Fotografía: EFE
Contanos cómo se vivieron las marchas del 26 de septiembre a un año de Ayotzinapa
Este 26 de septiembre, se realizaron movilizaciones en casi todas las ciudades del país y en algunas ciudades del mundo como Buenos Aires y Madrid. En el Distrito Federal, por lo menos 100 mil personas nos movilizamos para exigir la aparición con vida de los 43, por la apertura de los cuarteles militares para su búsqueda y la desmilitarización inmediata del país. Fueron enormes contingentes estudiantiles de las universidades privadas y públicas, del magisterio, telefonistas, organizaciones campesinas, sociales y de derechos humanos y familias enteras de las clases medias de la capital las que nutrimos el torrente humano que cubrió la avenida Reforma. Como en las movilizaciones del año pasado, los rostros de los 43 inundaron la movilización y se coreaba ¡Fue el Estado!, ¡Fuera Peña! y ¡Ni PRI, ni PAN, ni PRD! por doquier. Pero también se pusieron en juego durante la marcha las diversas y sentidas reivindicaciones de los trabajadores del campo y la ciudad. Por la renacionalización de la industria petrolera, contra el despojo de tierras contra las comunidades efectuado por las trasnacionales y contra el trabajo precario que afecta a millones de desposeídos.
Al finalizar la movilización, se realizó un mitin en la plaza principal de la ciudad que, a pesar de la persistente lluvia, vio arribar durante 6 horas a los diversos contingentes. La rabia contra el régimen persiste.
¿Por qué crees que sigue vivo tanto descontento?
El problema es que el gobierno intentó cerrar el caso Ayotzinapa montando una montaña de falsedades, que han sido refutadas tanto por los padres como por los antropólogos forenses argentinos y el grupo de expertos independientes de la comisión Interamericana de Derechos Humanos. La “verdad histórica” que quiso imponer el gobierno a través de la Procuraduría General de la República se ha demostrado como una de las tantas “mentiras históricas” del PRI. A los ojos de millones, la llamada “transición democrática” no trajo ninguna mejora, si no que profundizó la represión, incrementó la cantidad de presos políticos, la criminalización de la protesta social y avaló la militarización. Hay mucho descontento también con la llamada “clase política” porque está asociada con el narco y gana salarios millonarios. Así que todos los partidos tradicionales están desacreditados. Las elecciones intermedias del 7 de junio, lograron ser un desvío relativo y, producto justamente del hartazgo contra el PRI, el PAN y el PRD, se fortaleció el partido de López Obrador, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que hoy genera expectativas en muchos sectores y gobernará en el Distrito Federal con un programa antineoliberal. Ayotzinapa mostró un alto grado de descomposición estatal ¿Por qué se mantiene Peña Nieto en el poder?
Lo que pasa es que el problema es aún más profundo. En México, la descomposición estatal se debe a que la opresión imperialista se expresa de manera muy aguda porque compartimos más de 3 mil kilómetros de frontera con Estados Unidos. Esto, además de fortalecer al narco que se enriquece con los mercados ilegales de estupefacientes y personas que trafica con EUA, ha gestado una economía de dos “méxicos”, por así decirlo. Uno moderno y dinámico ligado a las masivas inversiones de las trasnacionales en la industria manufacturera, en particular la automotriz donde laboran millones de trabajadores con bajos salarios pero también tecnólogos, ingenieros y profesionistas con altos niveles de vida y otro paupérrimo y marginado, basado en el despojo de tierras a los campesinos y comunidades indígenas. Por ello nosotros hemos insistido en que detrás de la desaparición de los 43, está el imperialismo y que el movimiento tiene que abrazar una perspectiva antimperialista. Si el año pasado, frente a las masivas movilizaciones que cimbraron al régimen mexicano el gobierno de Peña Nieto no cayó, se debe a que al mismo no se integraron los imponentes batallones de la clase obrera mexicana pero también a que está sostenido bajo el amparo de Washington y tiene una base social interna que se beneficia y está de acuerdo con el “modelo”. ¿Cuál fue la participación del MTS en el marco de este primer aniversario?
Nosotros realizamos durante toda la semana previa al 26 de septiembre, muchas actividades en las universidades donde estamos, en particular en la UNAM. Alrededor de 700 personas pasaron por los eventos culturales, foros de análisis y concentraciones que realizamos, invitando a los padres de los 43 e intelectuales de izquierda a discutir el balance y las perspectivas del movimiento. En particular, realizamos un foro en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales con los intelectuales John Ackerman y Massimo Modonesi y con los padres de los 43 y participamos con un gran contingente en la marcha del 26, encabezado por las obreras de Calzado Sandak, trabajadores de gasolineras, diversas fábricas, telefonistas, maestros y decenas de jóvenes. En el portal La Izquierda Diario México, difundimos las denuncias de los padres y los peritos independientes, artículos de opinión y realizamos una cobertura especial de la movilización del 26 en el Distrito Federal. Durante la semana tuvimos una subida exponencial de las visitas al sitio, con hasta 11 mil por día y 30 mil en algunas notas.
Todo esto lo hacemos, además de para fortalecer al movimiento y la denuncia contra el régimen, para coincidir con amplios sectores de jóvenes y trabajadores que han despertado a la vida política a partir de Ayotzinapa y que ya no tienen confianza en los partidos del régimen. Con muchos de ellos, en las facultades y centros de trabajo, estamos discutiendo forjar en común una organización de izquierda y socialista que comprenda, junto con nosotros, que el régimen actual no puede ser humanizado ni reformado y que el capitalismo no tiene nada que ofrecernos.