Hace casi un año de la rebelión de octubre, de la rabia que empezó con les secus evadiendo el metro en Santiago, nos recordamos de las “cifras” que dejó el estallido. Preocupantes son aquellas que dicen relación con la prisión política, que a nivel nacional mantiene a cientos de jóvenes en las cárceles, mientras hay una impunidad tremenda de Carabineros.

Akemi Matsubara Egresada Derecho Universidad de Antofagasta
Viernes 16 de octubre de 2020
El Gobierno de Sebastián Piñera desde el 18 de Octubre niega que existan presos políticos en Chile. No sólo los negaron al calor de las manifestaciones por los presos políticos mapuche hace meses atrás, donde el propio ministro del Interior, Víctor Pérez, declaró que “aquí se ha establecido y se ha reiterado que se trata de presos políticos y yo quiero reiterar, una vez más desmentirlo, los presos políticos que uno conoce en el mundo y en la historia son los que detienen los gobiernos, nosotros no hemos detenido a nadie”, sino que también incluso niegan toda la represión que dejó a cientos de personas mutiladas, miles de heridos y decenas de muertos, al negar que exista una política de represión según informó Amnistía Internacional.
En este marco, a pesar de existir hasta el 15 de junio 8.510 acusaciones por violaciones a los Derechos Humanos, de las cuales solo 800 se han traducido en querellas, a penas hay 64 agentes del Estado formalizados, que contrasta brutalmente con la cifra de 3.274 personas acusadas por el Gobierno de cometer “actos violentos”.
Ahora, a casi un año de la revuelta, mucho se ha dicho sobre el actuar de Carabineros y las Fuerzas Armadas. Estas últimas semanas se encendió el debate por el brutal caso de Anthony, joven de 16 años que fue arrojado por Carabineros de un puente en Santiago, caso que ha estado rodeado de circunstancias que no dejan de sorprender. Por un lado, las amenazas a la Fiscal Chong y, por otro, que se investiga la obstrucción de la investigación por parte de Carabineros, pues intentaron hacer pasar al joven por detenido, o incluso que el Carabinero Zamora que está acusado de ser quien empujó al joven, llevaba una cámara personal, lo cual fue informado posterior a la formalización.
Estas situaciones han vuelto a poner en la palestra la institución de Carabineros, en la política tradicional volvió a surgir la idea de “reforma” de Carabineros, que el Gobierno ha tomado en sus manos, y que sabemos que en ningún caso será un cambio significativo, sino más represión, pues la institución cumplirá con o sin reforma, el rol que siempre ha tenido, que es velar por los intereses de los empresarios y el Gobierno de turno.
¿Y qué pasa con los presos políticos?
Muchos ya llevan meses en la cárcel o SENAME, la mayoría jóvenes, algunos ya condenados a lo largo del país. Poco se habla de los presos en la política del régimen, pues para el Gobierno no existen, mientras que la “oposición” del Frente Amplio y el Partido Comunista los olvidó, pues los primeros estuvieron dispuestos a pactar la impunidad de las Fuerzas Armadas por un proceso constituyente engañoso o por otra parte, los segundos a abandonar toda lucha por Fuera Piñera y retomar la Huelga General, abandonando de hecho la lucha por los presos políticos. Mientras tanto, un sector de la iglesia en Antofagasta, propone una “salida política” a través del cura Felipe Berríos, quien también fue partidario del Acuerdo por la Paz y Nueva Constitución. Una “salida política” bastante ingenua, pues es asumir que sin lucha y con “acuerdos” con el mismo régimen que los encarceló, es “posible” liberarlos.
Por otra parte, la calle grita la libertad de los presos políticos y el fin a la impunidad. Hay algunas decenas de organizaciones sociales y políticas, coordinadoras, que se encuentran en contacto con las cientos de familias y se organizan por la libertad de los presos políticos. Sin embargo, aún queda mucho por hacer. Pues no será el mismo régimen que los encarceló, el que dará una “salida política” a los presos, mucho menos será la (in)justicia chilena la que “fallará” favorablemente por los jóvenes.
Los sectores de la vanguardia juvenil que hacen suyo este sentimiento legítimo de querer liberar a quienes lucharon codo a codo durante octubre con ellos, tienen que expandir esta campaña en unidad con las y los trabajadores, y exigirle a partidos como el Partido Comunista, que dirige la principal central de trabajadores que es la CUT, que tienen que levantar esta campaña en todos los sindicatos, que sus diputados no pueden callarse frente a los cientos de jóvenes que hoy están siendo procesados.
Pues sólo una campaña por su libertad junto a la movilización de cientos de miles que pondrá en la palestra la libertad de los presos políticos. La fuerza de la movilización de miles de jóvenes, trabajadores y pobladores, es la que sacará a los cientos de jóvenes que hoy se encuentran presos. Por eso es necesario extender las campañas que ya se encuentran en curso, que las organizaciones obreras y estudiantiles levanten esta bandera activamente, donde en los sindicatos, confederaciones, federaciones estudiantes, se vote la libertad de todos los presos políticos, el fin a las leyes represivas que hoy los tienen en la cárcel, como lo es la ley antibarricada y antiterrorista.