El año 2013 fue aprobado el articulo 20.663 que decreta como feriado regional esta fecha en que se “celebra” el asalto y toma del morro de Arica, una de las batallas mas sangrientas de la Guerra del Pacifico. Una celebración no exenta de críticas, sobre todo por alardear de una institución que ha cometido uno de los fraudes económicos más grandes de la historia.
Sábado 8 de junio de 2019
La instancia del 7 de junio en la ciudad de Arica genera un clima propicio para incentivar la división entre la comunidad. Con gran alevosía la municipalidad realiza todo un plan de actividades como la instalación de las tradicionales fondas, así como un desembolso no menor en fuegos de artificio lanzados a las 00:00 de la madrugada. El actual alcalde, Gerardo Espíndola, parte del Partido liberal (Frente Amplio) no ha salido a dar otro enfoque a la instancia, revelando así un doble discurso al hablar de “integración” cultural, por un lado, y por otro promoviendo “valores” como la defensa de la patria y la identidad chilena a través del festejo de una victoria bélica.
Durante el día previo son verdaderos contingentes de militares los que marchan por las principales avenidas de la ciudad con cánticos del ejército, realizando el tradicional recorrido que llevó a los combatientes hacia la cima del morro. Todo finalizado con un gran desfile donde se hace marchar a estudiantes, profesores y funcionarios municipales junto a los contingentes del ejército, la marina y carabineros, todo un acto solemne donde se transmite una cultura nacionalista -el orgullo del triunfo sobre el “débil” que infla el pecho de los mas fanáticos- que se desarrolla en una región con una multiplicidad de culturas y coexistencia de personas de distinta procedencia natal que genera una especie de tensión, sobre todo en ámbitos como la educación donde miles de niños y niñas de procedencia peruana y o boliviana conviven con sus pares chilenos y deben ver cómo el contenido esta basado en aquella división.
Un ejército con mas vergüenzas que honores
Aun con todo este "espectáculo" de sobresaltar la figura del soldado chileno combatiente y con ello de la patria chilena, hoy por hoy la institución pasa por un proceso de constantes cuestionamientos luego de los casos de corrupción reiterados en su interior, y que no tuvieron que ver con puestos menores, si no que ni mas ni menos que con sus altos mandos, y que terminaron con un hoy ex Comandante en jefe tras las rejas producto del caso #MilicoGate que destapo el desvió de más de 800 millones de pesos anuales durante 4 años para concepto de pago de cuentas básicas, deudas y asesorías por parte de Juan Fuentealba.
Caso que estuvo marcado por una seguidilla de destapes posteriores de otras malversaciones como las conocidas “Empresas de Turismo” desde donde altos mandos de la institución también hacían usufructo de dineros fiscales y que tuvo como uno de sus inculpados al entonces general del ejército, John Griffths, quien declaro por mas de 8 horas ante fiscalía. Y por si esto no bastara, a finales del año pasado se destapaba una investigación al interior de la institución castrense por una inminente conexión con bandas narcotraficantes a las cuales proveían con armas.
A parte de ser pieza clave del accionar de la Dictadura, con Pinochet al mando, cometiendo toda clase de atrocidades, torturas y asesinatos contra la población, y de ser beneficiados con los famosos “pactos de silencio” y con un presupuesto fiscal que los deja con unas para nada modestas pensiones de jubilación, hoy por hoy son, junto a Carabineros, una de las instituciones con mayores índices de corrupción del país.
Mientras los tiempos peores de Piñera siguen dejando en la miseria a millones de trabajadores que día a día deben jugársela por llevar el sustento a casa, el gobierno mantiene intactos los privilegios para su brazo armado, el que no temblará –como lo ha hecho a través de toda la historia social de Chile-, en arremeter contra las y los trabajadores y sectores populares para defender los intereses de empresarios, de los cuales ya son parte.