La diputada derechista convirtió el conflicto de Lácteos Vidal, una supuesta “pobre pyme”, en un símbolo de su pelea por borrar derechos laborales y sindicales. Aunque todavía se niega a la reincorporación de los despedidos, la empresaria Bada Vázquez tendrá que pagar indemnizaciones y todos los gastos del juicio. A lloriquear entre las vaquitas. Un caso que adelanta el debate sobre la reforma laboral.
Lucho Aguilar @Lucho_Aguilar2
Miércoles 17 de abril 13:34
Lácteos Vidal no es una gran empresa. Es cierto. Pero hace un par de años la Unión Industrial, la derecha y algunos medios decidieron convertirla en un “caso testigo”.
Resumamos: durante mucho tiempo los trabajadores le reclamaron a la familia Bada Vázquez por la falta de personal y recategorizaciones, el incumplimiento de las normas de seguridad e higiene, los descuentos arbitrarios. ¿Qué respondió la dueña? Los basureó. Comenzó con aprietes y despidos. Los trabajadores convocaron al sindicato, ATILRA, que una mañana de 2022 comenzó un piquete en la puerta de la planta. Patricia Bullrich y Florencia Arietto (entonces militante del PRO como antes lo había sido del PJ), vieron una oportunidad: victimizar a la empresaria “pyme” y convertir el conflicto en el bautismo de fuego del “Movimiento Antibloqueos”. Presentaron una denuncia por ocupación, despojo, daños, amenazas y cuánta figura antiobrera existiera en las leyes. Clarín, La Nación e Infobae lo cubrieron con un sesgo un poco parcial: la señora hablaba de sus "sufrimientos y esfuerzos", los obreros nunca tenían voz. Por las dudas, la empresaria despidió a todos los que reclamaban. 29 familias en la calle.
Las banderas de los despedidos lo decían todo: "Acá no hay bloqueo, es una huelga obrera". Otro: "Acá no hay bloqueo, hay mafia patronal".
El final era incierto. La justicia de clase no suele fallar a favor de los laburantes. Pero era tan escandaloso el ataque a los derechos obreros que el juez de Garantías de Trenque Lauquen dijo primero que “no existe despojo respecto del inmueble objeto de la contienda, sino que se presenta como una ocupación temporaria de un terreno baldío en el marco de una huelga gremial”. Bullrich, Arietto y Bada Vázquez volvieron a llorar sus lágrimas de cocodrilo. Volvió la campaña del Movimiento Empresario Anti Bloqueos y sus tanques mediáticos.
Durante casi dos años, rechazaron todos los fallos judiciales. Se negaron a reincorporar a los despedidos sin causa, a pagar las multas por no acatar las resoluciones, recusaron a los jueces que fallaban en su contra. ¿Cómo se les podía ocurrir no favorecer a la clase propietaria?
Pero no les alcanzó. A la decisión del Juzgado de Garantías de Trenque Lauquen se sumó la del Juzgado de Trabajo Nº69 y esta semana la Cámara de Apelaciones del Trabajo, que rechazó todos los recursos y quejas que presentaron los abogados de la empresa. Deberá pagar indemnizaciones, multas y todas las costas del juicio. Sin embargo, se sigue negando a reincorporar a los despedidos.
La falacia ad populum de la “emprendedora”
Alejandra Bada Vázquez no es una “emprendedora”. Lácteos Vidal es una empresa láctea de Carlos Casares. La familia cuenta con más de 50 mil hectáreas de campo y negocios que van desde los alimentos hasta la minería. Por eso dan un poco de asco su actuación tras perder el juicio: “Siento lástima porque evidentemente no saben lo que es mantener viva a una empresa, no saben lo que cuesta producir, lo que cuesta seguir adelante, tratar de crecer. Con estos fallos le pegan en la cabeza a los que tiramos del carro” (Clarín Rural) dice emponchada con su ropa de Cardon.
Qué caradura. Lo único que debe haber “tirado” en su vida es la carretilla de plata que levanta todos los meses. “Cuando me secuestraron la fábrica nosotros no cedimos a la extorsión, entonces se quieren vengar porque no lograron hacer la cooperativa para los vagos”. Pero la justicia demostró que nunca le “secuestraron” la fábrica, sino que la señora les secuestró salarios, derechos y puestos de trabajo a 20 familias que hicieron una permanencia frente al portón. Los “vagos”, como dice con su desprecio de clase, eran los que desde la madrugada producían y tiraban del carro para que ella haga guita.
Un gran Movimiento Anti-Parásitos
El conflicto deja otras conclusiones. Una importante es que no se ha logrado, al menos hasta ahora, la reincorporación efectiva de los despedidos a sus puestos de trabajo. Hasta ahí llegaron la justicia y el sindicato. Por eso Bada Vázquez dice que “saldrá adelante” (pooobre) con sus “nuevos empleados” (léase esclavos). Es una deuda que hay que cobrar.
La otra, que también es un caso testigo para lo que está hoy en debate: por qué los empresarios quieren el fin de la indemnización o “fondo de cese laboral” como plantean en la reforma laboral. Es para sacarse de encima a sus trabajadores y trabajadoras sin reclamos, ni conflictos ni juicios laborales. También por eso quieren que los convenios por empresa tengan prioridad sobre los de rama. ¿Se imaginan un convenio firmado en la oficina de Bada Vázquez y Arrieto? Es como que te pregunten si te gusta la polenta con gorgojos con una pistola en la cabeza. De la misma manera quieren criminalizar, con esa reforma laboral, las huelgas, asambleas y bloqueos. Cualquier acción obrera que se oponga a la prepotencia patronal debe ser eliminada.
Antes de despedirse de Clarín Rural, la dueña de Lácteos Vidal dijo algo más: “Confío en que al final del camino va a haber justicia”. Nosotros también. Eso será el día que las fábricas estén en manos de quienes las trabajan y no de los parásitos que viven del robo del trabajo social.
Será justicia.
Lucho Aguilar
Nacido en Entre Ríos en 1975. Es periodista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001. Editor general de la sección Mundo Obrero de La Izquierda Diario.