Entre los temas abordados durante su conferencia matutina, Obrador habló sobre Santa Lucía, el caso Odebrecht y ratificó su política de mano dura "con respeto a los DDHH" con los migrantes. Acusó un intento de espionaje en Palacio Nacional. Dedicó una palabras a la masacre de Coatzacoalcos al tiempo en que ratificó su confianza en su estrategia de militarización.

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Jueves 29 de agosto de 2019
Durante su conferencia de prensa de este jueves, el Presidente Andrés Manuel López Obrador informó que "hace unos días, en una de las salas de la oficina, se encontró una cámara sofisticada, de esas pequeñitas, nos estaban grabando. En la sala, aquí en Palacio". Según ahondó el mandatario, la cámara no estaba en su despacho, sino en una de las salas en donde se llevan a cabo reuniones. Descartó emprender alguna investigación o denuncia.
Entre algunos otros temas como los amparos contra el Aeropuerto de Santa Lucía y el caso Odebrecht, AMLO habló sobre los pronósticos del Banco de México sobre crecimiento económico únicamente para ratificar su posición y anunciar su próximo libro sobre "moral y economía".
Destacó la poca atención dedicada a la masacre de Coatzacoalcos, Veracruz, que cobró la vida de 26 personas, como parte de la oleada de violencia que parece no tener fin. El tema únicamente fue abordado en torno al conflicto entre las fiscalías local y estatal que evidenció el cruce acusaciones y deslinde tras este nuevo episodio del horror que sigue dejando tras de sí la estrategia de seguridad basada en la militarización. Así mismo, AMLO dedicó unas palabras al tema en otro momento, únicamente para lamentar los hechos.
Sobre el papel de la Guardia Nacional y las Fuerzas Armadas en actividades de control migratorio, López Obrador respaldó el accionar de estos cuerpos y advirtió que continuaría su política de mano dura para "sancionar" la violación de las leyes. "Ya lo estamos haciendo", señaló el mandatario cuyos elogios a la labor militar que en días recientes ha instrumentado distintos episodios represivos contra migrantes extracontinentales, contrasta con un cada vez más gastado discurso de respeto a los derechos humanos.