El aborto es una realidad concreta, más allá de la decisión legítima que cada mujer pueda tomar o pensar que tomaría, en Chile se realizan entre 120 y 160 mil abortos al año, siendo el aborto la tercera causa de mortalidad materna en el país.
Miércoles 25 de julio de 2018
La “marea verde” de Argentina, protagonizada por miles de mujeres trabajadoras, estudiantes, jóvenes, dueñas de casa, trabajadores, organizaciones políticas y sociales, que salieron a las calles a exigir el derecho al aborto legal, libre, seguro y gratuito, se ha convertido en un ejemplo concreto para mujeres de otros países de América Latina y el mundo, y activó nuevamente al movimiento de mujeres, por ejemplo, en Chile, Brasil, México, entre otros lugares.
El desenlace que se genere el próximo 8 de agosto, día en que se votará la legalización del aborto en el Senado de Argentina, luego de su aprobación en Diputados, será clave para el desarrollo que pueda tomar el movimiento de mujeres más allá de las fronteras del país trasandino, y en el caso de Chile podría marcar un importante precedente para activar y motorizar la fuerza que contiene- y que fue demostrada tras el “mayo feminista”- el movimiento.
¿Se puede conquistar el derecho al aborto legal, libre, seguro y gratuito en Chile? Un aspecto fundamental como “base” para pensar en una lucha así, es que si hoy está planteada la legalización en Argentina es primordialmente por las movilizaciones y la lucha en las calles que han protagonizado miles de mujeres, y que si queremos pensar en algo así en el país, debemos partir del punto de apoyo del movimiento de mujeres y su fuerza, y proponernos organizar una amplia batalla en las calles por su conquista; pues implicara enfrentar no solo al gobierno de derecha, sino a instituciones como la Iglesia Católica, a negocios de empresarios en las clínicas privadas, y a todos los sectores más conservadores que durante años se han opuesto a cualquier tipo de avance en materia de derechos de las mujeres. Aquí planteamos tres razones para movilizarnos este 25 de julio en pos del aborto legal, libre, seguro y gratuito.
1. El aborto es una realidad concreta, más allá de la decisión legítima que cada mujer pueda tomar o pensar que tomaría, en Chile se realizan entre 120 y 160 mil abortos al año, siendo el aborto la tercera causa de mortalidad materna en el país, según datos del Ministerio de Salud. Si bien, dicho organismo asegura que actualmente en el país el aborto, como causa de mortalidad materna (la mortalidad materna se considera en el estudio como el número de muertes maternas que ocurren durante el embarazo y hasta 42 días después del parto respecto a los recién nacidos vivos- RNV), ha disminuido desde 5,0x100.000 RNV a 1,6x100.000 RNV, entre el 2000 y 2012, señalando que "no tiene peso significativo diferente a otras causas"; es importante considerar que dichas cifras "oficiales" se basan en los abortos generados en el hospital, por fuera de la realidad de los abortos clandestinos y las muertes de mujeres que pudiesen suceder por fuera de estos registros.
En este sentido, y de acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), anualmente se realizan por lo menos 22 millones de abortos peligrosos en el mundo- de los cuales 4.4 millones corresponden a América Latina-, 47.000 muertes y 5 millones de abortos conllevan complicaciones. La cifra señalada de abortos peligrosos al año, no ha variado significativamente al 2018. La OMS agrega que "se calcula que, en las regiones desarrolladas, por cada 100.000 abortos peligrosos se producen 30 defunciones. Ese número aumenta a 220 defunciones por cada 100.000 abortos peligrosos en las regiones en desarrollo, y a 520 muertes por cada 100.000 abortos peligrosos en el África subsahariana", demostrando que las muertes por abortos disminuyen de manera considerable en regiones donde el aborto está legalizado.
Son miles las mujeres en el mundo que mueren por su ilegalidad, y por realizarlo en condiciones riesgosas bajo la clandestinidad, donde son principalmente las mujeres entre 20 y 35 años las que se someten a la interrupción de sus embarazos. Por esta realidad, estar en contra del aborto legal, es estar a favor de los abortos clandestinos.
