Entre los días 18 y 19 de octubre de 1973 la infame “Caravana de la Muerte”, dirigida por el chacal de la dictadura Sergio Arellano Stark, hizo su paso por la ciudad de Antofagasta dejando un terrible saldo de 40 asesinados.

Daniel Vargas Antofagasta, Chile
Miércoles 20 de octubre de 2021
Iniciada la dictadura el régimen tomó medidas inmediatas en atención a la llamada “guerra interna”, concepto con el cual se justificaron terribles asesinatos y violaciones a los DD.HH.
Como parte de estas medidas Pinochet encomendó al general Arellano Stark comandar un comando de ejecución, esta operación fue conocida como la “Caravana de la Muerte”, la cual es responsable del asesinato de dirigentes y activistas sindicales y políticos a lo largo de todo el país.
En el norte de Chile, la “Caravana de la Muerte”, en tan solo una semana, recorrió 7 localidades (La Serena, Copiapó, Antofagasta, Calama, Iquique, Pisagüa y Arica) dejando tras de sí un baño de sangre.
El helicóptero Puma de Arellano Stark aterrizó en el regimiento Esmeralda, en Antofagasta, el 18 de octubre de 1973, en donde se determinó el traslado a la Quebrada El Way de 14 prisioneros políticos para ser ejecutados.
Su asesinato fue un escándalo debido a que los cuerpos fueron entregados en la morgue del Hospital bajo terribles condiciones. Según se pudo determinar, el Intendente de la época, Joaquín Lagos Osorio, jefe además de la división Antofagasta del Ejército, decidió conscientemente en encubrir los brutales crímenes.
Lagos, así mismo, ordenó la publicación de noticias que tan sólo dieron cuenta de 7 de los ejecutados. Las publicaciones, obviamente en el Mercurio de Antofagasta, fueron burdos montajes, acusando a los asesinados de conspirar para realizar asesinatos en masa en Antofagasta y de estar comprometidos en activismo político y de conspiración terrorista.
71 personas asesinadas fue el saldo total del general Arellano Stark en su paso por el norte.
Sergio Arellano Stark murió en la impunidad, sin haber pisado un sólo día la cárcel luego de ser declarado absuelto por Alzheimer en marzo del 2016, una completa burla para cientos de familiares que aún reclaman justicia.
A 48 años de estos brutales crímenes, nadie ni nada está olvidado. Para obtener justicia y verdad no basta esperar los tiempos judiciales mientras los criminales de la dictadura mueren en impunidad o en cárceles de 5 estrellas, es necesaria la más amplia organización y movilización.
Este 18 de octubre, sin embargo, no es igual. Hay un hilo de comunicación con el pasado, hoy como ayer, sigue la lucha contra la impunidad y la represión, no por nada durante el estallido social se juntó la tradición de miles de luchadores contra los crímenes de la dictadura con nuevos luchadores y defensores de los DD.HH. quienes codo a codo estuvieron en las comisarías, formando redes de solidaridad para la defensa de los presos políticos, recuperando con ello una enorme tradición sumamente valiosa para los tiempos que corren.
Esta nueva tradición necesita dar un paso más allá mediante la coordinación de los diversos esfuerzos que distintas organizaciones realizan, de manera de estar mejor preparados y organizados para enfrentar las medidas autoritarias y represivas del gobierno de Piñera.