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Red Internacional
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Rebelión Popular. 3 meses de lucha: los cinco hitos principales del estallido en Chile

El 18 de octubre comenzó la rebelión popular más potente de las últimas décadas, una revuelta que saltó de cuestionar el alza del pasaje del metro a cuestionar 30 años de la herencia pinochetista en el “jaguar” de Latinoamérica. Hoy, este importante proceso busca ser desviado en favor del régimen, con un proceso constitucional que no podrá tocar los pilares del capitalismo chileno.

Sábado 18 de enero de 2020

1-. Los estudiantes secundarios fueron la chispa del 18 de octubre

Encendieron la llama, el viernes 18 de octubre, tras días de “evasiones masivas” en el metro de Santiago, el servicio debió suspenderse en su conjunto, mientras que en varios puntos de la ciudad se levantaban barricadas, cortes de calles, cacerolazos y concentraciones, ya no había vuelta atrás. No era sólo la rabia porque subía el pasaje y no los sueldos, sino que era una acumulación de frustraciones por “los 30 años” de herencia pinochetista, donde sólo los empresarios han sido los ganadores, mientras las y los trabajadores, estudiantes y pobladores, se han tragado las miserias del régimen neoliberal impuesto a punta de fusil.

2-. Estado de emergencia y toque de queda:

Durante la tarde del 18 de octubre, cientos de miles de estudiantes y trabajadores se sumaban a las manifestaciones espontáneas. Las calles estaban repletas de barricadas, las estaciones de metro eran sólo una expresión de la rabia acumulada, se hizo sentir la brutal represión. Quien en ese momento era ministro del Interior, el criminal Andrés Chadwick, invocó la Ley de Seguridad Interior del Estado como un intento de detener la rebelión, pero esto no evitó que a horas de la noche se sigan iluminando las esquinas con el fuego del “basta de abusos”.

La declaración del Estado de Emergencia que dejó a Santiago bajo el control de los militares, haciendo volver el imaginario de las medidas de la dictadura, fue como echarle bencina a la hoguera. En la mañana del 19 de octubre los cacerolazos se escuchaban con fuerza, “¡fuera los milicos!” gritaban en las esquinas, jóvenes y ancianos rodeaban a los odiados soldados exigiendoles que se vayan, en las poblaciones se levantaban barricadas para evitar el paso de los carros del ejército. El repudio fue generalizado y la rebelión se extendió a Antofagasta, Valparaíso, Concepción y otras ciudades que solidarizaron con los santiaguinos que enfrentaban a la milicia en las calles. La rebelión se volvió nacional, se hizo notar un gobierno en jaque y el quiebre del “consenso” neoliberal que nos “devolvió” una democracia para los ganadores de la dictadura: los ricos del país y las transnacionales.

La derecha, la ex Concertación y los medios de comunicación se confabularon para deslegitimar esta revuelta en ascenso, poniendo foco en el “vandalismo”, en los saqueos y en las barricadas, ocultando que los militares estaban derramando sangre y secuestrando. Piñera declaró la guerra, hablando de un “enemigo poderoso e implacable”, extendiendo el Estado de Emergencia a otras ciudades. Mientras esto sucedía, el Partido Comunista y el Frente Amplio ya hablaban de “un nuevo pacto social”, buscando subordinar la rebelión a las instituciones del régimen, profundamente cuestionadas por el pueblo trabajador.

3-. La marcha más grande la historia:

El desarrollo de esta fuerza se mostró en la “marcha más grande de la historia” del 25 de octubre, donde sólo en Santiago hubo más de 1,2 millones de personas, dejando claro que había fuerzas para hacer caer al gobierno e imponer una asamblea constituyente libre y soberana. Piñera, buscando mostrar un rostro más “dialogante”, levantó el Estado de Emergencia e impulsó una “agenda social”, un paquete de subsidios neoliberales que en nada afectan las ganancias que los grandes empresarios acumulan día a día a costa del trabajo precario, el saqueo a los recursos naturales y el saqueo a millones de jubilados que deben elegir entre comer o comprarse sus medicamentos.

4-. Instancias de auto-organización:

En medio de esto nació el Comité de Emergencia y Resguardo en Antofagasta, y el Cordón Centro en Santiago, mostrando claros ejemplos de auto organización de trabajadores, trabajadoras, estudiantes y activistas que buscaban coordinarse para ser partícipes activos de la revuelta. La rebelión siguió extendiéndose, con movilizaciones a lo largo del país, incluso en los lugares más remotos y alejados, el “Chile despertó” ya era un hecho concreto.

5-. Paro nacional del 12 de noviembre: la fuerza de la clase trabajadora.

La fuerza de la clase trabajadora, aunque limitada por los tibios llamados a huelga de Unidad Social, que no incluían la organización desde las bases ni el llamado a asambleas en todos los lugares de trabajo para organizar la paralización, logró imponerse en la huelga general del 12 de noviembre, la más importante desde el fin de la dictadura pinochetista. Aquella mañana el país completo amaneció paralizado, barricadas y cortes de calle, el comercio sin funcionar, el 90% de los puertos sin actividad. Estudiantes y capas medias se encontraban en las calles, columnas completas de trabajadores y trabajadoras repletaban las carreteras, la lucha de clases remeció con fuerza al gobierno criminal. Paralizaron los puertos, la educación, los servicios públicos y el transporte, producto de la acción en las poblaciones.


Javier Ilabaca

Estudiante de Periodismo, Universidad Central de Chile