La Fiscalía ha solicitado en total 200 años de cárcel para 18 dirigentes catalanes que, según la historia armada por Llarena y la Guardia Civil, habrían dirigido una rebelión sucedida un año atrás. No por previsible es menos indignante.
Guillermo Ferrari Barcelona | @LLegui1968
Viernes 2 de noviembre de 2018
Foto: EFE
La Fiscalía ha procedido a solicitar los cargos por los cuales serán juzgados los principales dirigentes catalanes y las penas con las cuales deberían ser castigados según esta institución dependiente del Gobierno español. Las Fiscalía ha obrado de manera previsible, con los mismos criterios con los que actuó desde el inicio. Precisamente por ello ha generado una indignación generalizada entre amplios sectores del pueblo catalán.
Hubo cambio de gobierno, de la derecha de Rajoy pasamos a la “izquierda” de Sánchez. Sin embargo, la Fiscalía ha actuado pidiendo exactamente los mismos delitos, aunque no con las penas más graves que se podían solicitar. No obstante, es difícil de demostrar que haya habido una rebelión. No se entiende a qué violencia se refiere. Inutilizar 3 coches de la Guardia Civil y gritar la consigna “No pasarán” son los signos de esa violencia con la cual se podría haber “derrotado” al Estado al español.
La Fiscalía ha obrado de acuerdo con el Bloque del 155. Por eso el cambio de gobierno no significó cambio alguno en su actuación. El trío Rajoy-Sánchez-Rivera sigue actuando, aunque cambien los roles e incluso el personal político. El 155 sigue actuando a través de la represión judicial de Llarena-Marchena-Lesmes. A través de la Fiscalía y la Abogacía del Estado. En síntesis, el Régimen del 78 actúa para defenderse de la osadía democrática de que el pueblo catalán pretenda decidir su propio destino.
Como si estuvieran copiando el texto de George Orwell, tenemos un “Ministerio de la verdad” que se encarga de colar la mentira. El Supremo, como líder del poder judicial y el búnker, les condenará por liderar una rebelión que aún no hemos visto. También serán condenados por una malversación de fondos que el Ministro de Hacienda de aquel entonces negara en sede parlamentaria. Y por supuesto no hay que olvidar la sedición llevada a cabo con urnas y papeletas en los centros electorales. “La realidad la dicto yo” Búnker dixit.
La Abogacía del Estado, sin embargo, se pronunció en contra del delito de rebelión. De todas formas, acuerda con el delito de sedición y el de malversación. Y, por tanto, reduce la condena a casi la mitad en aquellas condenas más escandalosas. Quizás sea éste el gesto que Sánchez quiso realizar hacia el PDeCAT y ERC buscando el apoyo de los presupuestos. Aunque difícilmente sea suficiente.
La estrategia de la impotencia
La indignación y la protesta que han emitido el President Torra y el President del Parlament Torrent son parte de la estrategia de la impotencia a la cual nos están llevando desde el 27O del año pasado. Desde aquel día en que se proclamó la República simbólica catalana, tanto JxCAT como ERC han estado marcando el paso en el mismo lugar, e incluso retrocediendo cuando decían ante los tribunales que aquella declaración fue tan solo política, tan solo simbólica.
Hoy, en el Parlament catalán hemos podido escuchar ambas declaraciones institucionales. En las dos lo que ha faltado es saber de qué forma se hará frente a la represión judicial. Hemos escuchado las quejas por falta de democracia, por la falta flagrante a la verdad y por el ánimo de venganza que todos los poderes del estado tienen contra el pueblo catalán. Pero faltan propuestas sobre qué hacer. Los líderes soberanistas se mueven más cómodamente entre el victimismo que organizando a los millones que quieren la autodeterminación.
Las declaraciones de Puigdemont desde Bruselas critica la estrategia del Estado como una venganza y un abuso. En el mismo sentido, aunque con una política diferente, van las críticas de la alcaldesa Ada Colau. El vicepresidente de Òmnium Cultural, Marcel Mauri, ha pedido hoy una "respuesta unitaria, transversal y mayoritaria". Sin embargo, ningún líder político ha hecho convocatoria alguna. Cuestión que sorprenden puesto que la Fiscalía ha hecho casi exactamente lo mismo que siempre.
El camino de todos los líderes independentistas es el de negociar con Pedro Sánchez un referéndum de autodeterminación. Negociación imposible puesto que Sánchez y toda la cúpula que le acompaña ha negado una y mil veces esa negociación. Es que acaso, ¿creían que Sánchez negociaría libertad a los presos por la aprobación de los presupuestos? Pedro Sánchez y su embajador morado lo han negado en los últimos días. Este es el camino de la impotencia.
Retomar la senda de la huelga del 3-O
La represión judicial-policial no se detiene. Este juicio seguirá y ya sabemos cuál será la sentencia. Hay dirigentes en el exilio, militantes confinados a su ciudad, otros presos, muchos más en diferentes causas. Como el delito de odio que le quieren imponer al alcalde de la nariz de payaso. Esta represión tomará diferentes formas, pero con un objetivo único: acabar con el deseo de libertad de una parte muy grande del pueblo catalán.
Enfrentar esta represión implica salir a las calles masivamente, con movilizaciones multitudinarias. Significa ir a los lugares de trabajo y de estudios para crear comités y organizaciones de masas. Significa desobedecer y luchar contra las instituciones del Régimen del 78 que imponen por la fuerza su democracia para ricos, para el Ibex 35 y los empresarios que viven del Boletín Oficial.
El camino de los trabajadores y el pueblo catalanes no puede ser el de la impotencia, debe ser el de la lucha y la organización. Para ello es clave retomar la huelga general del 3O que es el punto más álgido de la lucha por el referéndum. Cierto es que la situación actual no tiene el mismo grado de movilización que hace un año, pero eso no quiere decir que no se puede hacer nada.
La Izquierda sindical que convocó ese paro y la izquierda política que protagonizó los cortes del 8N tienen una enorme fuerza política que debe servir para reagrupar aquellos que luchan por la autodeterminación catalana. Para ello es clave que rompan con la estrategia de la impotencia de Puigdemont y Junqueras y convoquen inmediatamente un gran encuentro que sirva para entusiasmar y organizar a decenas de miles que luchen por la libertad de los presos políticos, por la vuelta de los dirigentes exilados y por derrotar la represión del Régimen del 78 para abrir verdadero proceso constituyente en el cual podamos decidir todo y confluir con el resto de los trabajadores y los pueblos de la península.