×
×
Red Internacional
lid bot

Voces. 24 de Marzo: “Decidí luchar contra la clase social que organizó el golpe”

Se acerca un nuevo aniversario del golpe cívico-militar-eclesiastico. Hace 47 años en Argentina comenzaba la dictadura más sangrienta de su historia. La lucha contra la impunidad se transmitió de generación en generación. Acá algunas voces de hijos, hermanos y nietos que cuentan qué los llevó a militar contra la clase que desapareció a 30.000 luchadores.

Rosa D'Alesio

Rosa D’Alesio @rosaquiara

Jueves 23 de marzo de 2023 17:42

Del último golpe de Estado se suele hablar sobre el horror que llevaron adelante los militares. Poco se dice que los grandes empresarios promovieron el golpe genocida. Incluso que algunos de ellos cedieron predios de sus fábricas para que las Fuerzas Armadas instalarán centros clandestinos de detención.

Desde 1976 a 1983 los gobiernos de facto llevaron adelante un genocidio de clase. Tenían un objetivo claro: derrotar el último ensayo revolucionario que puso en jaque a la gran burguesía de los Pagani, los Macri, los Martínez de Hoz, los Rocca y los Blaquier.

Mataron y desaparecieron a lo más avanzado de la vanguardia obrera estudiantil, aquella que fue protagonista del Cordobazo, el Villazo, de las tomas de fábricas con rehenes, de las coordinadoras interfabriles. Aun con esa derrota contrarrevolucionaria, la clase obrera resistió a la dictadura desde 1977 hasta llegar a la gran movilización de marzo de 1982 donde reclamó la caída de la dictadura.

La violación a los derechos humanos fue denunciado en la ronda de las madres. Ellas también se atrevieron a enfrentar a los milicos en plena dictadura. La capitulación militar en la Guerra de Malvinas volvió a expresar en las calles el odio a la dictadura. La movilización popular reiteró su reclamó por el fin de la dictadura.

Transcurrieron casi cinco décadas desde aquel 24 de marzo donde la lucha por justicia por los 30.000 desaparecidos ha trascendido a todas las generaciones. Una fracción de ellas decidió militar contra la impunidad y contra la clase que organizó y se benefició con el golpe.

Aquí algunas voces de familiares de víctimas de la dictadura que cuentan por qué la lucha contra el genocidio los llevo a la lucha anticapitalista.

-Andrea Robles es hija de César Robles, dirigente del PST. Fue asesinado por la Triple A en noviembre de 1974 bajo el gobierno de Isabel Perón.

Comencé a militar en el trotskismo febrero de 1982, a los 16 años. Desde la derrota de Malvinas, comenzó un ascenso en las calles para terminar con la dictadura genocida, que fue canalizado por la Multipartidaria (entre radicales, peronistas y el Partido Intransigente en acuerdo con la CGT) para instaurar una democracia burguesa controlada.

Ese año impulsé la formación del centro de estudiantes en mi colegio y fui parte de la delegación que se entrevistó con las autoridades del Ministerio de Educación como parte de la lucha por el boleto estudiantil y otros reclamos que habíamos comenzado.

Fui parte de la fundación del PTS, en 1988, luego de la ruptura del MAS, que cegado por su crecimiento y conquistas en los sindicatos dejó de lado la estrategia de luchar por un partido revolucionario para la conquista del poder bajo una perspectiva internacionalista para cambiar el sistema. Siempre pensé que la única vía para vengar la muerte de mi padre y la de tantos asesinados y desaparecidos, las injusticias que sufren los más vulnerables, como son los niños y los ancianos, la precariedad que sufren los jóvenes, es cambiando el sistema y por eso soy militante trotskista desde hace 41 años.

Hoy milito en la Editorial del Partido desde 1999 a poco de fundarse el CEIP “León Trotsky” y posteriormente en Ediciones IPS.

-Fabián Troitero es hijo de Alfredo Troitero y Martha Tilger. Ambos militaban en la izquierda peronista en la organización Montoneros.

Mis padres fueron secuestrados en la madrugada del 12 de octubre de 1978. En el domicilio familiar estabamos sus cuatro hijos. Ahí fuimos torturados. El mayor de nosotros, de 15 años, perdió parte de sus dientes durante las horas de tortura. En mi caso, fui sometido a todo tipo de golpes, corriente eléctrica directa y finalmente encerrado en un baño del que me escapo, por lo que recibí una lluvia de balas. Mis padres continúan desaparecidos, los hijos que quedamos vivos hoy damos testimonio de su lucha y manteniendo las banderas de memoria, verdad y justicia.

En el año 1980, después de leer algo de Marx y de León Trotsky, comencé un necesario balance de lo acontecido en los 70, por lo que me ligue al PST primero y luego al MAS. Para luego ser parte de la fundación del PTS.

