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Red Internacional
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CENTROS SOCIALES. A un año del desalojo de La Ingobernable: seguir luchando por nuestros espacios de autoorganización

Hace un año que el gobierno de Almeida, con la complicidad del gobierno central, desalojaba el edificio de la Ingo. ¡Fuera las garras del Estado de nuestros centros sociales!

Viernes 13 de noviembre de 2020

El gobierno derechista de Madrid ya lo había anunciado como una de sus promesas de campaña: desalojar la Ingobernable para mostrar que tenían el control de la ciudad, para los grandes negocios inmobiliarios y la especulación.

Después de un desalojo durante la madrugada, miles de personas nos reunimos para defender el centro social. “Nosotras somos la Ingobernable” y “Uno, dos, mil centros sociales”, fueron los cantos más escuchados esa noche en las cercanías de Atocha, donde una numerosa manifestación rodeó el edificio que albergaba a la Ingobernable.

La lucha no terminó allí, y los activistas volvieron a ocupar otro edificio en el Centro de Madrid a comienzos de marzo de 2020. Pero no duraría mucho. Empezó la pandemia y el Ministerio de Justicia volvió a lanzar un ultimátum al centro social. Días después La Ingobernable expresaba en su comunicado: “Nunca imaginaríamos esta realidad de confinamiento, estado policial y restricción de la mayoría de las actividades. Ni tampoco que, en medio de esta situación, nos íbamos a enterar, mientras estábamos paseando al perro, que nos estaban desalojando a hurtadillas. No sabemos si han sido más cobardes, más torpes o más ilusos. Han tenido la cobardía de aprovechar que el centro social está vacío, y las que recuperaron el espacio están siendo responsables quedándose en sus casas, para saltarse su propio confinamiento, dar la patada a la puerta, quitar las pancartas, y cambiar las cerraduras. Han tenido la torpeza de hacerlo destinando recursos y fuerzas de seguridad, en un momento en que nadie va a creer que esto es realmente una actividad esencial. Y, sobre todo, han sido tan ilusos como para pensar que con esto conseguirán acabar con nosotras."

Para golpear a los grupos críticos con los capitalistas y su Estado no hay estado de alarma. El posicionamiento de Unidas Podemos fue claro, complicidad con los desalojos de espacios autogestionados como la Ingobernable. Espacios que buscan ayudar a la organización de quienes queremos luchar por un mundo libre de machismo, racismo y homofobia. Lugares no privatizados, recuperados para las clases populares, donde se desarrollaban cantidad de actividades abiertas para todas y todos. Espacio de encuentro para colectivos, asambleas, movimiento sociales y vecinas...

Recordamos el comunicado de La Ingobernable: “volveremos a recuperar y abrir espacios para las vecinas, para los movimientos sociales y para la vida. Nuestra prioridad es poner la vida en el centro y en esta crisis económica, social y sanitaria vamos a necesitar 10, 100, 1000 centros sociales”.

Frente a la crisis, el gobierno que se llama progresista no es una alternativa, su solución es hacer recaer sobre la clase trabajadora los platos rotos de las grandes empresas. Para ello necesitan incrementar el aparato represivo del Estado, y prevenirse ante la posibilidad de que surjan procesos de resistencia. Ante la grave crisis económica y social, y la ausencia de medidas sociales del Gobierno “progresista” estos espacios y la autoorganización son más necesarios que nunca. Desde el Estado español nos identificamos con el grito de la comunidad afro en EEUU “Abolish the police”.

El capitalismo ni siempre ha existido ni siempre existirá, no es natural, ni eterno. Pero el capitalismo no va a caer sólo. Será desde la autoorganización de la clase trabajadora, las personas racializadas, las mujeres y la juventud, que plantaremos cara a la crisis y podremos empezar a construir la posibilidad de una alternativa al sistema capitalista. Necesitamos espacios de encuentro, debate y acción política. Nada que ver, por tanto, con los intentos de una izquierda domesticada para limitar la intervención política de los y las trabajadoras al juego electoral. Y mucho menos, seguir el camino de gestión del Estado capitalista.

El capitalismo desata crisis como la que ya se estamos viendo. A lo largo de la historia estas crisis han acabado empujando de forma inevitable a los y las trabajadoras a rebelarse contra sus condiciones de vida, a protagonizar revoluciones. El quid de la cuestión está en que los trabajadores no sean derrotados en estos procesos, para eso hay que prepararse antes. Es desde la lucha de clases y la autoorganización de los y las oprimidas que la lucha por la revolución tiene que volver a ser apropiada por los trabajadores, las trabajadoras y la juventud para convertirse en una fuerza material, en una palanca de transformación social.