UNAM. A espaldas de la comunidad Leonardo Lomelí es designado nuevo rector

Leonardo Lomelí Vanegas, después de haber abandonado su puesto como Secretario General de la UNAM, ahora toma el papel de Rector. Anteriormente cobraba un sueldo de $243 mil 932 pesos mensuales, por eso el economista es otro ejemplo de la casta parasitaria que saquea los recursos de la universidad. Valiéndose de los mecanismos antidemocráticos, casi feudales, del gobierno universitario, Lomelí representa la continuación del Priismo dentro de la máxima casa de estudios siempre leal a Graue y al grupo de los médicos.

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En los últimos años el gobierno de Enrique Graue, a través de la Secretaría General al cargo de Lomelí, se caracterizó por mantener la política de recortar el presupuesto destinado a las carreras de ciencias sociales y humanísticas. Esta maniobra tiene un trasfondo neoliberal en el que se incentiva la entrada de capital privado, para que así la universidad responda a las necesidades de las empresas. Este mismo recorte además promueve la desaparición de aquellos espacios críticos y organizados propios de estas carreras.

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Su elección se da sin tomar en cuenta la voz y el voto de la comunidad universitaria conformada por más de 350 mil estudiantes, 40 mil académicos y 28 mil trabajadores, quienes en diferentes momentos han denunciado la antidemocracia imperante dentro la Universidad más grande del país.

Así lo han dejado ver los distintos procesos durante los últimos años en que estudiantes y trabajadores de la universidad, se han manifestado exigiendo mejores condiciones laborales y de estudio, así como transporte seguro, comedores y becas.

Otro ejemplo reciente de esta inconformidad es la consulta realizada hace apenas un par de semanas, en donde más de 10 mil miembros de la comunidad participaron, con un 95% de respuestas en favor de propiciar procesos informados, democráticos, transparente e incluyentes.

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Durante este proceso desde la Agrupación Juvenil Anticapitalista sostuvimos necesario peelear por voto directo del conjunto de la comunidad como mecanismo minímo para designar el Rector y romper así con décadas de antidemocracia. En ese mismo sentido, consideramos que para conquistar una universidad verdaderamente al servicio de las grandes mayorías es necesaria la anulación de la figura del Rector y la imposición de un grobierno tripartito con mayoría estudiantil que decida el rumbo de la UNAM en función de las necesidades de la mayoría.

Esta nueva designación viene a reafirmar el carácter antidemocrático de la universidad pública "más prestigiosa" del país, manteniéndose por un nuevo periodo como el bastión del viejo Priismo. Frente a este, el movimiento estudiantil continuará organizado en alianza con los trabajadores administrativos y docentes en defensa el derecho a la educación pública y gratuita.