El inicio de mi militancia en el movimiento trotskista, fue en el contexto de la resistencia a la dictadura y la Guerra de Malvinas. Primero en la escuela secundaria y luego en el gremio bancario. Tuvimos una activa participación en la marcha del 30 de marzo de 1982, que daba un horizonte posible a la caída de la dictadura, cuestión que se precipitó por la derrota de la Guerra de Malvinas.

-Alejandrina Barry, sus padres, Susana Mata y Juan Alejandro, fueron asesinados en diciembre de 1977 durante un operativo conjunto en Uruguay entre fuerzas armadas locales y argentinas.

Empecé a militar en el año 1997 en el PTS, en pleno menemismo y en un momento de mucha represión, de impunidad absoluta a los genocidas. Y de condiciones, económicas, sociales tremendas.

Fui parte de la fundación de HIJOS, en ese momento era fundamental pelear contra la impunidad a los genocidas y contra la represión a los jóvenes.

Empecé a militar, por un lado por mi propia historia personal, por la necesidad de conocer por qué se había hecho ese genocidio de clase que sufrieron nuestros familiares desaparecidos, nosotros mismos, estando apropiados. Por otro lado, también tenía que ver con la necesidad de pelear contra una clase social que había impuesto ese genocidio para beneficiarse económicamente, imponer un plan económico, como diría Rodolfo Walsh, de miseria planificada. Entonces, parte de mi militancia tuvo que ver con conocer la historia de lucha de esa generación, sacar conclusiones, pensar por qué los habían derrotado para para pensar cómo realmente poder cambiar de raíz este sistema de opresión y explotación. Me hice de izquierda sacando estás conclusiones, y porque también me pegaba mucho esa realidad.

Militar en el PTS me permitió comprender la importancia de construir un partido revolucionario basado en una estrategia de organización de los trabajadores junto con los sectores populares; para realmente poder cambiar de raíz este sistema capitalista. Hoy, como legisladora porteña por el PTS-FITU, pongo mi banca a disposición de los trabajadores -ocupados y desocupados-, las mujeres, y la juventud.

-Gloria Pagés tiene dos hermanos desaparecidos en 1977. Guillermo "Mariano" Pagés Larraya, secuestrado a los 22 años, militaba en el área de prensa de Montoneros, trabajó en Entel y fue docente de Arquitectura. Rosita Pagés Larraya, secuestrada ea los 25 años, militaba en Montoneros, estudiaba Letras y trabajaba en Eudeba.

Empecé a militar a mediados del 97, en los últimos años del menemismo. Había un amplio movimiento de Derechos Humanos, un montón de jóvenes empezamos a participar activamente de los escraches a los genocidas. Íbamos a sus casas a señalar que estaban impunes por las leyes de Obediencia Debida, Punto Final y los indultos de Menem. Eran multitudinarios, y siempre venían acompañados de represión policial. Paralelamente se daban levantamientos y enormes puebladas en el interior del país, como respuesta a las privatizaciones de las empresas estatales, que dejaron un tendal de desocupados. Como el Cutralcazo, donde fue asesinada Teresa Rodríguez.

Yo estudiaba Letras en la UBA y empiezo a organizarme en los Comités contra la Represión y la Impunidad. En ese marco se forma el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH), donde había un montón de abogados y profesionales y compañeros y compañeras que éramos familiares de desaparecidos, que además de tomar las banderas contra los genocidas incorporamos la defensa de la lucha de los trabajadores y desocupados y enfrentar la represión.

Al poco tiempo comienzo a militar en el PTS. Las conclusiones sobre las luchas de los 70 junto con otras lecturas, como Lenin y Trotsky, me abrió un enorme horizonte, como comprender que para que los trabajadores se hagan del poder, para superar lo que fue la experiencia de los 70 y triunfar, es necesario la construcción de un partido revolucionario. Hoy milito en el PTS y en La Izquierda Diario.

-Carla Lacorte es hija de Miguel Ángel Lacorte, quien trabajaba en Indumet, en el cordón industrial de Vicuña Mackenna. Lo fusilaron en el Estadio Nacional de Chile en septiembre de 1973.

Comencé a militar en mí adolescencia, tenía 13 años. Primero en la sociedad de fomento, a dos cuadras de casa, luego en el centro de estudiantes como delegada de mi curso en el Nacional de Quilmes. En plena primavera democrática. En ese contexto me enteré que era hija de una víctima del pinochetismo. No había sido un accidente en el que había muerto como me habían contado. Fue fusilado porque había participado en los cordones industriales. Fue opositor al golpe de Pinochet hasta las últimas consecuencias.

Desde el 95 participaba de la lucha contra la ley de educación superior, un proceso que se dio en todas las facultades. Participaba en muchas luchas contra el gatillo fácil, junto al PTS, pero lo que me faltaba era militar.

