Sociedad. 20 años del asesinato de Ian Duran

A 20 años del asesinato, La Izquierda Diario entrevistó a su hermano, Patricio Durán.
La continuidad de la corrupción y de asesinatos que quedan impunes aparece en el relato de Patricio, que conecta pasado y presente bajo el signo del PJ cordobés.

LID: Se cumplen 20 años del asesinato de tu hermano, Ian Durán. ¿Qué fue lo que pasó entonces? ¿Quién y por qué lo mataron?

Patricio Durán: Tanto en aquel entonces como ahora, nuestra hipótesis fue la misma: "Mi hermano fue asesinado para encubrir otro crimen vinculado al narcotrafico de Carlos Paz, pero sobre todo el de Punilla y la famosa ruta 38 como principal arteria del narcotráfico Cordobés.

El 6 de Marzo de 2002 un joven de Carlos Paz, Pablo Jossen fue asesinado en el Hotel Enrimar, en un aparente asesinato por encargo en el que habían participado varios hombres y cuyo fin era un ajuste de cuentas. Sobre esa madrugada se dijo mucho, entre otras cosas, que la policía había liberado la zona para que los sicarios se manejaran con tranquilidad por las calles de la ciudad. En aquel entonces el único fiscal, Carlos Matheu, encargado del caso recibió amenazas de muerte de manera reiterada en su despacho de Tribunales y en su casa.

Mi hermano un adolescente de 15 años fue testigo de ese caso, pero nunca llegó a testificar ya que fue asesinado de un disparo en la cien el 4 de Junio de ese mismo año. El mismo día que el fiscal libró la orden de interrogatorio para mi hermano, según entendemos, desde la misma fiscalia se filtró la información del testigo clave y en menos de 24hs Ian fue silenciado de la manera más cruel.

En principio se pretendió caratular como suicidio, incluso tengo recuerdos de que policías de civil que aparentemente investigaban el caso le presentaban hipótesis a mi familia de que mi hermano se habría quitado la vida por un aparente embarazo de una mujer con la que estaba en pareja y distintas hipótesis que a mi entender solo buscaban entorpecer la causa.

Tiempo después el fiscal Matheu denunció nuevas amenazas y calificó el asesinato de Durán como "criminis causa", es decir como un hecho que tuvo como móvil el ocultamiento de otro delito, el crimen de Jossen, según el fiscal quien luego pidió licencia psiquiátrica para nunca más volver a Carlos Paz.

Si bien esta hipótesis de críminis causa nunca se pudo probar por falta de pruebas entre otras cosas además del sorprendente cambio de discurso de la familia Jossen. Nosotros bien sabemos que Alejandro García, quien fue condenado como autor intelectual, fue el autor material del hecho y a quien se inculpó en aquel entonces fue coaccionado para declararse culpable ya que era menor de edad.

LID ¿ Quienes eran las autoridades en aquel momento y cómo actuaron frente al caso?

P.D.: En aquel momento el Gobernador era José M. de la Sota, mi madre se presentó en su casa, ya que este era vecino de la cuidad. Ella sin miedo y con el dolor de haber perdido su hijo tocó el timbre y le dijo en la cara su verdad, la corrupción judicial, política, policial y su vínculos con el narcotráfico.

De la Sota, se presentó ante la Fiscalía de Carlos Paz, que para ese entonces era ocupada por Ana Lucero de Ofredi, (en reemplazo de Matheu) solicitando se investigue existencia de un "accionar mafioso" en Carlos Paz, "en especial el tráfico de drogas". También indicó en la presentación que solicitaría al Jefe de la Policía que se investigue la posible conexión policial en los delitos denunciados. Interviniendo policía interna en el asunto. Tomando revuelo mediático nacional. Pero siempre me pregunté: ¿cuál fue el sentido de esto?

La cúpula policía fue "removida", los intervinientes de poder judicial premiados y ascendidos, el poder político gobierna hace más de 20 años.

LID: ¿Cómo fue el proceso judicial? Ustedes tuvieron que afrontar varios juicios vinculados al caso, ¿cómo fue eso y por qué se dio de esa manera?

P.D.: Fue difícil, recibimos amenazas de todo tipo, insultos, mi mamá fue golpeada y amenazada. Nos pusieron custodia policial, mi sensación con esta custodia es la de sentirme perseguido, de que hacían inteligencia sobre nosotros y no de la verdadera amenaza, nos pincharon el teléfono, me sentía más en peligro por ellos que por las mismas amenazas. La sociedad en su mayoría nos marginó, culpó y juzgó; nos trataron de paranoicos, de perjudicar el turismo y la armonía de la cuidad. Si bien amigos, familiares, agrupaciones sociales, algunos periodistas y políticos como la compañera Liliana Olivero nos acompañaron y no dieron la fortaleza que necesitábamos para afrontar la lucha, el resto de la sociedad miró al costado.

Los juicios los transité de una manera distinta a mi madre, no pude ir, no tuve la fortaleza para ver la cara del asesino de mi hermano y su abogado, literal reírse a carcajadas de nosotros y ver con indignación como todo el aparato judicial intentaba entorpecer el caso, desvincular las causas ya que no pudieron probar el suicidio y dejar el caso de mi hermano como un simple homicidio.

