Rodolfo Walsh escribió una serie de notas en el diario Noticias durante 1974, que dio como resultado "La revolución palestina", donde se propuso desarticular las mentiras y el discurso legitimador de la ocupación sionista en Palestina, que predominaba – y sigue predominando - en los medios de comunicación, para ocultar los intereses políticos y económicos a los que responde.
Miércoles 25 de septiembre de 2024 20:48
Rodolfo Walsh escribió una serie de notas en el diario “Noticias” durante 1974 [1], que dio como resultado “La revolución palestina” [2], donde se propuso desarticular las mentiras y el discurso legitimador de la ocupación sionista en Palestina, que predominaba – y sigue predominando - en los medios de comunicación, para ocultar los intereses políticos y económicos a los que responde.
La obra de Walsh escrita hace 50 años cobra mayor relevancia a la luz de los acontecimientos actuales, donde los ataques del ejército sionista de Israel están profundizando la expansión de la ocupación territorial, perpetrando un genocidio a cielo abierto de la población palestina.
Las comunicaciones en el siglo XXI conforman un arma poderosa donde la disputa ideológica se pone en juego minuto a minuto. Para lo que ayer fue un elemento de legitimación para la construcción de un relato histórico, fuertemente difundido por los países imperialistas, hoy lo es también para ocultar la matanza del pueblo palestino y la extensión de la ocupación del Estado Sionista se Israel en Palestina.
Pero Walsh, en su rol de periodista revolucionario, dejó un legado que en estos tiempos ayudan a reflejar la verdad histórica.
Un pasado en disputa
Lo que se presume como un pasado en tinieblas con fantasmas que esconden la ideología sionista, Walsh allana el camino con conclusiones históricas, donde la idea de la creación de un Estado Judío surge hacia fines del siglo XIX – en pleno desarrollo imperialista - cuando en Europa ya no había lugar para la creación de un Estado nuevo, y ese lugar nuevo fue Oriente Medio. Claro que esta elección tuvo un plan deliberado y fue apoyado por los países imperialistas. Consistió la construcción de dos relatos motorizados por mitos bíblicos y la falsa idea de una Palestina deshabitada. Pero esto último contrastaba con la realidad:
“En 1900 había en Palestina 500.000 árabes y 30.000 judíos. Si en 1974 hay tres millones de israelíes y 35.000 árabes, no hace falta preguntarse dónde están las víctimas: están afuera de Palestina, expulsados de su patria.
En 1883 los habitantes de Sarafand [3] recibieron a los colonos que llegaban con estas palabras:
´De un tiempo inmemorial somos hermanos de nuestros vecinos, los hijos de Israel, y viviremos con ellos, como hermanos.´
A pesar de las prohibiciones oficiales la inmigración continuó, aprovechando la corrupción de funcionarios turcos y de terratenientes árabes ausentistas que vendían sus tierras. En 1907 se estableció el primer kibutz, granja colectiva que desde el principio excluyó al trabajador árabe. Cuando en 1914 los turcos hicieron su primer censo, resultó que había en Palestina 690.000 habitantes, de los que 60.000 eran judíos. Ese año la guerra mundial dio al sionismo su gran oportunidad.” [4]
Entonces, ¿Cuáles son los “títulos de propiedad” de Israel sobre Palestina según el sionismo? Walsh cuestiona el relato sobre los orígenes de los habitantes hebreos de la región palestina, donde ya existían los cananeos y toma posición en las discusiones historiográficas y arqueológicas en torno a la temprana existencia hebrea en la región como antecedente. En esos términos plantea un breve recorrido partiendo del primer milenio antes de nuestra era, en el cual los hebreos fueron derrotados por los asirios, luego por los babilonios y por último por los romanos, en el año 70 de nuestra era. Pero es con la destrucción de Jerusalén donde se consolidó el relato moderno del judío errante que debe “volver a Palestina.” No obstante, hacia fines del siglo XIX es donde el joven movimiento sionista promueve un retorno masivo.
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Ese joven movimiento que cobró impulso en banqueros importantes como Rotschild, pero que representaba a sectores pequeña burguesía judía, tuvo un giro ofensivo con el periodista Teodoro Herlz, quien, en un viaje a Palestina en 1898, realizó un informe donde los palestinos quedaron invisibilizados y el pueblo sin tierra encontraría “una tierra sin pueblo…” aunque con 500.000 habitantes. [5] Esos palestinos convertidos en fantasmas fueron el principal fundamento de la posterior resolución de la Liga de las Naciones para convertir a Palestina en Protectorado británico.
