El 22 de mayo de 1938, 795 presos republicanos escaparon del Fuerte de San Cristóbal (Navarra), siendo todavía una de las mayores fugas penitenciarias de Europa.
Miércoles 6 de junio de 2018
En mayo de 1938 había entre los muros del penal franquista de San Cristóbal 2.487 personas detenidas, en su mayoría dirigentes políticos y sindicales y militantes revolucionarios y republicanos. El 22 de ese mes escaparon 795 presos. De todos ellos solo 3 consiguieron llegar a Francia, cuya frontera estaba solo a 50 kilómetros. 585 fueron detenidos y devueltos al penal, y 211 fueron asesinados en los aledaños del mismo, en los pueblos cercanos donde fueron capturados e incluso en el mismo fuerte, como escarmiento público.
Los 795 huidos no tenían nada que perder, el hambre, las enfermedades y los malos tratos los estaban diezmando. Además las pocas noticias que llegaban al penal (aún estaban en plena guerra civil) no podían ser peores para su causa. Muchos de ellos habían sido condenados a reclusión total, a 30 años de prisión mayor, y en lo alto de aquel monte perdido, habían llegado a la conclusión de que jamás saldrían con vida de la prisión.
Como decíamos esta fuga acabó trágicamente. En el trascurso de la misma, 211 hombres fueron asesinados por fuerzas militares, falangistas, requetés y paisanos, vecinos de los pueblos de los alrededores, que salieron al monte con sus escopetas y sus perros como si fuesen a una partida de caza. Los supervivientes afirmaron que los habían “cazado como a conejos”.
Localización de la fosa común
Durante 79 años, nadie supo o quiso decir donde habían sido enterrados los cadáveres. La “ley del silencio y del miedo” impuesta por los asesinos y la dictadura seguía muy presente. Afortunadamente, hace un año, el 17 de abril de 2017, las indicaciones de un testigo de aquellos hechos, que era entonces un niño, han permitido localizar con precisión el lugar del enterramiento.
Esto, a pesar de innumerables esfuerzos, había sido imposible hasta ahora. Las razones eran varias: lo escarpado del terreno, cubierto de bosque y maleza; la escasez de datos fiables, y por fin, la carencia de testigos dispuestos a señalar el lugar donde enterraron a las víctimas.
La fosa fue localizada en la localidad de Burutáin, muy cerca del Fuerte de San Cristóbal. El lugar misterioso donde los asesinos ocultaron la prueba de su crimen, presentaba una imagen atroz. 32 cuerpos de hombres, jóvenes casi todos, alguno de ellos saliendo todavía de la adolescencia, amontonados unos encima de otros.
Gracias al magnífico trabajo forense del Equipo Aranzadi, con Francisco Echeverría a la cabeza se han identificado estos restos y los de 13 fugados más en otras fosas. Sin embargo aún quedan 160 dispersos por un sinfín de fosas sin localizar.
Acto de homenaje a los represaliados
Este pasado 22 de mayo se celebró, como todos los años desde 1988, en la puerta principal de la antigua prisión el acto de homenaje. Este año, al cumplirse el 80 aniversario, tuvo un significado especial que recordó al primero celebrado hace 30 años, al que pudieron asistir 22 supervivientes de esta epopeya por la libertad.
El acto que desde hace años organiza la asociación Txinparta contó con algunos momentos emotivos como la ofrenda floral, que cubrió parte de la puerta de entrada al fuerte o un aurresku como muestra de consideración y respeto. En este sentido, los organizadores quisieron que este año el símbolo protagonista fuesen las botellas.
Estos recipientes de vidrio aparecieron junto a los cadáveres de muchos de los presos fallecidos tras aquel suceso o a causa de enfermedades y que fueron enterrados en cementerios o fosas cercanas al lugar. Junto a los cuerpos, frecuentemente se encontraban botellas que contenían un papel con el nombre que identificaba al cadáver y gracias a ellas se ha facilitado la identificación de muchos cadáveres.
La consejera de Relaciones Ciudadanas e Institucionales del Gobierno Foral de Navarra, Ana Ollo, ha asistido al homenaje. Recordó que en los últimos años se ha materializado la exhumación de 45 cuerpos de presos fugados, la creación de un banco de ADN para cotejar sus identidades con familiares o el impulso de iniciativas culturales y divulgativas para transmitir lo ocurrido.
Los actos de este 80 aniversario ya habían comenzado hace unos días con la reinauguración del repuesto monolito levantado hace 30 años para conmemorar el 50 aniversario de la fuga de los presos de la Prisión de San Cristóbal.
Memoria y Justicia de verdad e inmediata para las víctimas del franquismo
A pesar de las iniciativas llevadas a cabo o prometidas por gobiernos como el de Bildu en Navarra o del PSOE en Andalucía o Aragón, estas siguen siendo totalmente insuficientes.
Algunos y algunas pueden pensar que el nuevo gobierno socialista de Pedro Sánchez, llevará a cabo iniciáticas en favor de la memoria histórica, tras los 6 años de parón de los gobiernos del PP. Medidas como la exhumación de los asesinados por el fascismo, enterrados en el Valle de los Caídos, o el sacar de este mismo lugar al Dictador Francisco Franco y al fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera.
Sin embargo, poco podemos esperar del mismo partido que firmó la “Ley de Amnistía” y el “Pacto de Silencio” en la Transición, que durante los 14 años de gobierno de González no hizo nada en favor de las víctimas del franquismo y que cuando lo hizo, en 2007, con la Ley de Memoria Histórica, igualo a víctimas y verdugos.
Nada podemos esperar del Régimen heredero del franqusimo, asentado precisamente en el olvido de las luchadoras y los luchadores, que aún hoy, precisamente por voluntad de ese Régimen, siguen en cunetas.