Hace veinte años, en agosto de 1996, George R.R. Martin publicaba el primer libro de la saga ‘Canción de Hielo y Fuego’, dando a conocer una historia que revolucionaría el inmenso mundo de las series.
Martes 23 de agosto de 2016
Alerta Spoilers
La imaginación de George R.R. Martin se materializa en una historia cargada de sorpresas que abren un sinfín de intrigas. Desde el comienzo nos introduce a un mundo particular, con su geografía, sus casas (cada una con sus códigos y lemas), magia negra, lobos huargos, dragones, distintas lenguas y una variedad de dioses. Si bien la mayoría de estos recursos ya se vieron en el universo de J.R.R. Tolkien, la pelea por el Trono de Hierro generó efectos difíciles de alcanzar sin un componente de originalidad: capturó la atención de millones de personas, se paseó por todas las franjas etarias y movilizó emociones hasta acercarlas al fanatismo.
Lo novedoso
El primer aspecto innovador que llama la atención es la muerte de los personajes principales. Bajo el lema ‘valar morghulis’, traducido como ‘todos los hombres deben morir’, tarde o temprano, los protagonistas de turno terminan decapitados, envenenados o asesinados despiadadamente. De tal manera, se pone en jaque a la costumbre de encariñarse con personajes que recorren la aventura desde el principio hasta el final. En este sentido, la muerte de Ned Stark nos alerta de que estamos ante una trama que escapa de las convencionales, siendo ‘La boda roja’ – en la que mueren Robb Stark y Catelyn Tully –la expresión cúlmine de que todo puede suceder. La decisión de matar a los personajes más importantes desparramó una influencia en las series que siguieron a ‘Juego de Tronos’: ya no se torna increíble que mueran los protagonistas, sino que, en decenas de series posteriores, se opta por abandonar la construcción de tramas en las que la muerte de los personajes principales le pone fin a la historia.
Por otra parte, lo novedoso se configura en torno a la moral de los personajes, encargada de superar todo tipo de dicotomías maniqueas y complejizar la psicología de los actuantes. En el afán de gobernar los Siete Reinos, los personajes (cada cual con sus razones) encarnan los rasgos humanos en su totalidad; sin purezas salen a la luz las virtudes, las miserias y las contradicciones. Así, se trasciende la clásica dicotomía del bueno y el malo, para demostrar que un personaje puede reproducir atributos de ambos términos en una sola personalidad. Esto explica por qué tanto espectadores como lectores logran simpatizar con quienes alguna vez ocasionaron muertes, cometieron traición, deshonraron su casa o llevaron a cabo atrocidades. Algunos comprenden las motivaciones de Jaime Lannister, el matarreyes que dejó paralítico a Bran. Otros se apiadan de Theon Greyjoy, el traidor que intentó incinerar a los menores de la casa Stark. Y no faltan los que defienden a Stannis Baratheon, quien mató a su hermano para quedar como legítimo heredero del trono.
Otra novedad que se pone de manifiesto es la preocupación por exhibir las complicaciones a la hora de gobernar. En una entrevista que brinda George R.R. Martin a Alan Yentob para la BBC, explica que el desarrollo de trama está inspirada en fantasías tradicionales como las de J.R.R. Tolkien. Sin embargo, declara que también toma aspectos y sucesos de la historia porque su interés se funda en mostrar la dureza del mundo real. “Creo que la fantasía que ha habido antes que la mía tiene esa suposición no dicha de que si eres un buen hombre serás un buen rey. Esto se ve en la obra de Tolkien, donde al final Aragorn es el rey y solamente se dice que gobernó sabiamente durante cien años porque es un buen hombre. Pero, ¿cuál era la política de impuestos de Aragorn? ¿Cómo lidiaba cuando había una sequía y la gente se moría de hambre? ¿Confiscaba la comida a los ricos para dársela a los pobres? Nunca escuchamos sobre decisiones de gobierno que Aragorn tuviera que tomar”. Por el contrario, las decisiones políticas y las complicaciones están siempre presentes en el mundo de Martin. Incluso a la honorable Targaryen, con un invaluable ejército de soldados y tres dragones, se le demora la llegada a Poniente por la rebelión del esclavista pueblo de Meereen.
Con este trasfondo de originalidad se desarrolla la historia de Game of Thrones, que ya está pronta a finalizar. Según informó la HBO, quedan quince capítulos para el final de la serie. El invierno ya llegó, y habrá que esperar con paciencia para conocer el destino que traerán esos vientos helados.