Hace 20 años quedaba al descubierto una amplia red de pedofilia, que se transformaba en unos de los escándalos judiciales y políticos más grandes de los últimos tiempos en Chile. Se dedicaban a organizar fiestas en donde se cometía abusos principalmente hacia adolescentes de bajos recursos, viéndose involucrados políticos, empresarios y carabineros
Sábado 23 de septiembre de 2023
El 30 de septiembre del año 2003, explota el escándalo que dejaba al descubierto una amplia red de pedofilia dirigida por Claudo Spiniak Vilensky, empresario en ese entonces de la línea de gimnasios Go&Fitness en el barrio alto de Santiago y al mismo tiempo, heredero de las empresas Frigosam. Aparte de estar involucrado en redes de narcotráfico y tenencia ilegal de armas.
El desarrollo de esta red implicaba la realización de fiestas dirigidas por Spiniak y organizadas por los cercanos de su círculo, donde estarían involucrados políticos, otros empresarios y miembros de carabineros. En estas instancias se cometían los abusos hacia adolescentes, principalmente de escasos recursos, aprovechando la situación de precariedad y consumo en muchos casos, para lograr sus objetivos ejerciendo su poder.
En ese entonces se fueron involucrando distintos sujetos en la situación, como lo fue la ex diputada Pía Gómez quien señaló la participación de tres senadores, quienes serían Jovino Novoa, Carlos Bombal y Nelsón Ávila.
Todo esto bajo el testimonio de Gema Bueno, quien en ese momento tenía 20 años y vivía en el hogar del en ese entonces, sacerdote José Luis Artiagoitía o también conocido como “cura Jolo”, era la “testigo clave” del caso y quien lograba sindicar la participación de estos políticos en esta red de pedofilia.
Tras las repercusiones de este caso, las presiones y tensionamientos políticos que se generaron al interior del poder judicial, pero así también entre los partidos involucrados, sus amigos empresarios y algunos miembros de carabineros, comenzaron a retractarse algunos testigos, entre ellos Gema Bueno habiendo sido presionada por el “cura Jolo”.
Donde incluso también la misma Dra. María Luisa Cordero, médico tratante de Bueno, la desacredito tratandola de “mitomana”, restándole peso a las declaraciones dadas, que provocó el sobreseimiento de las acusaciones por falta de antecedentes. Al parecer, desde distintas aristas del mundo político y empresarial, buscaron mover sus piezas para rebajar peso e importancia a estas sospechosas acusaciones.
En el proceso judicial participaron 4 jueces, quienes tras 5 años condenaron a Spiniak a 12 años de prisión y el pago de multas por abuso sexual contra cinco menores de edad, promoción de la prostitución y producción de material pornográfico. De los 14 responsables inicialmente implicados, solo fueron condenados cinco de ellos. Donde varios uniformados de Carabineros, terminaron expulsados de la institución por su participación.
A dos años de cumplir su condena, salió en libertad el 13 de diciembre de 2016, por excelente conducta que mantuvo en la cárcel de Alta Seguridad de Santiago. Hoy vive en una parcela a 200 kilómetros de Santiago, donde casi no sale de la propiedad, a excepción de asistir a sus controles de salud.
No sorprende la baja condena que obtuvo este famoso empresario, en un caso que implicaba la acusación de importantes políticos de los partidos tradicionales, con la participación de la policía, con quienes gozaban de impunidad para operar con su poder el abuso de niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad.
Expresando nuevamente la cara de una justicia con carácter de clase, que deja con bajas e irrisorias condenas a empresarios, quienes zafan rápidamente de estas situaciones, gozando de clara impunidad. Son muestra de un sistema judicial que está al servicio de quienes más recursos tienen, escondiendo detrás el rol que juega el Estado y su aparato judicial.
Y que permite la impunidad para que existan estas aberraciones que se dan en el capitalismo, como el abuso sexual infantil a través de grandes redes de prostitución infantil con participación de estos sectores empresariales, que son parte de los sectores conservadores que se oponen a la educación sexual integral desde la infancia, que previene precisamente este tipo de situaciones.
Una impunidad que se mantiene hasta el día de hoy, para todos aquellos sectores empresariales y de los políticos tradicionales, que se ven involucrados en casos de corrupción y otros delitos, que expresan como existe un sistema judicial a su disposición que respalda en última instancia el actuar de estos sectores.