Este 1 de enero de 2024 se cumplen 30 años del levantamiento indígena campesino de Chiapas, liderado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Motorizado por el descontento con la miseria y opresión que desde hace siglos sufrían (y sufren) las comunidades de Chiapas —un reflejo de las condiciones que enfrentan las masas del campo en el resto de México— puso en el centro de la escena a los sectores más desposeídos y oprimidos del país. El levantamiento de Chiapas, ocurrido el mismo día que entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, cuestionaba en los hechos la terrible injerencia y opresión imperialista sobre el México semicolonial y dependiente y los planes neoliberales que el priato venía aplicando y que a partir de entonces, con el TLC, darían un salto.
Por todo eso, el levantamiento liderado por los zapatistas sacudió profundamente al país y despertó simpatías más allá de las fronteras, en América Latina, Estados Unidos, Europa y el resto del mundo. El EZLN se convirtió en un punto de referencia, cuyas declaraciones y posicionamientos políticos e ideológicos fueron seguidos por amplios sectores de la izquierda en México y en otros países, particularmente entre quienes se referenciaron con la perspectiva del autonomismo con diversas variantes y matices.
El levantamiento indígena despertó una virulenta reacción del Estado mexicano. A lo largo de los siguientes 30 años, las distintas administraciones federales militarizaron el estado, cercando a los municipios zapatistas —lo que se extendió al resto del país—, organizando bandas paramilitares y guardias blancas que hostigaron, persiguieron y asesinaron a las bases de apoyo zapatista, a la par que se negó a cumplir las demandas más elementales del EZLN. Esta actitud no fue exclusiva del PRI, sino que fue también la del PAN y del PRD. El gobierno de la 4T, a pesar de su discurso progresista, no sólo no resolvió las aspiraciones de las masas chiapanecas, sino que avanzó con los megaproyectos (como el Tren Maya y el Corredor Transístmico) yendo en contra de los intereses de las comunidades de los estados del sur del país. Esto, mientras en los últimos años y meses se ha recrudecido el hostigamiento contra los zapatistas.
Esta política de represión y persecución se combinó, en varios momentos de las últimas décadas, con promesas y maniobras que buscaban engañar y contener el descontento y conducirlo hacia la confianza en los mecanismos institucionales, como el Congreso de la Unión.
Desde su inicio, el levantamiento y la respuesta estatal —así como la política de la dirección zapatista y su acercamiento al PRD— planteó una importante discusión respecto a que estrategia levantar para lograr las demandas de las masas de Chiapas.
En este dossier publicamos distintos artículos, centrados en el debate y la discusión política, ideológica y estratégica con la dirección zapatista y con el autonomismo. Partiendo de la defensa incondicional ante los ataques represivos, hostigamiento y persecución del Estado y los grupos paramilitares —una posición de principios consecuente de la cual nuestra corriente está orgullosa— siempre consideramos que eso no podía frenar un necesario y fraternal debate, que permitiese construir una perspectiva anticapitalista y revolucionaria, para que pudiera triunfar las masas de Chiapas y el conjunto del pueblo trabajador de México.
Debates políticos con la direccion del EZLN
2001: EZLN y movimiento indígena. La larga marcha zapatista hacia el Congreso
Propuesta a debate: la VI Declaración de la Selva Lacandona
De Emiliano Zapata al EZLN: Tierra y autonomía
Pueblos indígenas y 4 Transformación: transformismo, autonomía y estrategia socialista
Debates con el autonomísmo
Polémica con John Holloway: poder y revolución
Una crítica marxista a Toni Negri y los autonomistas
Debates con el autonomismo y el EZLN, por Pablo Oprinari y Yara Villaseñor
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