El despido de la directiva del Liceo 7 Teresa Prat de la comuna de Santiago volvió a poner al centro las medidas represivas de Alessandri, que ya cuenta en su haber un historial enorme de persecución dentro de la educación
Martes 4 de mayo de 2021
El Estado se ha encargado de intervenir cualquier clase de manifestación opositora al régimen que sea capaz de concientizar o movilizar, esto porque no se puede permitir que el sistema neoliberal haya fallado rotundamente en cuanto a calidad de vida de la gente. El sistema no funciona como fue prometido y esto es porque quienes están a cargo del Estado tienen privilegios e intereses contrarios a los del pueblo trabajador. Por esto, los estados siempre han usado y adaptado sus aparatos represivos con el fin de evitar los cuestionamientos.
La persecución política es uno de los métodos represivos más importantes, esto porque para ejercerla no es necesaria la creación de una institución específica, sino que se puede hacer por dentro de las instituciones estatales, desde estas mismas y a través de cualquier persona que no tenga el suficiente criterio para validar esta opinión o manifestación divergente, esto es preocupante ya que no solo presta el poder institucional para perseguir a personas por su visión ideológica o política invalidando el derecho a libre expresión, sino que también para perseguirlos por motivos personales o egoístas.
Para esto, se utiliza la criminalización y la descontextualización de los dichos o hechos de la gente, que sumado a falacias y prejuicios se convierten en una poderosa arma de desacreditación y censura.
Es además inaudita la persecución política en la educación, ya que afecta a los jóvenes, es importante que estos tengan criterio y puedan ejercer activamente sin miedo a represalias ni desacreditaciones, es importante que puedan dar su opinión y luchar por lo que creen necesario o correcto, pero como digo, el Estado no puede permitir que se critique su sistema y no solo hace oídos sordos sino que persigue a las y los estudiantes, directivos, docentes y administrativos que tengan una visión diferente a la oficial, se vió esta persecución sobre el área educacional en diversas instancias en Santiago Centro, cuando por orden de los alcaldes Carolina Tohá (PPD) y Felipe alessandri( RN) se despidió a la directora del Liceo bicentenario Teresa Prats (vease https://interferencia.cl/articulos/santiago-centro-el-irregular-despido-de-la-directora-del-liceo-7-por-supuestamente-apoyar), esto por supuestamente incentivar la toma del colegio en el marco de las movilizaciones de 2016 y por comentarios considerados “inadecuados” para una directora en su cuenta personal, y también con la red de delación a los estudiantes del Internado Nacional Barros Arana (véase https://www.laizquierdadiario.cl/Se-descubre-oscura-red-de-delacion-contra-ninos-y-adolescentes-del-derechista-alcalde-Alessandri), la cual contaba con la participación de carabineros, el alcalde Felipe alessandri, autoridades del colegio, la DEM y profesores. Esta red fue creada vía whatsapp con el fin de seguir y delatar a los estudiantes que se muestran combativos en el contexto de las tomas del liceo y la implacable represión policial que en ese momento se presenciaba. Tampoco hay que olvidar cuando Alessandri tenía el Instituto Nacional completamente militarizado, lleno de carabineros que incluso estaban arriba de los techos en 2019, antes de la rebelión. Estas persecuciones a los más jóvenes no hacen nada más que oprimir al pueblo y generar más descontento hacia las autoridades, las cuales se ensañan en intentar detener.
Se hace ya evidente la necesidad de un cambio en el sistema, por uno que abrace estas críticas, descontentos y manifestaciones con el fin de darles una solución real, humanitaria y que abogue por una educación realmente gratuita, inclusiva y de calidad, que permita el desarrollo personal, tanto intelectual, emocional, criterioso y evolutivo de las juventudes, y así cortar la línea de egoísmo y maltrato.