AMLO, Alfonso Romo y un sector de los empresarios. La crisis económica y el acuerdo entre los de arriba.

Pablo Oprinari Ciudad de México / @POprinari
Sábado 10 de octubre de 2020
Esta semana, se conoció la previsión del Banco Mundial para México. No por ser una crónica anunciada es menos duro el impacto. Caída del 10% del Producto Interno Bruto para el 2020, incrementándose la proyección inicial, y alcanzando así los dos dígitos.
El propio Banco de México reconoció que la recuperación del consumo será lenta, en un contexto de elevación del desempleo y de posibles rebrotes de la pandemia.
Era esperable también que la insistencia del Banxico respecto a que es “fundamental” evitar todo lo que desaliente la inversión privada, como “plantones, la toma de infraestructura ferroviaria y de casetas”. Una clara alusión, propia de guardianes del capitalismo, de que debe contenerse cualquier protesta social ante la actual crisis.
Sin duda contrasta con las afirmaciones del gobierno, que ha dicho una y otra vez, hasta el cansancio propio y ajeno, que “ya estamos saliendo de la crisis”, y que se recupera el empleo perdido.
Pero más contrasta con la realidad que enfrenta el pueblo trabajador desde hace meses. Una pérdida de alrededor de 15 millones de puestos de trabajo -entre “formales” e “informales”- además de las reducciones salariales masivas durante lo que va de la pandemia.
Hay que mencionar que la supuesta recuperación del empleo, aún en los términos esgrimidos por el gobierno, está limitada a una porción reducida de quienes lo perdieron. Y que esto se da en las peores condiciones, en términos de salarios, antigüedad, estabilidad y de prestaciones. En síntesis, en una mayor precariedad laboral. Y es evidente que los números oficiales esconden cuidadosamente lo referente al sector informal, ese gran “invisible” para los economistas neoliberales y ahora para los ideólogos “progresistas”.
Además, aunque después de la abismal caída iniciada en marzo, puede esperarse un “efecto rebote ” -en las condiciones de mayor precarización reseñadas- estamos lejos de una recuperación sostenida. Se trata más bien de un momento efímero, que tiene frente a sí la crisis económica internacional y sus efectos sobre la economía mexicana, acelerada por la pandemia.
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Como planteamos en este diario, ni la administración de Morena, ni mucho menos la oposición de derecha profundamente neoliberal, ultrareaccionaria y empresarial, han impulsado un programa a favor del pueblo trabajador. Lejos, muy lejos de eso, el gobierno anunció un nuevo plan .... de la mano de los empresarios.
“Primero los pobres? No ... los empresarios”
La administración obradorista viene de presentar el proyecto de presupuesto para 2021. Quien llegó en el 2018 a Palacio Nacional, prometiendo un curso opuesto al neoliberalismo de las últimas décadas, lo hizo nuevamente. No sorprende que allí aumentan las partidas en defensa nacional y Fuerzas Armadas, así como en Turismo, orientado a fortalecer el impulso de los megaproyectos, al tiempo que se garantiza el pago de la fraudulenta deuda externa; mientras que se debilita la participación de los mismos programas sociales que enarboló la 4T. Un presupuesto “de guerra” similar al que podría haber presentado el “Borolas” Calderón.
A la par, en una “operación aplanadora” de color guinda morenista, la Cámara de Diputados aprobó la desaparición de 109 fideicomisos. A nadie escapa que, por debajo del discurso anticorrupción con el que AMLO justificó esta jugada fast-track, lo que busca es concentrar mayor recursos económicos en manos del gobierno federal.
Pero todo esto se enmarca en el anuncio de lo que constituye una de las nuevas perlas del gobierno de la Cuarta Transformación. El Plan Nacional de Infraestructura: Treinta y nueve proyectos, una inversión de 297 mil millones de pesos, servido en bandeja de plata a la Iniciativa privada y en particular al Consejo Coordinador Empresarial (CCE). Más allá de sus declaraciones optimistas respecto a la situación económica, lo que se mostró es que el gobierno apuesta a una asociación con los empresarios para contrarrestar los efectos de la crisis.
