Hoy después de 5 años de implementada la gratuidad se vuelve a abrir el debate educativo sobre la beca de gratuidad que fue implementada en el gobierno de Michelle Bachelet en 2016. Vemos cómo esta política implementada para beneficiar al 60% más vulnerable de la población se cae a pedazos. Hay 69 mil estudiantes que han perdido la beca por exceder la duración nominal de sus carreras y 158 mil han tenido que suspender sus estudios según la información entregada por el Departamento de Financiamiento Estudiantil de la Subsecretaría de Educación Superior.
Domingo 29 de agosto de 2021
La beca de gratuidad es insuficiente para las familias trabajadoras considerando que la pandemia vino agudizar más la precarización laboral y estudiantes se ven empujados a trabajos sumamente explotadores para poder pagar sus estudios, haciendo maniobras para poder estudiar y trabajar a la vez, a la vez que hay un aumento en de los índices de pobreza en chile. Este estudio demuestra que la deserción universitaria viene en aumento por el hecho de que muchas veces los estudiantes tienen que estar más años en su carrera, años que no cubre la Beca Gratuidad, expresando una vez más que esta beca es una migaja que no resuelve el problema de fondo.
¿De donde proviene la beca de gratuidad?
Nos remontamos al año 2011 en plenas movilizaciones estudiantiles donde una de las demandas centrales que motorizó al movimiento estudiantil fue la educación gratuita universal, de calidad y no sexista, para así acabar con el mercado en la educación y echar abajo el odiado Crédito con Aval del Estado (CAE).
Las álgidas movilizaciones que se dieron a nivel nacional fueron en ascenso, la cual expresaba la inmensa fuerza que tienen los estudiantes organizados. La cantidad de personas que se sumaron a las jornadas de movilización llegaron a ser 1 millón, desde diferentes sectores, como asambleas territoriales, liceos y universidades.
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La CONFECH en ese momento era dirigida por el “Bloque de conducción”, lo que hoy es el FA y la JJCC, con Boric, Camila Vallejos y Giorgio Jackson a la cabeza, siguieron la estrategia de negociación con el gobierno de Piñera que a todas luces le cerraba la puerta al movimiento estudiantil.
De esta forma, la demanda por la gratuidad universal fue rebajándose, es decir, que bajo la dirección de estos sectores fue que se negoció una beca que no tiene nada de parecido a lo que realmente se peleaba en las calles y que en plena rebelión se volvió abrir. Hablamos de la necesidad de acabar con el negocio en la educación y luchar por una educación de calidad y con acceso universal y que sea 100% financiada por el Estado. Hoy en día, estos personajes que se dieron a conocer al calor del movimiento estudiantil del 2011, siguen en el parlamento votando leyes que criminalizan a la juventud y empobrecen al pueblo trabajador.
Son esas mismas direcciones quienes posteriormente en el parlamento siguieron haciendo eco de su propia política: negociar por arriba e ir por “lo posible”. Pero la rebelión deja una lección, y es que la juventud y el pueblo trabajador nos cansamos de que nos digan que hay que esperar o que esas demandas son “imposibles”.
No es una utopía: es posible conquistar la educación gratuita universal y 100% financiada por el Estado.
El gobierno de Piñera en el 2011 nos respondió una y otra vez que la piedra de tope para garantizar la gratuidad universal a todes les estudiantes de Chile era que “no había plata”. El financiamiento de esta política pública sin dudas haría un gran daño en los bolsillos de los empresarios de la educación. Hoy en día siguen repitiendo el mismo argumento, mientras las cifras demuestran que a pesar de haber una crisis por pandemia y estallido social, los empresarios no han hecho más que enriquecerse. Es por esto, que para financiar la educación gratuita universal es preciso nacionalizar nuestros recursos naturales bajo control de quienes lo producen y las comunidades. Las ganancias de los sectores productivos estratégicos tienen que estar a disposición de las necesidades de las grandes mayorías.
Retomemos la organización del movimiento estudiantil
Hoy en día los organismos estudiantiles como la CONFECH, más que estar al servicio de las demandas de los estudiantes, viene siendo una piedra de tope por subordinarse a los tiempos de las autoridades. Se ha convertido en una oficina administrativa más que un organismo de lucha para los estudiantes. Es fundamental retomar la organización estudiantil en articulación con los demás sectores movilizados hoy en día, organizando asambleas en todas las universidades a nivel nacional para retomar las calles y poner la demanda por la educación gratuita devuelta al movimiento estudiantil. Si algo nos enseñó la rebelión es que con movilización en las calles se puede apostar por cambiar el orden establecido por los partidos tradicionales herederos de la dictadura.