En una nueva conmemoración del asesinato de Victor Jara, recordamos su legado político y musical como acto de protesta.
Miércoles 18 de septiembre
Víctor Jara, nació en la región del Bío Bío, el 28 de Septiembre de 1932, desde pequeño trabajó en el campo y aprendió a cantar y tocar la guitarra a través de su madre. Desde los 21 años, comenzó su estudio de la música y el teatro.
Al asumir el gobierno de la unidad Popular, en 1970, Víctor Jara, fue nombrado embajador cultural, siendo militante de las juventudes comunistas, asumiendo una postura política definida hacia la militancia y la participación política. Durante el año 1973, realizó diferentes actos, participando en la campaña electoral para las elecciones al parlamento a favor de los candidatos de la Unidad Popular,participa dirigiendo y cantando un ciclo de programas de televisión contra la guerra y el fascismo.
Víctor Jara se caracterizó por utilizar su canto como un arma de protesta, siempre al lado de la clase obrera, es por esto que fue detenido el 12 de septiembre de 1973 por miembros del ejército militar, un día después del golpe de estado contra el gobierno de Salvador Allende.
Canciones como Te recuerdo Amanda, El Derecho de Vivir en Paz y Plegaria a un Labrador son ejemplos de su capacidad para entrelazar la poesía con la denuncia social. Su música fue un instrumento de resistencia y un vehículo para despertar la conciencia colectiva en tiempos turbulentos, en Chile y en Latinoamérica.
Cuatro días más tarde, el 16 de Septiembre, fue encontrado su cuerpo sin vida cerca del cementerio metropolitano con 44 impactos de bala.Torturado brutalmente por la sangrienta dictadura de Pinochet y asesinado en el Estadio Chile , lugar en el que estuvo prisionero junto a otras cientos de personas.Victor Jara siempre será uno de los mayores referentes del canto de protesta, dejando un legado musical entre los sectores populares y la clase trabajadora.
Joan la esposa de Víctor Jara, recibe la última carta que Víctor logra escribir antes de ser asesinado, donde consiguió en secreto lápiz y papel escribiendo estas líneas.
“...¡Qué espanto causa el rostro del fascismo!
Llevan a cabo sus planes
con precisión artera sin importarles nada.
La sangre para ellos son medallas.
La matanza es acto de heroísmo.
¿Es éste el mundo que creaste, Dios mío?
¿Para esto tus siete días de asombro y de trabajo?
En estas cuatro murallas sólo existe
un número que no progresa,
que lentamente querrá más la muerte.
Pero de pronto me golpea la conciencia
y veo esta marea sin latido
y veo el pulso de las máquinas
y los militares mostrando su rostro de matrona
lleno de dulzura.
¿Y México, Cuba y el mundo?
¡Que griten esta ignominia! Somos diez mil manos menos que no producen.
¿Cuántos somos en toda la patria?...”
A 51 años no hay olvido ni perdón, para todos y todas los ejecutados políticos de la dictadura militar.