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Red Internacional
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DICTADURA. A 33 años del asesinato de Parada, Nattino y Guerrero

EL 28 y 29 de marzo de 1985 fueron detenidos José Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino, miembros de la AGECH, y posteriormente asesinados por agentes de la DICOMCAR.

Sábado 31 de marzo de 2018

Guerrero, Parada y Nattino fueron asesinados por luchar contra la represiva dictadura militar e intentar levantar una organización que respondiera a las necesidades y demandas de los docentes en un período donde los dirigentes eran impuestos a dedo por el régimen.

Este asesinato causó mucho revuelo por su brutalidad, profundizando el cuestionamiento de la dictadura, sus métodos y las denuncias de violaciones a los Derechos Humanos. Sus viudas encabezaron marchas hacia el Ministerio del Trabajo exigiendo justicia y 4 meses después eran dados de baja y sentenciados a cadena perpetua 6 agentes del servicio secreto de Carabineros. Junto con ello, César Mendoza, Director de Carabineros, deja de integrar la junta militar, órgano máximo de la dictadura, la DICOMCAR es disuelta y la ola de protestas contra el régimen se recrudece.

Juicio y castigo a los culpables

Los militares acusados de crímenes de lesa humanidad y violaciones a los derechos humanos son juzgados mediante la justicia militar, herencia que dejó la dictadura de Pinochet hasta el día de hoy. La impunidad de los represores es favorecida por las designación de Fiscales y el aparato judicial. Una expresión de ello es el recinto penitenciario Punta Peuco, el cual con lujos y privilegios recibe a quienes fueron responsables de la desaparición, tortura y muerte de cientos de mujeres, trabajadores, campesinos, pobladores, estudiantes y niños durante la dictadura militar.

La obra de Nattino y la política

En medio del proceso revolucionario chileno donde pobladores, campesinos y trabajadores luchaban por una sociedad sin explotación ni propiedad privada, Santiago Nattino puso su arte en función de la política, de las campañas de Allende y de la UP, de su programa y sus políticas. Si bien el gobierno de Allende no llevó hasta el final el proceso revolucionario funcionando como muro de contención de la lucha que emprendieron, por ejemplo, los trabajadores desde los cordones industriales, negando las armas a la hora de defenderse del golpe militar con la utopía del avance pacífico hacia el socialismo; la acción de Nattino muestra no sólo la posibilidad, sino la necesidad de un arte militante que fortalezca la lucha de los trabajadores.

Con trazos gruesos y potentes colores Nattino dibujó múltiples afiches para la Sociedad Nacional de Agricultura, Naciones Unidas, Museo de Bellas Artes, Cruz Roja Chilena y también portadas de libros a distintos escritores y revistas. Su imaginario cruzaba objetos relativos a la clase obrera y campesina y al patriotismo de un país donde la Unidad Popular declaraba avanzar hacia el socialismo con una estrategia errada de conciliación de clases y pacifismo.