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Red Internacional
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GÉNERO Y SEXUALIDADES. A 57 años de la píldora anticonceptiva, su comercialización y revolución

Luego de haber sido aprobada en mayo de 1960, el 18 de agosto de dicho año, salió a la venta uno de los medicamentos que más ha revolucionado la vida de millones de mujeres.

Viernes 18 de agosto de 2017

Fue el 11 de mayo de 1960 cuando la Food and Drug Administration aprobó la venta de Enovid, el primer anticonceptivo oral, comercializándose tres meses después, el 18 de agosto.

Hace 57 años, la vida de millones de mujeres cambió radicalmente en cuanto a sus derechos reproductivos. En una época conservadora y fuertemente polarizada por el contexto internacional de la Guerra Fría, se creó uno de los descubrimientos más importantes del mundo: la anticoncepción oral y, con ello, la posibilidad de controlar la natalidad de una manera mucho más certera.

Son más de 100 millones las mujeres en el mundo que utilizan la píldora anticonceptiva para evitar los embarazos y poder decidir sobre aspectos de su reproducción. ¿Cómo se avanzó a esto? En 1912, la enfermera Margaret Sanger, quien se desempeñaba en Nueva York, tuvo que asistir a una mujer que se había provocado un aborto y que había caído en un coma séptico. Sanger y un doctor, durante tres semanas, atendieron a la mujer y salvaron su vida. El médico le afirmó a la paciente que otro aborto podría costarle la vida, a lo que ella preguntó qué podía hacer para evitar embarazarse: “Dígale a su marido que se vaya a dormir al techo”, le habría respondido el profesional.

En el año 1951, Margaret consiguió financiamiento para las investigaciones de un grupo de científicos liderados por el doctor Gregory Pincus, donde participó también el mexicano Luis Miramontes, estudiante de ingeniería química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien el 15 de octubre logró por primera vez la síntesis de la norethynyltestosterona, un agente antiovulatorio, semejante a la progesterona y que de inmediato se convirtió en el ingrediente activo de la “píldora anticonceptiva”.

Por su parte, Gregory Goodwin Pincus continuó experimentando con diferentes tipos de progestina, convencido que esta hormona sintética podía inhibir la ovulación. Años después, en 1961, se lanzó a la venta la primera píldora fuera de Estados Unidos: Anovlar, del laboratorio Schering (hoy Bayer), aprobada primero en Australia, luego Alemania, después el resto de Europa y, de manera paulatina, en América Latina.

Este descubrimiento generó toda una revolución sexual y social en la vida de millones de personas. En el año de su lanzamiento la píldora anticonceptiva era consumida por 1 millón de mujeres en Estados Unidos, y laboratorios de distintas partes del mundo comenzaron a producirla, experimentando cada vez con dosis más reducidas, con el objetivo de aminorar los efectos secundarios de las hormonas.

Este importante paso en los derechos reproductivos de las mujeres no estuvo exento de controversias y de la oposición de distintos sectores conservadores que consideraban un pecado que las mujeres la usaran, u otros que aseguraban que producía cáncer.

En el caso de Chile, el primer anticonceptivo oral que se aprobó fue Anovlar, del laboratorio alemán Schering (actualmente Bayer). Actualmente, y según las Estadísticas Sanitarias Mundiales de 2009 de la Organización Mundial de Salud (OMS), el 60,7% de las mujeres casadas o que viven en pareja usan un método anticonceptivo, donde la píldora oral es uno de los principales.

La batalla por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y vidas

La creación, expansión y comercialización de la píldora anticonceptiva, sin duda, fue un paso considerable en el control de las mujeres sobre sus cuerpos y reproducción sexual, sin embargo, también es real que una parte considerable de las mujeres en el mundo no tiene acceso a este tipo de método; la moral religiosa y el machismo son elementos que están de manera estructural en nuestras sociedad y que han jugado un rol clave en que el acceso aún no sea total e igualitario.

Hoy en día, cientos de miles de mujeres vienen dando una lucha importante en las calles por el derecho al aborto y su despenalización, teniendo que enfrentar además a instituciones reaccionarios como es el Tribunal Constitucional, heredado de la Dictadura, y que tendrá la potestad de decidir sobre el futuro del mínimo proyecto de aborto en tres causales.

Tanto la derecha organizada en Chile Vamos, como organizaciones religiosas y conservadoras, o personajes aberrantes como el “pastor Soto”, vienen dando una fuerte batalla contra los derechos de las mujeres y este proyecto en particular, mientras que diversas organizaciones de mujeres, feministas, sociales, políticas y de DD.HH, continúan realizando manifestaciones por el derecho a decidir de las mujeres.

“A décadas de que se haya aprobado la píldora anticonceptiva, dando un paso más grande en los derechos reproductivos de las mujeres, exigimos que el derecho mínimo a abortar en los tres casos más extremos que contiene el proyecto tres causales sea aprobado en Chile. Son más de ciento cincuenta mil abortos los que se producen al año, es una realidad y un derecho de todas las mujeres. Que la derecha, la Iglesia, los empresarios y políticos corruptos dejen de decidir por nosotras, luchamos por aborto legal, libre, gratuito y seguro, y también por el acceso a anticonceptivos gratuitos y de calidad”, comentó a La Izquierda Diario la vicepresidenta de la Fech y dirigenta de la organización dPan y Rosas, Bárbara Brito.