Recuerdo que Latinoamérica estaba prendida fuego, luchando contra las políticas neoliberales, el que más recuerdo es el proceso que se dio en Ecuador. Ahí definitivamente entré a militar en el PTS, a finales de los 90. Luego con el CeProDH, contra la impunidad a los genocidas y los casos de gatillo fácil.

-Juan Constriciani, obrero de Astilleros Río Santiago e hijo de un militante del PRT-ERP desaparecido.

Empecé a militar en el PTS en el 97. Previo a eso, en el 95, había empezado a militar en la organización HIJOS, a partir de los actos conmemorativos a los desaparecidos que se realizaban en las facultades.

En el 97, los paros generales y las protestas contra el menemismo y los ataque neoliberales, me impulsó a militar en el PTS. Se dio, también, en que comienzo a conocer lo que había sido la militancia revolucionaria en los 70 y la militancia revolucionaria de mi viejo, que estaba en el PRT-ERP.

Yo fui haciendo mi experiencia, sacando mis conclusiones de qué significaba la militancia revolucionaria en la actualidad. A pesar de los prejuicios que tenía en ese momento con el trotskismo -por lo que había sido el MAS-, cuando conocí al PTS, que tenía una práctica y una coherencia sobre cuál es el fin de la revolución para un cambio de sistema de raíz, me decidí a militar en el partido.

Vivo en una ciudad que por entonces tenía mucho peso el populismo, y los troskos eran vistos como dogmáticos. Sin embargo, en la lucha que se dio en ese momento en el movimiento democrático, el partido tuvo un rol destacado. Primero impulsó los comités de apoyo a HIJOS, después construyó el CeProDH. Me pareció un intento muy piola del partido de confluir con un movimiento que reivindicaba a los desaparecidos. El partido denunciaba con todo el régimen de impunidad del PJ y la UCR. Así que principalmente esta fue la razón de mi inicio en la militancia del PTS.

-Maine García es hija de Matilde Itzgisohn, trabajadora del Astillero Río Santiago y estudiante de Física en la Facultad de Ciencias Exactas de La Plata. Su papá, Gustavo Delfor García Cappannini, era trabajador del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires en La Plata y también estudiante de Física. Ambos militaban en Montoneros al momento de su secuestro.

Siempre digo que mi primera lección política me la enseñó mi Nona, mi abuela Elsa María. Ella no era militante política pero sí comprendió profundamente la pelela de mi mamá y mi papá pese al inmenso dolor de perder a su hijo y a su nuera. Recuerdo que era adolescente cuando nos decía: ‘Perón los cagó a los chicos’. Y a mí siempre me quedó esa frase, después, cuando empecé a conocer la historia política, todo lo que fue el peronismo, la política de Perón entendí la frase de mi Nona.

Si bien no comparto la estrategia política que mis padres llevaron adelante, comprendo cuáles fueron sus objetivos. Mamá, por ejemplo, peleaba para que en el Astillero mejoraran las condiciones de trabajo, desde una perspectiva de género, peleaba ante todas las injusticias, peleaba por un jardín maternal que hace varios años lleva su nombre por decisión de 3.000 trabajadoras y trabajadores votado en una asamblea.

A los 14 años empecé a militar en el centro de estudiantes del colegio Nacional y también en la Coordinadora de Estudiantes Secundarios en La Plata. Ahí conocí a una compañera que me transmitía las ideas del trotskismo y del PTS.

Una cosa que me identificó siempre mucho con el PTS fue la pelea tan consecuente contra la impunidad a los genocidas. En mi adolescencia, no identificaba a los partidos mayoritarios con esta pelea. Luego entendí que ellos no iban a pelear contra el genocidio.

Hoy militó en el PTS y en el CeProDH.

-Leo Deza, docente de Barracas, CABA. Su abuelo fue víctima de la Triple A.

Cuando empecé a militar, a principios de 2012, Cristina había arrasado con el 54 % de los votos en 2011 y obtenía un peso legislativo inmenso. Yo había votado al Frente de Izquierda en las PASO y a Cristina en las generales, creía que había cambios que se podían hacer "desde adentro". Con semejante espaldarazo popular, ví como fue usado para hacer ’sintonía fina’, como ella misma decía. Eso significó atacar a los docentes por cadena nacional, por hacer paro y exigir cosas de ’vagos’; aprobar la ley antiterrorista que pedía Estados Unidos, y descargar la crisis que venía sobre los mismos de siempre.

Desde chico me consideraba comunista, en mi casa se hablaba de mi abuelo, víctima de la Triple A creada por Perón. Desde que tengo conciencia supe que el capitalismo como sistema había que tirarlo a la basura, aunque no sabía muy bien cómo. Entendí que el Estado no es una caja negra que se maneja a gusto de quién gane las elecciones y que desde adentro nunca se consiguen modificaciones estructurales. Que el propio sistema tiene sus anticuerpos y equilibrios de poder (capitalista), después de todo ¿quién inventó las leyes y cómo?

