Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora junto a diversas organizaciones políticas, sociales, sindicales, estudiantiles y de derechos humanos se concentraron en la habitual ronda de los jueves.
Sábado 8 de diciembre de 2018 17:46
Desde el mediodía del jueves la Plaza de Mayo fue recibiendo a los pañuelos blancos, como cada jueves, pero esta vez más temprano. Con clima casi otoñal pero con el sol que acompañaba, muy de a poco se iban encontrando con familiares, amigos, distintas personalidades en medio de charlas y abrazos, hasta comenzar a caminar en la Ronda de las Madres de la Plaza, esas que el pueblo abraza como se las viva en cada acto o movilización cada vez que sus pañuelos aparecen.
Así, comenzaba la edición número 38 de la Marcha de la Resistencia de la Línea Fundadora. Su bandera era llevada por Nora Cortiñas, Mirta Baravalle y muchas otras personalidades y organismos de derechos humanos que, en un grito firme, decían “¡Presente!” cada vez que desde el escenario se nombraba a cada uno de los detenidos desaparecidos desaparecidos.
Otras Madres, mientras tanto, esperaban su turno en los gazebos donde descansaban y daban notas a los distintos medios. El escenario contiguo albergó música y poesía para las Madres leídas por Cristina Banegas, Juan Minujin, entre otros.
También hubo radio abierta en la que se entrevistó a Sergio Maldonado, luego del escandaloso cierre de la causa a manos del juez Lleral por la desaparición y muerte de Santiago. Nora Cortiñas se acercó para escuchar a Sergio y la siguieron quienes daban vueltas a la Plaza: “todos quienes están acá, acompañaron desde el principio. No podemos dejar de dar la lucha, estas Madres son una lucecita que nos guía en el camino”.
También se lo pudo ver a Alberto Santillán, padre de Darío, muerto en la Masacre de Avellaneda por las balas de la Bonaerense en 2002.
Y así es como además de los pedidos de juicio y castigo a los culpables y la reivindicación de los 30 mil compañeras y compañeros detenidos desaparecidos, esta vez se sumaron otras consignas como justicia por Santiago y contra el gatillo fácil, en un marco donde frente a la resolución de Patricia Bullrich de legalizar la mano dura y el gatillo fácil, que por ahora tiene un revés al menos con la prohibición de aplicarlo en la Ciudad y que han rechazado varias provincias.
Si se habla de Resistencia, estas Madres saben y enseñan día a día. Las que estuvieron poniendo el cuerpo y las ideas en cada lucha, por los jóvenes, los trabajadores, el pueblo pobre, las madres que perdieron sus hijos por el aparato represivo del Estado. Sin descanso, sin claudicaciones. De manera independiente de cada uno de los gobiernos constitucionales que siguieron a la dictadura.
Decía Norita Cortiñas que resistieron “entonces a los embates de la dictadura, de los represores que nos negaron el paradero de nuestros hijos, que los asesinaron. Resistimos luego la impunidad. Y resistimos ahora este plan de ajuste criminal y la represión con la que solo puede llegar a ser puesto en marcha. Resistir vamos a resistir siempre porque es lo que mejor sabemos hacer, es la parte de nuestra lucha que mejor nos sale".
Ya a mitad de jornada, que duró unas ocho horas, llegaron a la Plaza más pañuelos blancos como Vera Jarach y Taty Almeida y las Abuelas con su presidenta Estela de Carlotto. Allí la ronda se mostró muy concurrida, acompañaban otras organizaciones como HIJOS, Correpi, La Garganta Poderosa, entre otros.
Desde muy temprano dieron vueltas alrededor de la Pirámide el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH) con María Victoria Moyano, nieta recuperada por Abuelas, La Liga Argentina por los Derechos del Hombre, la Comisión de Trabajadores y Delegados de los 70 de Mercedes Benz.
Norita tuvo a su cargo el cierre de la Marcha de la Resistencia. Dijo que “es imprescindible salir a la calle y así expresar entre todos los grandes desacuerdos. Esto trae como resultado que los jueces y políticos den marcha atrás cuando lo que legislan no está de acuerdo con lo que el pueblo requiere”, afirmó. Y cerró con un “¡hasta la victoria, siempre! ¡Hasta la próxima marcha”.
Historia de pañuelos blancos
Estas marchas comenzaron a organizarse a partir de 1981 por Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. En medio del terror y la impunidad de los genocidas, un grupo de madres de detenidos-desaparecidos comenzaron a concentrarse alrededor del monumento a Manuel Belgrano, en Plaza de Mayo, para reclamar por la aparición de sus hijos.
Un 30 de abril del año 77 se reunieron por primera vez, al poco tiempo de que se instalara la dictadura genocida; Azucena Villaflor cansada de no encontrar respuestas en la Capilla Stella Maris organizó este primer encuentro donde participaron trece madres y una joven a quien habían desaparecido a su hermana. Al principio sabían juntarse en el monumento a Manuel Belgrano reconociéndose por un clavo que llevaban en sus abrigos.
“Circulen, circulen”, era la orden de la Policía hostigándolas. No podían reunirse bajo el estado de sitio decretado y comenzaron a dar vueltas alrededor de la plaza, las que dieron origen a las rondas donde meses después se vieron colmadas de pañuelos blancos.
En ese entonces los militares las tildaban de “locas”, descalificando su lucha, esa que cuatro décadas después siguen dando sin descanso, las que durante 41 años lo han hecho de manera independiente de todos los gobiernos.
Dieron la pelea para evitar que prosperaran las leyes que le dieran impunidad a los militares que llevaron adelante el genocidio. En 2006 se interrumpieron las Marchas de la Resistencia por decisión de Hebe de Bonaffini, quien afirmaba en ese entonces que ya no había “un enemigo en la Casa de Gobierno”. Se retomarían en diciembre de 2015, al momento de la asunción de Mauricio Macri.
Todos los Gobiernos intentaron una política de reconciliación con los genocidas. Fue una política de Estado en el sentido más literal del término, intentando re-unir lo que la dictadura había abierto como un quiebre profundo.
Macri fue más allá, al borrar el concepto de genocidio y de terrorismo de Estado, para reemplazarlo por el de guerra sucia, definición adoptada por los militares en dictadura. Con ejemplos en el avance en la reconciliación con la Fuerzas Armadas como el repudiable fallo del 2x1 de la Corte Suprema a favor de los genocidas, que finalmente luego de enormes movilizaciones, tuvieron que retroceder en un nuevo fallo emitido por los supremos.
El gobierno en su discurso de negacionismo, mediante nefastos pronunciamientos tanto del Gobierno como el Poder Judicial, estas enormes y valientes mujeres, que hoy promedian los 80 años, han dado una lucha denodada por el juicio y castigo a los culpables, y por la memoria de los 30 mil, que continúan en cada lucha en curso, en cada uno de los intentos de ataques a las libertades democráticas. Su fortaleza y su historia de lucha a la que le dedicaron la mitad de su vida es el motor para las nuevas generaciones.
Como el mensaje que nos dejó la Abuela Chicha Mariani: “ que la posta la tome la Juventud”.