A menos de una semana de las elecciones, nadie podría arriesgar un claro ganador. Cuatro candidatos tienen fuertes posibilidades de ganar el 23 de abril y pasar a la segunda vuelta.
Martes 18 de abril de 2017 00:00
Si algo caracteriza a las elecciones presidenciales en Francia es el enigma. Nadie se anima a arriesgar un claro ganador. De esta manera, la campaña electoral francesa entra en su última semana con cuatro de los once candidatos con posibilidades de victoria en la primera ronda, que se celebra el domingo 23 de abril, pero sin un claro favorito.
Ya en los últimos meses de 2016, aparecían varias cuestiones que iban a explicar esta “rareza francesa”. Primero, el propio presidente François Hollande decidía no presentarse a las elecciones, seguramente a sabiendas del desastroso desempeño electoral que iba a realizar, siendo el presidente más impopular en 70 años. Y como parte de la crisis del socialismo, su candidato, Benoît Hamon, ni siquiera es apoyado por el aparato partidario.
Por otro lado, están los escándalos de corrupción que envolvieron (y envuelven) a Marine Le Pen y François Fillon, que llevó a que un sector de los republicanos le exijan que se baje de la candidatura.
A esto se suma que el liberal Emmanuel Macron, niño mimado de Hollande durante sus años como Ministro de Finanzas, le dio la espalda al partido socialista y conformó su propio espacio “En Marcha”, lo que le valió el mote de traidor en las filas del PS.
Y finalmente, Jean-Luc Mèlenchon, que silenciosamente escaló posiciones hasta convertirse en el tercero en intención de voto, a sólo 2 puntos porcentuales de Le Pen y Macron.
Las últimas encuestas muestran una situación inédita en la que esos cuatro se sitúan dentro del margen de error: Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen, empatados con el 22 % de las intenciones de voto; Jean-Luc Mélenchon, con el 20 %, y el conservador François Fillon, con el 19 %. El socialista Benoît Hamon queda fuera de la foto final, con un 7,5 %, atravesado por la fuga de los votos del espacio de centroizquierda izquierda hacia Mélenchon o Macron.
Por eso, a seis días de la primera ronda, la campaña centró su foco en los indecisos y en intentar reducir la abstención, en un momento en que solo el 66 % de franceses tiene claro que irán a votar.
En este sentido, Le Pen dejó clara la consigna en su mitin durante el fin de semana a sus seguidores: "Convencer a un indeciso o tomar de la mano a un abstencionista" para conseguir llegar claramente en cabeza el próximo domingo.
Según Le Journal du Dimanche, la dinámica en favor del Frente Nacional se nutre principalmente de población masculina, jóvenes de menos de 35 años y un sector de obreros, así como que un 60 % de quienes le respaldan lo hacen más por rechazo a otros partidos que por adhesión a sus ideas.
En este último tramo electoral, la líder de la extrema derecha ha recurrido a uno de sus temas predilectos, la inmigración, con críticas a rivales como Mélenchon por querer "hacer entrar a todo el mundo en Francia".
Sin embargo, Le Pen aún tiene que sortear varios problemas, ya que este lunes se conoció que los legisladores de la Unión Europea podrían convocarla antes de la segunda vuelta para tratar el levantamiento de su inmunidad sobre el presunto uso indebido de dinero comunitario, lo que sería un duro revés en medio de la elección más reñida e imprevisible de la V República.
Mélenchon se mostró confiado en Le Parisiene: "Cuando me presento a unas elecciones es para ganarlas", señaló el candidato cuyo auge en los últimos días ha provocado las primeras especulaciones sobre una hipotética segunda vuelta el 7 de mayo entre él y Le Pen.
El representante de France Insoumise intenta frenar los miedos agitados en su contra por su propuesta de instaurar "una política de codesarrollo con América Latina y el Caribe" uniéndose al ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), y al respecto afirmó "Queremos un proyecto de cooperación y no militar o comercial", durante un mitin multitudinario en Toulouse este domingo.
La posibilidad, muy improbable, de una decisión final entre Le Pen y Mélenchon generó preocupaciones entre algunos inversores aún consternados por el brexit. Tanto Le Pen como el líder de FI proponen celebrar un referendo sobre la membresía francesa a la Unión Europea si fracasan sus intentos para reformar el bloque.
Por su parte, el derechista Fillon, a pesar de los escándalos de corrupción que casi lo dejan afuera de competencia, se mostró confiado. "Sé que estaré en la segunda vuelta", dijo este domingo Fillon en una entrevista en el semanario Le Journal du Dimanche, en la que cree que su imputación por falsificación y malversación de fondos no ha minado su "autoridad moral" para ejercer la jefatura del Estado.
El domingo se sabrá el resultado de la elección más reñida de la historia democrática de Francia, lo que expresa la crisis en la que están sumidos los partidos tradicionales de ese país, los republicanos y el partido socialista. El juego electoral hoy incluye a una organización como la de Macron, que tiene unos pocos meses de vida y que por primera vez se presenta a elecciones, a la extrema derecha del FN y a France Insoumise de Mélenchon ajenos al juego de alternancia del poder de la V Repùblica entre el republicanismo y el socialismo.