“Fachada de hogar nacional”
Así es como denominaba Walsh a la Resolución de las Naciones Unidas de 1947 donde la creación del Estado de Israel en 1948 fue producto de la presión del Movimiento Sionista basado en mitos y falacias como se describió anteriormente y lo que permitió que durante el Mandato Británico en Palestina aumentara la proporción de pobladores judíos de 10 a 30% en 20 años.
Aunque resultaría muy difícil comprender este proceso sin analizar el aspecto geopolítico. Se debe considerar el rol que ya estaban cumpliendo los estados imperialistas de Gran Bretaña y Francia en menor medida, luego de la Primer Guerra Mundial, con la disolución del Imperio Otomano. Esto dio lugar a una serie de acuerdos en 1922 entre los países aliados vencedores e hizo a la creación de nuevos Estados con mandatos de la Sociedad de la Sociedad de las Naciones: mandato de dominio francés de Siria y Líbano, el mandato británico de Irak, de Palestina y del Emirato de Transjordania, entre otros.
En otro sentido, el accionar de las dirigencias árabes fue directamente cómplice de la avanzada sionista sobre Palestina. Tras la declaración de independencia de Israel, la dirigencia egipcia decide desarmar la a la resistencia palestina en Gaza, dejando imposibilitado el establecimiento de un Estado palestino en Gaza y Cisjordania, quedando bajo administración de Egipto y Jordania respectivamente. El rol cómplice y de negociaciones oscuras con Israel de estos dos Estados será una constante, poniendo a la causa palestina como una base de maniobras con el imperialismo británico y posteriormente norteamericano.
Esa “fachada” prontamente va a mostrar su verdadero rostro, lo que el autor llamó “colonización armada” y semiclandestina a expresiones como el Haganah, de donde se va a desprender en 1935 un grupo de ultraderecha llamado el Irgun, que impulsaba la ocupación de Palestina y Transjordania mediante las armas.
No obstante, la respuesta de la población palestina no se hizo esperar. Para 1936 el Alto Comité Árabe declara una huelga general contra todo tipo de negociaciones económicas con la comunidad yishuv (eran residentes judíos que se encontraban en el sur de la Siria Otomana y en el Mandato británico de Palestina) y da lugar al inicio de una revuelta, con distintos tipos de manifestaciones, que duró hasta 1939, dejando como resultado más de 2000 casas demolidas, más de 9.000 palestinos encerrados en campos de concentración, más de 100 palestinos fusilados, más de 5.000 muertos y 10.000 árabes heridos.
La política imperialista británica en apoyo al sionismo ya iba traccionando de manera impune contra la población palestina. Y en ese mismo sentido, resulta interesante los datos proporcionados por Walsh sobre la consolidación de los orígenes bélicos del Estado Sionista en los albores de la Segunda Guerra Mundial donde “el núcleo del ejército judío” tuvo sus raíces en los 27.000 hombres que integraron el ejército británico.
La persecución de los judíos en la Alemania nazi consolidó la idea de poblar tierras palestinas apoyada por la Organización Sionista Americana de 1942, con el “Programa de Baltimore”, donde se planteaba el fin del Mandato británico, el reconocimiento de Palestina como Estado soberano judío, la creación de un ejército judío y la formación de un gobierno judío. Este programa cobró mayor relevancia ante las aberraciones cometidas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, dando lugar a la creación del Estado judío partiendo el territorio palestino por decisión de la Asamblea de las Naciones Unidas, [6] dando inicio al éxodo, genocidio y guerra del pueblo palestino.
El “hogar nacional” fue “logrado” con la participación de los grupos reaccionarios de Haganah, el Irgun y la Banda Stern contra una población palestina indefensa.
Hostigamiento sionista y resistencia palestina
La investigación de Rodolfo Walsh da cuenta del proyecto neocolonial en Oriente Medio poniendo énfasis no sólo en el proyecto sionista con el apoyo imperialista de EEUU y Gran Bretaña sino también en la heroica resistencia del pueblo palestino. Y su relato deja en evidencia el propósito de extinción que comenzó el siglo pasado y actualmente profundiza el Estado Sionista de Israel. Apenas consumada la creación impuesta del Estado de Israel en 1948 comienza la primera etapa de hostigamiento contra las aldeas palestinas dejando un saldo de 1700 muertos por parte de las bandas reaccionarias de Irgun y Stern en Deir Yassin (pequeña aldea árabe situada a 5 km. de Jerusalén), dando así inicio a una escalada de asesinatos, violaciones y mutilaciones al pueblo palestino y provocando un éxodo masivo.
