Desde el Estado de Nayarit ─ donde supervisó avances en la construcción de algunas obras de infraestructura-, Andrés Manuel López Obrador afirmó que no será un traidor a la patria, en alusión a las fricciones que su gobierno ha tenido con Estados Unidos y Canadá, a razón de afectaciones que podrían tener empresas de dichos países tienen en el rubro energético de México.
Lunes 25 de julio de 2022
En su discurso desde la entidad del Pacífico mexicano, AMLO reiteró que “los reaccionarios de México han defendido a empresas extranjeras, en vez de defender a Pemex o la Comisión Federal de Electricidad”.
Las fricciones de este gobierno con Estados Unidos y Canadá en torno al tema energético han sido constantes en lo que va de la administración de López Obrador.
No obstante, desde hace unos días a través de su A través de su representante comercial, Katherine Tai, el gobierno de E.U inició un periodo de consultas por supuestas violaciones a las reglas del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (TMEC) debidas a la política energética de AMLO, utilizando dicho acuerdo comercial para tener injerencia en la política mexicana y salvaguardad cualquier interés de las empresas trasnacionales.
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La reforma energética que propuso AMLO y que fue rechazada por la Cámara de Diputados en abril pasado, aunque presentada como un intento de volver efectiva la soberanía mexicana energética, resultaba realmente un paliativo menor a la injerencia de empresas extranjeras en la producción de energía.
En tanto México produce solo el 35% de la energía que consume mientras que las empresas privadas extranjeras le proveen del resto, la Reforma Energética rechazada solo planteaba que la Comisión Federal de Electricidad ampliara su producción de energía, planteamiento que causó alarma en las empresas extranjeras que ya habían establecido contratos leoninos con la reforma que Peña Nieto propuso y le fue aprobada el sexenio anterior.
No obstante, la propuesta de Obrador no proyectaba una renacionalización del sector energético y tampoco la derogación de los contratos establecidos, por lo que las fricciones entre las empresas privadas extranjeras y el gobierno mexicano, más que ser producto de una profunda reforma en la materia, más bien es la expresión de intereses empresariales que no quieren ceder un ápice de sus ganancias.
Mientras por el lado del gobierno mexicano, estas fricciones le ayudan a crear en el imaginario colectivo legitimidad, pues, como reconoció la Secretaria de energía, Rocío Nahle, la propuesta de la 4T en esa reforma energética no contempló jamás la expropiación de un tornillo siquiera.
Aún así el tema ha dado a Obrador material para afirmar que la oposición de derecha son unos traidores a la patria, aunque en los hechos su gobierno no ha mermado en nada los intereses extranjeros en el rubro en comento.
Para muestra de la contradicción entre el discurso de la 4T y los hechos está la cuestión del litio: la empresa china Gangfeng adquirió el 50% del derecho de explorar y extraer en Sonora el más importante yacimiento: la Bancanora Lithium.
Tal como lo planteamos en esta nota"La Reforma Energética: no se puede quedar bien con Dios y el diablo":
Una lucha de un país oprimido por el imperialismo en el que las empresas extranjeras controlan la industria estratégica de la energía requiere de la participación de la clase obrera. Una lucha despiadada por la renacionalización de la industria eléctrica, por la nacionalización de la minería, del petróleo implica una lucha sin cuartel contra el imperialismo con el proletariado mexicano y los campesinos al frente.