LID: ¿Para la familia hubo justicia o sienten que se garantizó la impunidad?

P.D.: La justicia nos dejó con gusto a poco, si bien los implicados directos fueron condenados, la veracidad de los hechos no fueron ratificados por el veredicto. Toda la podredumbre del narcotráfico y sus vínculos con la fuerzas de seguridad, la policía como brazo armado y represor de la voluntad del poder corrupto, como así también la justicia dependiente del poder político quedó impune.

LID: En aquel momento, la familia planteaba la consigna de "cambio todo para que nada cambie", a qué se referían? A 20 años, ¿qué cambió en Córdoba y Carlos Paz?

P.D.: En la novela El Gatopardo, escrita por Giuseppe Tomasi di Lampedusa entre finales de 1954 y 1957, el personaje de Tancredi declara a su tío Fabrizio la conocida frase: “Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie”. En el contexto de la novela, esta frase simbolizaba la capacidad de los sicilianos para adaptarse a lo largo de la historia a los distintos gobernantes de la isla, pero su influjo fue tal que, desde entonces, en ciencia política se llama “gatopardista” al político que inicia una transformación política aparentemente revolucionaria pero que en la práctica sólo altera la parte superficial de las estructuras de poder, conservando intencionadamente el elemento esencial de estas estructuras.

Ese fue el espiritú de la campaña que impulsaron mis padres. Denuncia de un gobernador de la vieja política recién llegado al poder, remoción de la cúpula policial, donde algunos terminaron en los más altos mandos de la Policía de Córdoba, cambios de fiscales, cambios de intendentes, pero se mantienen la estructura corrupta a favor de los mismos poderosos de siempre.

Me acuerdo de salir a la noche a pegar panfletos con mi familia para llenar la cuidad con esta consigna y a las pocas horas ser tapados por un candidato a intendente. Eso me generó mucha indignación e impotencia.

LID: Carlos Paz y todo el Valle de Punilla sigue siendo una zona desde la que muchas familias reclaman por el asesinato impune de sus hijxs,hijxs, hermanxs. Allí ocurrió el femicidio de Andrea Castana, el asesinato del fotógrafo Hernán Sanchez; el asesinato de Cecilia Basaldúa en Capilla del Monte, cuyo juicio se está desarrollando por estos días. Qué le dirías a la población y a esas familias y amigxs que siguen exigiendo Justicia?

P.D.: Los crímenes no empezaron ni terminaron con mi hermano. A consecuencia del asesinato Pablo Jossen en el 2002, fue asesinado mi hermano Ian Duran, donde posteriormente en la Cueva del Oso del Parque Sarmento asesinaron a Fransisco Pisoni investigador de la causa Jossen en "aparente disputa sentimental". El 16 de Octubre de ese mismo año asesinan de un disparo en la cabeza a Sergio Ávalos. Muchos años después en hechos de tinte mafioso, todavía sin esclarecer, fue asesinado el fotógrafo Hernan Sánchez.

Previo a eso, en el año 2000, con vínculos del narcotrafico y la trata de personas, fue encontrada sin vida en la costanera de Carlos Paz una mujer de presunta nacionalidad Brasileña, quien fue asesinada después de haber sido violada. Femicidio que muy pocos recuerdan.

Lamentablemente la sociedad patriarcal y machitasta ultra conservadora de la Villa no es la excepción en cuanto a femicidios.

Si hacemos un repaso más extendido en el tiempo, la lista del horror se extiende. Solo por mencionar algunos casos:
Carina Drigani (44), el 5 de mayo de 2016 apareció asesinada en el arroyo la Aguada de Icho Cruz; Ingrid Vidosa (25), asesinada el 24 de agosto de 2015 en el Cerro de la Cruz de Villa Carlos Paz; Nadia Soledad Oviedo (33), víctima de femicidio ocurrido el 16 de noviembre 2014 en Icho Cruz; Daiana García (16) hija del asesino de mi hermano, fallecida el 8 de diciembre de 2013 en Villa Carlos Paz tras recibir un disparo al interponerse en una discusión entre su amiga y su primo, echo que conmovió a toda nuestra familia, que su padre fuera el asesino de Ian, no nos genero indiferencia, si no que nos entristeció como al resto de la sociedad.

En el último tiempo existieron dos femicidios el de Yolanda Romero y Susana del Valle Sosa, esta última fue asesinada por su yerno.

Sin dejar de mencionar de el emblemático caso de femicidio de Carlos Paz, Andrea Castana, hecho impune del que no hay ninguna certeza hasta el día de hoy

Tampoco nos olvidemos de Franco Amaya un pibe víctima del gatillo fácil.

Para con la familias de las víctimas mi incondicional acompañamiento, lamentablemente a 20 años del asesinato de mi hermano todavía no puedo acompañar ninguna marcha de pedido de justicia ya que me sensibiliza mucho y me afecta al punto en que me quiebra. La última vez que intenté participar de una marcha fue la de Andrea Castana, me afecto mucho, llore mucho, es imposible no relacionarlos, sentirme frustrado e impotente. Además que aveces nuestra presencia puede interpretarse como una búsqueda de protagonismo y en ese caso prefiero darles el espacio y no dar lugar a esa especulación.