La avanzada terrorista tuvo lugar en otras aldeas y ciudades como Kolonia, Haifa, Jaffa y Acre con miles de asesinatos, incendio de casas y huida masiva hacia el Líbano, Siria y Jordania con la connivencia de las tropas británicas que se limitaban sólo a observar un espectáculo de terror. De esta manera la palabra “refugiados” comienza a ser una constante en la vida del pueblo palestino.
La masacre de Deir Yassin fue utilizada como una amenaza constante para continuar con el plan de ocupación sionista, dejando gran temor en una población que comenzaba a asimilar la idea de organización y resistencia.
El denominado “Plan Dalat” de 1948 perpetrado por los grupos de Haganah, Irgun y Stern dejó como resultado la ocupación de Haifa, Jaffa, Beisan, Acre y otras poblaciones menores. Pero también dio lugar a la incipiente reacción del pueblo palestino, mal organizado debido a la inacción de regímenes corruptos o influenciados por la política británica, como en Egipto, Irak o el Líbano. Sólo las fuerzas de la Legión Árabe, con muchas limitaciones, consiguió algún éxito efímero ante la consolidación de las fuerzas sionistas, que acrecentaba su brutalidad mediante fusilamientos de hombres, mujeres y niños indefensos ante cualquier indicio de resistencia árabe. [7]
De esta manera se fue desarrollando la “limpieza étnica”. La campaña de los Seis Días de 1967 expulsó a 250.000 palestinos de Cisjordania y Gaza dando lugar a la “Paz Israelí” escrita con sangre y fuego, pero también dando nacimiento al Movimiento Nacional de Liberación Palestina en Beirut, [8] que con una estrategia guerrillera se propuso organizar la resistencia palestina.
El primer triunfo significativo del MNLP fue en la batalla de Al Karameh (pueblo jordano situado en la frontera jordano-palestina, cercano al río Jordán) en 1968, siendo este un factor moralizante para que miles de palestinos decidan unirse a dicha organización y logre dominar Siria, El Cairo, El Líbano y Jordania.
En los reportajes realizados, Walsh reivindica y se identifica con la idea de Revolución Palestina, con la O.L.P. (Organización para la Liberación de Palestina [9] ) como factor de organización del mundo árabe a favor de la causa palestina, mediante la lucha armada, siendo esta estrategia la misma utilizada por la organización de Montoneros, donde el autor militó durante los años ´70.
Esta amplia organización - que no sólo incluía a organizaciones guerrilleras con distintas orientaciones políticas, sino también a delegados territoriales y grupos financieros y religiosos – no previó (tampoco lo hizo Walsh) las numerosas claudicaciones de su líder Arafat, ante el objetivo inicial de recuperar los territorios arrebatados por Israel. Su idea inicial de conformarse con lo que podía ser recuperado y la propuesta de un mini estado llevó a la ruptura de la OLP y a una desviación con una lógica basada en la negociación, ante las incesantes disputas de países árabes que ven en Palestina una base de maniobras nacionalistas.
Lecciones de ayer y hoy
En su análisis Walsh polemizó alrededor de la idea de “terrorismo” ante las críticas imperialistas por las acciones armadas de las organizaciones palestinas. En sus relatos como corresponsal informa y analiza innumerables datos de muertes ocasionadas por los ataques sionistas a la población palestina desde el momento de la ocupación en 1947. Esto motivó a Walsh a legitimar los métodos utilizados por la Resistencia armada Palestina planteando que “se ha perdido de vista la verdad: el palestino despojado de su patria se ha convertido en agresor, la víctima en verdugo” y se pregunta “¿De quién es el terror?” [10]
Esta discusión se torna importante teniendo en cuenta los acontecimientos actuales, donde la ofensiva sionista con métodos sanguinarios intentan ser legitimados luego de los ataques de la organización musulmana Hamas. Este grupo surgido con el triunfo de la contra revolución islámica - que vino a terminar con la revolución iraní de 1979, donde la clase obrera de este país supo poner en pie Consejos obreros – junto a otros sectores islamistas lograron hegemonizar los reclamos de sectores que se radicalizaron partir de la primer Intifada de 1987 y que puso en jaque las negociaciones de la OLP.
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El fracaso de las negociaciones de Oslo en 1993, donde Arafat firmó con EEUU (y demostró que a los palestinos no les sirvió de nada, más bien todo lo contrario) y el acoso constante de las fuerzas sionistas dio como respuesta la segunda Intifada del año 2000, que fue notablemente influida por los movimientos islámicos y puso a Hamas como el polo de atracción de los sectores palestinos radicalizados, quienes se vieron huérfanos de representación con la posterior muerte del líder de la OLP, Arafat en 2006.
