Hace un año, el joven Marco Antonio Sánchez Flores fue desaparecido por la policía. Afortunadamente, tras una serie de movilizaciones protagonizadas por estudiantes de bachilleratos, Marco Antonio apareció con vida. Por eso es importante sacar lecciones de ese proceso.
Lunes 28 de enero de 2019
1- Policías de la ciudad desaparecieron a Marco Antonio
Hace un año y cinco días, Marco Antonio Sánchez, de entonces 17 años y estudiante de la ENP 8, se encontraba en la estación de metro El Rosario cuando decidió pararse para tomarle una foto a un mural que se encontraba en esta estación. Fue entonces cuando policías de la Ciudad de México lo detuvieron con lujo de violencia con la excusa de un supuesto robo.
Según los policías, al no encontrar al denunciante del supuesto robo, dejaron en libertad al chico de 17 años, pero a Marco Antonio lo desaparecieron.
2- Si tocan a uno, nos organizamos miles
El 28 de enero, nos citamos en el Ángel de la independencia para exigir su aparición con vida, los días anteriores las redes sociales estuvieron plagadas de publicaciones de intelectuales, estudiantes, periodistas y trabajadores denunciando la desaparición de Marco. Para el día siguiente había una convocatoria de chicos de la prepa 8 -que se encontraba en paro- para marchar por Marco Antonio.
Leer más: #DondeEstaMarcoAntonio: el clamor en redes sociales->https://www.laizquierdadiario.mx/DondeEstaMarcoAntonio-el-clamor-en-redes-sociales]
Leer más: #DondeEstaMarcoAntonio: el clamor en redes sociales->https://www.laizquierdadiario.mx/DondeEstaMarcoAntonio-el-clamor-en-redes-sociales]
Ese fin de semana encontraron a Marco deambulando en Tlanepantla. Y sí, Marco Antonio apareció, pero apareció con rasgos de tortura, secuelas psicológicas y estuvo meses en el hospital.
3- El país de las desapariciones forzadas, la violencia policial y la criminalización de la juventud
Su desaparición nos dolió profundamente y nos generó un odio enorme porque sabíamos que no era un caso aislado. Son catastróficas las cifras que la supuesta guerra contra el narco ha dejado y el enorme marco de impunidad que tienen los militares y policías.
Tan sólo en 2016 hubo 10 mil 249 denuncias por detenciones arbitrarias, incluso denuncias de tortura por parte de agentes del Estado para sacar testimonios falsos. 90 mil de las 250 mil personas en prisión siguen esperando un proceso judicial.
Según información de Amnistía Internacional (AI), el año pasado había “4,390 casos de tortura en revisión a nivel federal”, sólo en 777 se inició investigación. AI informa también que hasta hace un año, 34,656 personas que habían sido desaparecidas, con participación directa o indirecta de agentes del Estado o por particulares, seguían sin encontrarse, esto contando tan sólo desde el 2014.
La juventud y las mujeres somos de los sectores más afectados por esta realidad. Entre 2007 y 2014 se cometieron 46 mil 754, asesinatos de chicos de entre 15 y 24 años. Ejemplos de desapariciones de jóvenes nos sobran, los tres estudiantes de cine de Jalisco, los 43 normalistas de Ayotzinapa, otros siete jóvenes desaparecidos en Chilpancingo hace un año, la lista continúa y es larga.
¿A cuántos los desapareció la policía, el ejército, el narco? Algunos fueron encontrados sin vida, otros varios terminaron en las redes de trata o en trabajo esclavo para los capos del narco, coludidos con el Estado. A unos cuantos, poquitos, como a Marco Antonio, se los arrancamos con la movilización.
4- ¿Por qué Marco Antonio apareció y no así los 100 mil desaparecidos del sexenio?
Estudiantes de bachilleratos y de algunas facultades no paramos de organizarnos y movilizarnos aquel 28 de enero que Marco Antonio fue encontrado con vida. Sabíamos ya de sobra que él era parte de las miles de desapariciones que hay en el país, crecimos con la supuesta guerra contra el narco y escuchando todos los días cómo aumentaban las cifras de desapariciones forzadas y violencia policial.
Entendimos que no la benevolencia de los policías ni de Mancera la que nos devolvió a Marco, si no la movilización. Así fue que hicimos asambleas en nuestras escuelas y seguimos marchando, porque no nos regresaron al mismo Marco Antonio que se llevaron y porque cientos de miles nos seguían —y nos siguen— faltando.
5- ¿Qué cambia con el nuevo gobierno?
López Obrador fue votado por millones de jóvenes, muchos salieron a las calles en 2014 en solidaridad con nuestros compañeros normalistas a gritar “¡Vivos los queremos!” y a denunciar que el responsable era el Estado. Jóvenes que, hartos de esta realidad, esperan con ansias que su gobierno cambie algo.
