Desde La Izquierda Diario, compartimos reflexión escrita por Camila Oyarzo Contreras, actriz y educadora de Valparaíso.
Miércoles 2 de junio de 2021
Ayer me preguntaron algunas cosas: - Tía, ¿es verdad que en la guerra matan niños?, ¿Por qué no lo prohíben?, ¿Se va a terminar? -. Sabía que esas preguntas llegarían en algún momento, pero no pude responder rápido. Conversamos. Con mucho respeto hablamos sobre el miedo, el sufrimiento, y de las distintas realidades que viven lxs niñxs en todo el mundo.
La expresión de su cara cambió, estaba muy atentx y le pregunté su opinión. Me dijo que era injusto, porque lxs niñxs no se matan y deberían ser felices. Se me apretó la guata y me di cuenta que hay preguntas muy difíciles de responder.
No es fácil explicar que hay lugares en que a las escuelas las bombardean, sin importar que pertenezcan a la Organización de las Naciones Unidas. Que muchxs niñxs crecen con huesos rotos por ataques de misiles, cuando juegan fútbol en
la playa. Sí, hay partes del mundo donde matan por jugar en la playa. Imagina que es mejor no jugar afuera para que no te disparen, pero nadie te asegura que no bombardeen tu casa.
¿Qué se sentirá jugar con miedo a que caiga un misil?
No es fácil explicar que hay niñxs con papás pescadores a los que les prohibieron navegar, y solo pueden salir a faenar a seis millas de la costa, donde les ofrecen miserablemente un pedazo de mar, donde apenas hay comida, pero abundan los buques de guerra.
¿Te imaginas un mundo donde las infancias vivan así?
¿Te imaginas que se intentara invisibilizar esta realidad en occidente?
¿Te imaginas que haya gente creyendo que en nombre de Dios se pueda obligar a otras personas a vivir bajo una ocupación militar ilegal violenta y, además, permitir etiquetarles como “terroristas” por defenderse?
¿Te imaginas un mundo donde un estado de ocupación ilegal fuera responsable de aplicar la Convención internacional de los Derechos del niño y se negara a reconocerlo para que las violaciones a esos derechos queden impunes?
Lamento tanto que ese mundo sea real. Ojalá pudieran volar tan lejos y a pesar del clima, igual que las grullas. Para criar, para amar, para vivir.
Estos días de discurso tan manoseado, creo que no se trata de discriminación, menos de ser antisemita. Se trata de ser humanx, así que cuando hablemos de resistencia, hablemos, por favor, de Palestina.