A 45 años del golpe militar, la herencia pinochetista sigue vigente: un alza en los ataques a la memoria de las violaciones de derechos humanos, y un intento grosero por justificar las mismas
Fernando Jiménez Trabajador patrimonial y columnista de La Izquierda Diario Cultura
Sábado 8 de septiembre de 2018
Este próximo Domingo 9, tendrá lugar la ya tradicional marcha en memoria del 11 de septiembre. Este año, la marcha tendrá un importante nuevo elemento, pues hace pocas semanas Mauricio Rojas, el ex ministro de culturas que duró 4 días, declaraba que el museo de la memoria se trata de un montaje únicamente construido para impactar al espectador.
Esta sentencia dio pie a una importante arremetida de parte de la derecha, intentando de manera burda “jugar al empate”, diciendo que el museo de la memoria solamente cuenta “una verdad”, una versión de la historia. Es más, se propuso la creación de un nuevo “museo de la democracia” por parte del gobierno de Sebastián Piñera, institución que tiene como misión “contar toda la verdad” y “contextualizar” los sangrientos hechos ocurridos en dictadura.
¿Qué es esto sino un vergonzoso intento por blanquear la imagen de la dictadura? ¿Por justificar las aberrantes prácticas del régimen pinochetista? No hay justificación que valga para la persecución y tortura sistemática de miles de personas por parte del estado. Ante esta violenta mentira, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Tenemos que responder ante la ofensiva derechista. Los trabajadores patrimoniales, trabajadores de la cultura y artistas tenemos que decir basta.
Nosotras y nosotros somos los que trabajamos en museos y en centros culturales, repositorios de cultura . Nosotras y nosotros, que restauramos el patrimonio material de las generaciones anteriores. Nosotros y nosotras, las artistas que interpretamos y comunicamos la cultura de nuestra clase; debemos decir basta. Basta de que los ricos intenten barrer con nuestra cultura y tradiciones para instalar la suya. Este 9, marchamos en memoria del 11 de septiembre, como una manera de decir: ¡que no se repita nunca más! ¡Cárcel común a los violadores de derechos humanos!