía:

  •  Cid, Gabriel, Pensar la revolución. Historia intelectual de la independencia chilena, Ediciones Universidad Diego Portales, 2019.
  •  García Huidobro, Cristóbal, La Picantería: Una tertulia del siglo XIX, Historias del siglo diecinueve chileno, Santiago, Vergara Ediciones, 2006.
  •  Guerrero Lira, Cristian, "Los Cabildos Abiertos y la Asamblea del 18 de Septiembre de 1810", en Cuadernos de Historia, nº 29, Departamento de Ciencias Históricas, Universidad de Chile, Santiago, 2009.
  •  Salazar, Gabriel, Labradores, peones y proletarios, LOM, 2005.
  • Gabriel Muñoz

    Licenciado en Historia

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