El salario de un diputado alcanza los 73 mil 739 pesos al mes, y la Cámara de Diputados obtuvo un presupuesto de 7 mil millones este 2017. Aun así, los y las diputadas definieron donar cada uno la insignificante cantidad de 2 mil 457 pesos (1 millón 228mil 983 pesos en total) para apoyar a los damnificados. Esto corresponde a un día de su “dieta”, un gran “sacrificio”.

Yara Villaseñor Socióloga y latinoamericanista - Integrante del MTS - @konvulsa
Miércoles 13 de septiembre de 2017
Mientras millones duermen en las calles y perdieron todo, diputados y gobernadores se toman la foto y hacen lo mínimo por ayudar a los damnificados.
El salario de un diputado alcanza los 73 mil 739 pesos al mes, y la Cámara de Diputados obtuvo un presupuesto de 7 mil millones este 2017. Aun así, los y las diputadas definieron donar cada uno la insignificante cantidad de 2 mil 457 pesos (1 millón 228mil 983 pesos en total) para apoyar a los damnificados. Esto corresponde a un día de su “dieta”, un gran “sacrificio”.
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Ante este insulto, diputados del PRD definieron donar la mitad de su salario, buscando renovar su cara pública, profundamente cuestionada. Uno incluso propuso donar todo el mes, propuesta que, por supuesto, no se sometió a votación. También exhortaron a Miguel Ángel Yunes a declarar situación de emergencia en Veracruz para poder utilizar los recursos del Fondo Nacional de Desastres.
Más ridícula aún es la propuesta de los diputados de Coahuila de donar 125 mil pesos para los damnificados. O la propuesta de los diputados de Oaxaca de condonar impuestos a los afectados en el corto período de agosto a diciembre y otorgar energía eléctrica gratuita por 90 días.
Cínicas propuestas en el marco de que a días del sismo todavía no hay restauración general de la red de electricidad, no hay acceso a agua potable ni otros suministros básicos, siendo que Oaxaca concentra una cantidad enorme de municipios en extrema pobreza desde donde se alza alto el repudio a la insuficiente respuesta del Gobierno de Murat.
Las consecuencias del sismo aun son brutales. Un centenar de muertos, según cifras oficiales, más de 80 mil viviendas destruidas y 2.5 millones de personas afectadas. Este problema, que se profundiza con la temporada de huracanes, no se resolverá con donaciones parciales, esporádicas e insuficientes.
En realidad el problema es la sistemática marginación y privación de recursos que afecta día con día a estas zonas, habitadas por pobladores pobres y trabajadores que nada tienen en común con quienes se dicen sus representantes, los altos funcionarios que ganan millones y se enriquecen a costa del erario público.
Una vez más, los de abajo vemos al servicio de quién está el Gobierno de Peña Nieto y los partidos del Congreso, que hacen todo lo posible por garantizar los intereses millonarios de los empresarios a costa de las condiciones de miseria y marginación de la población pobre y trabajadora del campo y la ciudad. Para conquistar infraestructura y vivienda digna y segura, y garantizar el acceso a todos los derechos, es necesario acabar con este régimen político y su gobierno al servicio de los capitalistas.