El MORENA puso ya en marcha su programa Jóvenes Construyendo el Futuro para darle opciones laborales a los jóvenes y que no opten por los trabajos ilegales como el narcomenudeo o dedicarse a ser sicarios. Efectivamente, hay que transformar las condiciones materiales de la juventud, pero los $3,600 no son suficientes para mantenerse, mucho menos para mantener una familia. El precio de la canasta básica y de la vida en general sigue subiendo. A demás todo ese dinero saldrá del Estado y será trabajo gratuito para las empresas.
Leer más: Precariedad y becas, propone AMLO para la juventud->https://www.laizquierdadiario.mx/Precariedad-y-becas-propone-AMLO-para-la-juventud]
Leer más: Precariedad y becas, propone AMLO para la juventud->https://www.laizquierdadiario.mx/Precariedad-y-becas-propone-AMLO-para-la-juventud]
Por otro lado, la implementación de la Guardia Nacional no apunta a pacificar el país. Es imposible acabar con las desapariciones forzadas, las detenciones arbitrarias con uso de tortura, los feminicidios y juvenicidios con más militarización. Según el informe que citamos anteriormente de AI del año pasado:
“Por cuarto año consecutivo, las autoridades no publicaron la cifra de personas muertas o heridas en enfrentamientos con la policía y las fuerzas militares. No se dio información sobre los cargos penales formulados en los casos de Tlatlaya, estado de México, donde 22 personas murieron a manos de soldados en 2014; de Apatzingán, estado de Michoacán, donde agentes de la policía federal y de otras fuerzas de seguridad mataron a al menos 16 personas en 2015; y de Tanhuato, estado de Michoacán, donde las fuerzas de seguridad mataron a 43 personas durante un operativo de seguridad en 2015.”
No habrá pacificación con militares en las calles, una de las contradicciones más profundas de López Obrador queda a relucir con su insistencia en la incorporación de las Fuerzas Armadas a tareas de seguridad pública. Una política que en última instancia responde a la subordinación a las políticas de Estados Unidos y que a los jóvenes y a las mujeres de las clases explotadas y empobrecidas nos lleva entre las patas.
Leer más: Debate con Ackerman: AMLO y la guardia nacional, la ruta perpetua hacia la guerra->http://www.laizquierdadiario.com.mx/Debate-con-Ackerman-AMLO-y-la-guardia-nacional-la-ruta-perpetua-hacia-la-guerra]
Leer más: Debate con Ackerman: AMLO y la guardia nacional, la ruta perpetua hacia la guerra->http://www.laizquierdadiario.com.mx/Debate-con-Ackerman-AMLO-y-la-guardia-nacional-la-ruta-perpetua-hacia-la-guerra]
6- Entonces, ¿qué nos queda a los jóvenes?
Desde la Agrupación Juvenil Anticapitalista consideramos que es sólo mediante la movilización y la organización independientes del Estado y los partidos del régimen y en cambio, con los trabajadores y sectores oprimidos, como podemos conseguir cambiar esta realidad.
Para que todos y todas podamos tener trabajos dignos, es necesario que el trabajo se distribuya entre ocupados y desocupados, con horarios de seis horas, cinco días a la semana, con un salario que vaya acorde a la canasta básica. Que todos y todas tengamos derecho a la basificación.
Para que haya acceso irrestricto a la educación, ¡queremos el 10% del PIB para educación! Si argumentan que no hay dinero, que los empresarios que se enriquecen con nuestro trabajo paguen más impuestos y que paremos de pagar la millonaria deuda externa que sirve para mantener la desigualdad entre países imperialistas y semicoloniales.
Para pacificar el país, que se desmilitarice. Que se diluya la guardia Nacional y todos los aparatos policíacos y de “seguridad” del Estado, que la única seguridad que garantizan es la de los políticos, el narco y los empresarios, no la nuestra. En este mismo sentido, que se legalicen TODAS las drogas y que se produzcan y distribuyan bajo control de sus trabajadores y consumidores, que las drogas sean un asunto de salud pública, no de seguridad nacional. Para que los capos se dejen de enriquecer con su negocio ilegal y a nosotros nos dejen de criminalizar por consumirlas. Para acabar con su supuesta guerra contra el narco.
Es por esto que todos los días nos organizamos en nuestras escuelas, para formar una juventud que no sólo sueñe por un mundo diferente, donde no nos desaparezcan por ser jóvenes, sino que luche por él.
Por Marco Antonio, por los 43, por los 100 mil desaparecidos, ¡no perdonamos, no olvidamos y no nos reconciliamos!