A 20 años del asesinato de Teresa Rodríguez, Clarín sigue haciendo honor a su tradición. Sus tapas, al servicio de la represión.
Juana Galarraga @Juana_Galarraga
Viernes 14 de abril de 2017
“El delito precedente” fue la frase con la que Julio Blanck definió la tapa infame de Clarín del día 13 de abril de 1997, en una entrevista concedida a La Izquierda Diario. “La crisis en Neuquén ya produjo una muerte” fue el título de la nota en que se “informaba” sobre el asesinato de Teresa Rodríguez en la provincia patagónica.
El hecho había tenido lugar en la localidad de Cutral Co, en el marco de una de las primeras movilizaciones de desocupados que marcó los orígenes del movimiento piquetero argentino. A Teresa la asesinaron a balazos las fuerzas represivas del Estado.
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“Precedente”, precisamente, porque años después la lógica del "gran diario argentino" de camuflar las responsabilidades políticas y de las fuerzas represivas bajo la generalidad abstracta de “crisis”, se repitió en 2002 tras el asesinato de los militantes Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. “La crisis causó dos nuevas muertes” rezaba la tapa del 27 de junio de 2002 que generó un amplio repudio popular y dentro del mundo periodístico. Los reporteros gráficos aquel día, 26 de junio de 2002, documentaron oportunamente con sus cámaras, que a los pibes no los había matado ninguna crisis.
“Delito”. Habría que preguntarse por qué, el periodista con alto grado de responsabilidad en la editorialización de Clarín, escogió la palabra delito para explicar la costumbre de reincidir en una práctica tendenciosa del periodismo.
Al cumplirse veinte años del asesinato de Teresa Rodríguez y de la publicación de aquella tapa, trascendió que en el archivo online de Clarín existen ciertos baches. Si se intenta buscar por fecha la tapa mencionada, el sitio web del diario anuncia “Lo siento, pero la tapa que intentas ver no está disponible”. Evidentemente, el multimedio ha intentado borrar huellas en la "escena del delito". Afortunadamente nadie, ni Clarín, resiste un archivo y la tapa con el título fatídico circuló por redes. Clarín, seguro sí lamenta esto.
Otras confesiones
En aquella entrevista con La Izquierda Diario, la admisión del "delito", estuvo acompañada de otras confesiones, como la que tanto se popularizó, sobre el “periodismo de guerra” del gran diario argentino en la era kirchnerista. Según Blanck dicha actitud belicista, reñida, constituye la práctica de un mal periodismo. A juzgar por sus palabras, con el fin del ciclo kirchnerista, era de suponerse que finalizaría también aquella "mala praxis".
Sin embargo, como pudo constatarse las últimas semanas de luchas contra el ajuste, con paros, movilizaciones y piquetes, el blanco de los misiles de guerra de la redacción de Clarín están apuntando a un objetivo muy claro: la clase obrera y los sectores populares que se manifiestan contra este gobierno de ricos y para ricos, tan mimado por el diario de Ernestina de Noble.
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El blanco privilegiado son los guardapolvos docentes. La docencia sí que ha aprendido a sortear su artillería. A pesar de tapas y tapas destinadas a demonizar la lucha de maestros y maestras, la pelea por salario y en defensa de la escuela pública continúa y goza de altos niveles de apoyo popular. No resulta casual que el multimedio coincida con el Gobierno en el enemigo elegido, Cambiemos intenta mediante su dureza hacia los docentes marcarle la cancha a toda la clase trabajadora y los sectores populares en el marco de un ajuste que se profundiza día a día.
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La legitimación de la represión y la incitación a que el Estado use efectivamente las armas contra los manifestantes, es otra muestra de la continuidad del "periodismo de guerra" contra la clase obrera y los que luchan. La portada de Clarín que celebró la represión del 6 de abril sobre la Panamericana, además de “delictuosa”, por utilizar la categoría de Blanck, podría calificarse como pecaminosa: peca de un cinismo absoluto y de impunidad para editorializar de las formas más tramposas. “Qué bueno que estamos trabajando”, fue el título de una nota que destacaba las declaraciones del presidente en el marco de un foro empresarial, mientras abajo, se ubicaba la foto de gendarmes llevándose detenido a un manifestante. Título y foto formaban parte de notas distintas, que de manera capciosa se ubicaron juntas para editorializar y celebrar la represión.
Matriz delictiva
Los ejemplos recientes de tapas que dan cuenta del alma "belicista"de Clarín se multiplican, a medida que los sectores dominantes y las grandes patronales exigen al Gobierno que endurezca su política represiva. De hecho, como se vio estas últimas semanas, luego de la marcha a favor de Macri ocurrida el 1° de abril, Cambiemos se sintió envalentonado para avanzar sobre quienes enfrentan sus políticas de ajuste y represión.
El colmo fue la represión a los docentes para impedir que armaran una carpa blanca o “escuela itinerante” frente al Congreso. Finalmente, tras el escándalo que se armó por el hecho y el enorme repudio generado, Cambiemos tuvo que permitir la instalación de la estructura que desde el miércoles se encuentra en pie. Este ejemplo, da cuenta de la relación de fuerzas actual, en la que a pesar de los palazos y el apoyo mediático, el Gobierno no cuenta con legitimidad para reprimir sin costos a los que salen a luchar y no se dejan amedrentar.
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Hablar de crisis hoy para justificar las consecuencias de los hechos represivos no sería una buena idea. Precisamente, a pesar de las críticas ante “errores” escandalosos de Cambiemos que ni Clarín pudo justificar, el multimedio no deja de ponerse al servicio de las necesidades del Gobierno. Macri, a cada lugar que va se encarga de repetir que “vamos bien” aunque la gente no lo note, que Argentina “está en el camino correcto”. De hecho el presidente negó que existieran en este país, motivos para parar.
Ante la pregunta de La Izquierda Diario por la tapa que Clarín publicó hace ya 20 años, Blanck respondió que "no la tenía presente", pero que tenía la "misma matriz" que la que generó revuelo luego del asesinato de Kosteki y Santillán. Esa matriz, lo que conecta una tapa con otra y la que conecta a esas viejas tapas con las de la actualidad, es su rabiosa tradición antiobrera. Clarín no deja duda alguna de su ubicación. Siempre ha estado del mismo lado de la mecha. La tradición a la que hace honor es su “delito”.