Fueron años de intercambiar con quiénes hoy son mis compañeres del partido y ver con mis ojos que gobierne quien gobierne este Estado, siempre la crisis la pagamos los mismos. Esto me convenció de la necesidad de pelear desde abajo por el socialismo, construyendo nuestro partido, para que en las próximas crisis y estallidos inevitables que genera este sistema, tengamos la fuerza para transformar con esa energía, la sociedad de raíz.

-Magali Peralta es nieta de César Robles, dirigente del PST asesinado por la Triple A en 1974.

Empecé a militar en 2014, un año donde se desarrollaron las luchas de Lear y MadyGraff (ex Donnelley) que actualmente es una fábrica cooperativa bajo control obrero. Cristina era presidenta y criminalizaba la protesta. Yo iba a los cortes en la Panamericana que hacían los trabajadores, que habían sido despedidos de la noche a la mañana y quedaban, junto a sus familias, en las calles.

Su pelea era un ejemplo contra la resignación, y a nosotros como estudiantes nos parecía importante apoyarlos. Por eso junto a otros compañeros recorrimos las aulas juntando plata para el fondo de lucha para que puedan seguir peleando. Pocos meses después, en mí colegio (Pellegrini) y en decenas de otros colegios secundarios, se organizaba la bronca. Se formaban comisiones de género y centros de estudiantes. Peleabamos contra los códigos de vestimenta, la influencia de la iglesia que tenía símbolos religiosos en cada colegio (incluso públicos). Luego explotaron los Ni Una Menos, a los que en asambleas votamos participar de forma masiva. Acompañamos los pañuelazos durante los años siguientes hasta la votación de la ley de interrupción voluntaria del embarazo, a la que expresamos nuestro apoyo, también, tomando el colegio.

Durante esos años también se desarrollaron peleas en defensa de la educación pública, contra los ataques constantes del gobierno nacional y el gobierno de la ciudad con la ministra Acuña.
Hacía el final del 2014 me convencí de la idea de darle continuidad a todas esas peleas y sobre todo, la unidad de las luchas, de trabajadores, mujeres, estudiantes. Que la pelea contra el patriarcado también era la pelea contra el capitalismo y que una sociedad sin explotación es posible. Hoy milito en la juventud del PTS, En Clave Roja Económicas de la UBA.

-Lauti, nieto de desaparecidos.

Mi militancia en la izquierda empezó en 2019 antes de las PASO, estaba en una agrupación kirchnerista, pero con la campaña de los partidos me di cuenta que el peronismo es otra corriente que defiende a los empresarios. Siempre me reivindiqué comunista, es algo que heredé de mis abuelos desaparecidos. Entonces me llamó la atención el Frente de Izquierda, con ideas para realmente cambiar el sistema, romper con el FMI e invertir las prioridades. Conocí en persona a sus referentes algo que me pareció loquisimo y sobre todo ver que siempre están en las calles.

-Carlos Oroño, tenía solo 3 meses de vida cuando desaparecieron a sus padres, militantes del ERP.

Milito en el PTS y en el CeProDH, y en la agrupación Granate del Neumático.
Comencé mi militancia en la lucha por Memoria, Verdad y Justicia, por mis hijos y las nuevas generaciones. Pero también en la defensa de los oprimidxs y los explotados. Para terminar con este sistema capitalista. Creo que el socialismo nos puede dar una vida que merezca ser vivida. Cuando entro a trabajar a Fate, gobernaba el kirchnerismo, y en ese momento doy una gran pelea para que el sindicato le otorgue la obra social a mi hijo con discapacidad. Le hicimos juicio y lo ganamos. Esto me llevó rápidamente a tomar la política en mis manos por el hartazgo de este sistema, los políticos patronales y los burócratas.

-Marcelo Miguel Roldan es hijo de Néstor Miguel Roldan, quien militaba en la JTP. Lo desaparecieron el 26 de Mayo de 1977.

En 1988, bajo el gobierno de Alfonsín y la hiperinflación, se daban los últimos levantamientos carapintadas. En ese marco empecé a militar en el PTS, primero porque ya hacía tiempo que me había convencido que el peronismo no era el partido de la revolución y tampoco me representaba como obrero, me acerque primero por las libertades democráticas y un compañero que militaba en HIJOS, que era militante del PTS me paso el libro El Estado y la Revolución el cual me abrió la cabeza. Un día escuché a Raúl Godoy hablando de Zanon, de la diferencia entre lo legítimo y lo legal. Ahí me termine de convencer de militar.


Rosa D’Alesio

Militante del PTS, columnista de la sección Libertades Democráticas de La Izquierda Diario; se especializa en temas de narcotráfico y Fuerzas Armadas.

X