Este domingo 18 de diciembre se celebran quince años de la inclusión del gigante asiático a la OMC, China por lejos se ha convertido en la segunda mayor economía del mundo. El 2001 la contribución del PIB real de China al crecimiento global paso de representar un 0,53% a casi un 25% en el año 2015
Miércoles 14 de diciembre de 2016
A pesar del panorama de incertidumbre que cruza la economía, según los pronósticos de la entidad, se espera que para los próximos quinquenios el volumen de importaciones y exportaciones de china llegue a 8 billones de dólares y la inversión extranjera a 750 mil millones de dólares.
Desde la entrada de China a la OMC, el intercambio comercial ha aumentado exponencialmente, en particular con los países de Latinoamérica. Hoy Beijing se plantea planes mayores al mero intercambio comercial con la región del sur.
Actores regionales, actores internacionales, nuevos escenarios
Sin duda, en la última década, el panorama internacional ha sido cruzado por grandes tumultos económicos y políticos; si en los años noventa, con el cambio de calendario se hablaba de la llegada del siglo de oro norteamericano, hoy parece convertirse más en su contrario, tomando lugar un escenario de crisis e inestabilidad. La crisis del 2008 ha sido el telón de fondo de múltiples fenómenos políticos, tanto con la irrupción del movimiento de masas y los oprimidos, como en los cataclismos ocurridos en los partidos del extremo centro de los regímenes políticos, herederos del consenso de Washington, cambios radicales en la política de los Estados, mas tensiones geopolíticas y auge de conflictos regionales.
Si en algún momento la intelectualidad se adelantó a hablar de un mundo no polar, en los marcos de la decadencia de la hegemonía norteamericana, hoy por lejos, tenemos un nuevo escenario de reconfiguraciones, donde las potencias regionales han cobrado un rol central en el escenario de la política internacional. Es menos imposición y más negociación frente las tensiones cruzadas por intereses norteamericanos en el conjunto del globo.
El británico Financial Times lo expresa bien: Trump construye muros, Xi construye puentes
A pesar del escenario de incertidumbre, sobre las definiciones que tendrá que tomar la Casa Blanca, cuando asuma Donald Trump este 20 de enero, lo cierto es que se enfrenta a un mundo cada vez más distinto a como se lo imaginaba el imperialismo norteamericano hace una década atrás. Trump con un discurso populista, pretende patear el tablero, dice que quiere renegociar todo los TLC´s y tratados multilaterales, como el pacto TPP, subir grandes aranceles a las importaciones, así como un plan para expandir la expansión fiscal y proteger la industria nacional. Aun no se sabe con certeza como pretende llevar a cabo cada una de estas medidas, y como estos planes encontraran muros internos, dentro de la arquitectura de la gran burguesía norteamericana, pero es claro que uno de sus objetivos de aumentar las exportaciones, no solo se conseguirá bloqueando importaciones. Hoy con China, a propósito de la reanudación de la membresía en la OMC, se abre el litigio por el dumping del acero, y la refrenda norteamericana, en cuanto se demanda el intervencionismo estatal en la sobreoferta y sobrecapacidad que ha generado el gigante asiático sobre el mercado del acero. Tanto los imperialismos estadounidenses como los europeos esperaban más reformas al mercado Chino.
En ese sentido la apuesta de China es muy ofensiva. La gira que se dio el dragón rojo por Latinoamérica, apenas dos semanas votado Trump, es una gran muestra de sus intereses sobre la región. Visitas a Chile, Perú y Ecuador. Todos países de la cuenca del pacifico, siendo los dos primeros tributarios de tratados de libre comercio con China desde el 2005, y el 2009 correlativamente.
La visita del presidente Xi se da en los marcos de la incertidumbre económica, sobre la vigencia de los términos de los tratados internacionales del imperialismo norteamericano con la región del Sur. Pareciera ser una buena propuesta como mercado alternativo
Además de esto, sorprende este 05 de diciembre participando de la subasta de PEMEX, pasando a formar parte del negocio energético mexicano, clavando su bandera en el atlántico, bajo la firma de China offshore Oil, como un gran gesto geopolítico frente al país azteca y su sombrío panorama económico.
Tras su gira, el presidente Xi, dejo en claro sus intenciones, que es superar el carácter “meramente económico” que suscribió su antecesor Hu Jintao en el 2008. Cuando China plantea, establecerse más allá de lo comercial, habla de introducir “su experiencia en América latina y el Caribe, ser más pragmático, y soltar grilletes ideológicos”. No es otra cosa que hablar de relaciones más integrales, de tecnología por ejemplo. Y es que a pesar de que el 90% de la inversión China en América latina corresponde a recursos naturales y materias primas, hoy viene implementando planes de infraestructura, o abriendo filiales en la región, principalmente en el plano automotriz.
No hay duda de que gran parte de estas apuestas estarán cruzadas por el escenario de la política internacional, tanto sobre las definiciones de Trump, como el futuro de Latinoamérica, donde vuelve a cabalgar la Derecha, no sin grandes contradicciones frente a las luchas que está dando el pueblo trabajador contra los ajustes neoliberales; parte de esto es la situación brasilera, donde el gobierno de Temer que venía prefiriendo re-buscar los pactos comerciales a la vieja usanza, con Norteamérica y Europa, hoy se encuentra en cuestión, situación de la que eventualmente podría buscar sacar algún tipo de ventaja la incursión China.