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Martes 11 de junio de 2019
En la conferencia mañanera de hoy, López Obrador presentó un equipo especial que se encargará de cumplir los compromisos que se hicieron con el gobierno de Estados Unidos para evitar la aplicación de aranceles.
El Presidente abundó en la necesidad de atender las causas que originan la migración, y como parte de ello la cooperación de las agencias financieras internacionales, asegurando que “no es sólo el uso de la fuerza la opción”.
Derivado del acuerdo con Estados Unidos, ahora “tenemos un plazo para acreditar que es posible, con desarrollo, con bienestar, atemperar el fenómeno migratorio”, dijo AMLO.
El Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, quien coordina la nueva comisión especial, tomó la palabra para explicar las tareas que ésta llevará adelante y responder las preguntas de las y los periodistas.
El General Vicente Antonio Hernández Sánchez realizará hoy un recorrido para acelerar el despliegue de la Guardia Nacional en la frontera sur. Se harán los enlaces correspondientes con las autoridades de Migración.
Se busca también darle seguimiento al registro y diálogo con las personas que quieran ingresar al territorio nacional, para determinar las diferentes opciones sobre su situación.
El subsecretario de bienestar, Javier May Rodríguez, será el encargado del trato humanitario a los migrantes en la frontera sur.
Horacio Duarte Olivares, subsecretario de empleo, estará al frente de un plan para atender a migrantes en espera de audiencias de asilo en el norte del país.
Para el seguimiento de las relaciones con países de centro américa y ayuda internacional, contemplando la cooperación de Guatemala, Honduras y El Salvador, está como responsable Maximiliano Reyes Zúñiga, subsecretario para América Latina y el Caribe.
En un intento por maquillar el avance en la subordinación del gobierno mexicano al de Estados Unidos, impuesto por Donald Trump mediante la amenaza arancelaria, Marcelo Ebrard explicó que el acuerdo al que se llegó no era el plan principal del vecino del norte, sino que se trata de una propuesta que “nosotros pusimos en la mesa”.
“Nuestro compromiso es regular el flujo migratorio de acuerdo a nuestras leyes, a los compromisos que tenemos a nivel internacional y a los principios de este gobierno”, dijo el canciller.
Vaya principios de este gobierno, que antes de cualquier confrontación con el gobierno de Trump militariza la frontera contra los migrantes, ofreciendo asilo y refugio en México, siguiendo los dictados de la Casa Blanca, para evitar que lleguen a Estados Unidos. Eso sí, todo bajo la apariencia de la protección a los derechos humanos, cuando no sólo se conoce el papel violatorio de los mismos por parte de los agentes del Instituto Nacional de Migración o de las fuerzas armadas que ahora integran la Guardia Nacional, sino que diversos analistas han señalado, por ejemplo, que las medidas tomadas por el gobierno mexicano tendrán como consecuencia el fortalecimiento del tráfico de personas.
Al final, López Obrado cerró con un “epílogo”, celebrando la buena decisión que se tomó, el buen acuerdo al que se llegó, diciendo que “la gente está contenta, los inversionistas me lo han expresado, así lo demuestran los números, se fortaleció nuestra moneda, se disipó la posibilidad de una crisis económica financiera, fueron muy buenos resultados”.
La moneda de cambio son los migrantes centroamericanos, para quienes se ofrece como “solución” la inversión de Estados Unidos y de los organismos financieros internacionales en la región para la creación de empleos, algo inconcebible si no es en términos de superexplotación. O paliativos como la integración al programa “Sembrando vida”, del cual ya participan miles de migrantes en Chiapas, según el Presidente; o como mano de obra para la reconstrucción en el Istmo -aún pendiente- luego de los sismos de 2017; o para la construcción de la refinería de Dos Bocas.