2. La ilegalidad del aborto golpea primordialmente a las mujeres trabajadoras, precarizadas y jóvenes que se ven obligadas a someterse a prácticas inhumanas para interrumpir embarazos y siguen muriendo por infecciones generalizadas, por hemorragias y perforaciones uterinas, o quedan con graves secuelas de por vida. En este sentido, solo la legalización del aborto podrá terminar con el status quo que avala, con hipocresía, que solo quienes cuentan con algunos privilegios de clase puedan acceder a un aborto en clínicas privadas, en cualquier momento, o viajar a países donde el aborto es legal, y relegar a las mujeres de clases populares a la mortalidad del aborto clandestino, a la inseguridad de esas muertes, o bien a la maternidad forzada. Esta realidad es lo que defiende la derecha, los sectores conservadores del régimen político, la Iglesia, y los empresarios que protegen su negocio en las clínicas privadas.
3. La interrupción del embarazo debería ser una política de salud pública garantizada por el Estado, que sea implementada en los hospitales públicos y con todas las herramientas médicas y de infraestructura para que las interrupciones de embarazos se realicen de manera segura, y con el resguardo de profesionales de la salud, y así evitar las muertes de mujeres. Además de esto, es importante considerar que estadísticamente en los países donde el aborto es legal, tanto la tasa de muertes de mujeres, como la realización de abortos, disminuye de manera considerable. Sobre esto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que entre 1990 y 2014, las tasas de aborto han disminuido significativamente en los países más desarrollados del mundo. De 46 a 27 interrupciones de embarazo anuales por cada 1.000 mujeres en edad fértil (de 15 a a 44 años). No obstante, durante estos 24 años, en las regiones más pobres, las cifras apenas han sufrido variación, de 39 a 37. En el caso de Uruguay, el 37% de las muertes maternas eran provocadas por abortos entre 2001 y 2005, pero luego de la legalización del aborto, la tasa se redujo a 8% entre 2001 y 2015.
Lo anterior desmitifica cualquier argumento del tipo que “si se legaliza el aborto, las mujeres pasarán abortando”, no solo porque es absurdo pensar que abortar es un “hobby” para las mujeres, sino también porque la legalización del aborto debe ir ligado a otro tipo de políticas públicas, como que se garanticen en todos los hospitales y centros médicos públicos la entrega de métodos anticonceptivos de calidad, y a tiempo, para todas las mujeres; como también la implementación de educación sexual integral- sin la moral de la Iglesia que mantiene en la ignorancia a niñas y jóvenes- en todos los colegios y liceos. Es decir, educación sexual para decidir con conocimientos claros; anticonceptivos para no abortar; y aborto legal para no morir.
Sobre este debate, y los argumentos ya expuestos, Bárbara Brito, dirigenta nacional de la agrupación de mujeres y diversidad sexual Pan y Rosas, considera que “son fundamentales para entender por qué la legalización del aborto es una necesidad social crucial, una realidad concreta a la que si no damos respuesta desde políticas públicas de salud, estaremos avalando que mujeres sigan muriendo en Chile y el mundo por la responsabilidad que tienen los Estados, gobiernos, la Iglesia, la clase empresarial, y todos aquellos sectores que prefieren la clandestinidad y muerte, que pensar en la vida y derechos de las mujeres”, denuncia la joven.
“Aquí no se trata de una discusión filosófica, de concepciones personales, creencias religiosas o prejuicios morales, sino de un problema de salud pública. La consecuencia de la clandestinidad son muertes de mujeres todos los años. Esta es la realidad y sobre esto debemos actuar. Por eso invitamos a todas y todos a marchar este 25 de julio por el aborto legal, libre, seguro y gratuito, y también a manifestarnos afuera de la embajada de Argentina, el próximo 8 de agosto, en apoyo a las cientos de miles de mujeres que vienen luchando y dando el ejemplo de cómo debemos avanzar a conquistar este derecho fundamental”, concluye Brito.