Este trabajo de Rodolfo Walsh pone de relieve una problemática que renueva viejas discusiones en un contexto actual de recrudecimiento de las acciones del ejército sionista masacrando al pueblo palestino.
Así como muchos sectores de la población palestina consideraban viable la convivencia de palestinos e israelíes, hoy se vuelve a esa misma idea, dando lugar al triunfo de la lucha palestina, con el apoyo de la clase trabajadora a nivel mundial y principalmente de los pueblos oprimidos de Medio Oriente.
Reivindicamos el trabajo hecho por Walsh de desenmascarar la política genocida del sionismo y sus aliados, aunque no compartimos el método, la política ni estrategia de Hamas. Pero sí reivindicamos incondicionalmente la resistencia y lucha del pueblo palestino contra su opresor, el Estado de Israel.
[1] Rodolfo Walsh fue enviado de “Noticias” a Beirut el 15 de mayo de 1974 cuando el comando palestino golpeó en Maalot. Entrevistó a los principales dirigentes de la Resistencia Palestina, pasando anteriormente por El Cairo, Damasco, Argel.
[2] Walsh, Rodolfo, La Revolución Palestina, Colección Procesos de Descolonización, Buenos Aires, 2012.
[3] Pueblo que actualmente se encuentra en el sur del Líbano, en aquella entonces parte integrante del Imperio Otomano.
[4] Ibidem. pp. 28. A estos datos, el autor agrega “Cuando los ingleses hicieron su primer censo en 1922 había en Palestina 760.000 habitantes, de los que algo más de 80.000 eran judíos: o sea el 11%. Esa proporción había subido en 1931 al 16% y en 1936 al 28%. Ese año se produciría la primera rebelión palestina contra los ingleses, que duró tres años y costó millares de muertos.” pp. 38.
[5] Por si quedan dudas, el fundador del movimiento sionista, Teodhoro Herzl afirmaba “La edificación del Estado Judío – escribió – no puede hacerse por métodos arcaicos. Supongamos que queremos exterminar los animales salvajes de una región. Es evidente que no iremos con arco y flecha a seguir la pista de las fieras, como se hacía en el siglo XV. Organizaremos una gran cacería colectiva, bien preparada, y mataremos las fieras lanzando entre ellas bombas de alto poder explosivo.” Ibidem. pp. 39.
[6] “En ese momento había en Palestina 1.200.000 árabes y 600.000 judíos. Los palestinos poseían el 94% de la tierra y los judíos el 6%. El Plan de Partición de las Naciones Unidas dividió el país en dos. En uno, que se convertiría en el Estado de Israel, y que abarcaba el 60% de las mejores tierras cultivables, había 500.000 judíos y 400.000 palestinos. En el 40% restante, que nunca llegó a convertirse en Estado, y que hoy forma parte de Israel, había 800.000 palestinos y 100.000 judíos.” Ibidem. pp. 48.
[7] En la masacre de Lydda, Walsh hace referencia a fuentes árabes e israelíes que dan cuenta de miles de fusilamientos y la usurpación de 3.500 km. cuadrados por parte de Israel, la franja de Gaza por el rey Faruk de Egipto y la anexión de Cisjordania por la monarquía hachemita de Jordania, con un saldo de 900.000 palestinos refugiados en Jordania, Siria y Gaza.
[8] En su reportaje a un miembro del MLNP, Walsh describe las etapas de preparación y acción armada contra el sionismo, el imperialismo y los gobiernos árabes reaccionarios.
[9] Esta organización fue una coalición creada por el Consejo Nacional Palestino en Jerusalén Este en mayo de 1964 y su principal fuerza hegemónica fue Fatah (las restantes organizaciones fueron el Frente Popular, el Frente Democrático y Saika – organización adiestrada por sirios). Su líder Abu Ammar (Arafat) presidió la OLP y desde 1974 también el Consejo Nacional Palestino (CNP).
[10] Su respuesta hace a un aspecto largamente discutible en términos estratégicos: “El terror es un método de lucha que han usado todas las revoluciones y también todas las reacciones” afirma, para luego reafirmar que “… su humanidad o su inhumanidad depende de sus fines.” Por último, para no dejar ningún tipo de dudas sobre su posición al respecto, plantea que “El objetivo del terrorismo palestino es recuperar la patria de que fueron despojados los palestinos. En la más discutible de sus operaciones, queda ese resto de legitimidad. El terrorismo israelí se propuso dominar un pueblo, condenarlo a la miseria y al exilio. En la más razonable de sus ´represalias´, aparece ese pecado original.” Ibidem. pp. 81.