Alfonso Romo, el principal operador del gobierno en la relación con las cúpulas empresariales, lo dijo de manera transparente:
"No podríamos solos ... Tenemos un gasto público en el gobierno restringido por conservar variables económicas sanas, tenemos una inversión pública muy acotada y muy orientada a los proyectos estratégicos, así es que ustedes con este entusiasmo van a ser los motores de México".
Una verdadera apuesta de AMLO y Romo para estrechar lazos con este sector del empresariado, dejando atrás los roces que se dieron previamente, como cuando los empresarios le exigieron al presidente que tomase más deuda. Y no es que el gobierno se haya mostrado “populista”, allí está la reapertura industrial y de la economía impulsada de acuerdo con los intereses trasnacionales -una expresión de la subordinación al imperialismo- y de los empresarios nativos. Es que la patronal, simple y sencillamente, quería más.
La iniciativa de AMLO tiene causas económicas dictadas por la crisis, pero también políticas. No es casual el momento. Como escribíamos la semana previa, López Obrador -quien llegó a la presidencia con 32 millones de votos y aspiraciones equivalentes en el cambio- sufre los embates de la oposición burguesa y de la derecha, así como de , otro sector de empresarios, encabezado por Claudio X. Gonzalez y Gustavo de Hoyos, quienes impulsan abiertamente una política anti-AMLO. Pero también enfrenta el desgaste entre un sector de quienes lo apoyaron en el 2018, hoy desilusionados por su manejo de la crisis y la pandemia.
En esta situación, con el telón de fondo de la situación económica que ya mencionamos, el gobierno está ensayando distintas medidas. La semana pasada tuvo a su favor la aprobación de la consulta popular para enjuiciar a los expresidentes por parte de la SCJN. Ahora juega la carta de una alianza renovada con los ricos y los poderosos, pensando sin duda en garantizar la estabilidad política y un buen desempeño hacia las elecciones de 2021.
Ante el acuerdo de los de arriba, una alternativa para los explotados y oprimidos
A nadie escapa que esta sociedad dejará grandes beneficios para “los de arriba”. Los grandes empresarios nucleados en el CCE no otorgan su abrazo gratuitamente ni participan de esto por altruismo social. Romo fue más claro que el agua: "Cuenten con esta oficina para todo lo que se propongan y, si se atora algo, pues trataremos de desatorarlo". Las grandes ganancias capitalistas sólo se pueden acrecentar sobre la base de una mayor explotación de las y los trabajadores, los bajos salarios y el trabajo precario. Y todo esto continúa bajo este gobierno y su retórica “progre”, y se ha profundizado durante la pandemia.
Las consecuencias de esto son también muy claras. Las y los trabajadores requieren de un programa propio, para que la crisis la paguen quienes la provocaron -los capitalistas- y que recoja las demandas del conjunto de los oprimidos del país.
Eso empieza, en el momento actual, por una necesidad básica para la supervivencia de la clase trabajadora en la actual crisis: el reparto de las horas de trabajo entre todas las manos disponibles, la escala móvil de salarios de acuerdo a la inflación; así como un plan de obras públicas, financiado con impuestos progresivos a las grandes fortunas y el no pago de la deuda externa, bajo el control democrático de los trabajadores. Estas y otras medidas deberían ser impulsadas por las centrales sindicales que se reclaman democráticas, las cuales deben romper la vergonzosa tregua que tienen, en los hechos, con el gobierno.
Para pelear por una salida de las y los trabajadores, opuesta a los programas de los capitalistas, a la vez independiente del gobierno y de la oposición patronal y de derecha, necesitamos construir una alternativa política, socialista y revolucionaria.
En el MTS y La Izquierda Diario México apostamos a construir ese partido revolucionario que genuinamente necesitamos las y los trabajadores, las mujeres y la juventud combativa para enfrentar la catástrofe a la que nos llevan los de arriba y preparar la lucha por subvertir este orden de explotación, opresión y miseria.

Pablo Oprinari
Sociólogo y latinoamericanista (UNAM), coordinador de México en Llamas. Interpretaciones marxistas de la revolución y coautor de Juventud en las calles. Coordinador de Ideas de Izquierda México, columnista en La Izquierda Diario Mx e integrante del Movimiento de las y los Trabajadores Socialistas.