El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, participó hoy en el segundo diálogo por la paz, la verdad y la justicia con víctimas y organizaciones de la sociedad civil. Se mantiene en su posición del perdón a los victimarios.
La Izquierda Diario México @LaIzqDiarioMX
Viernes 14 de septiembre de 2018
López Obrador inauguró, el pasado 7 de agosto, el Primer Foro Escucha para la Pacificación y la Reconciliación Nacional en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
En ese primer foro, López Obrador pidió a los juarenses que perdonen a los victimarios. Al escucharlo, las víctimas –madres de desaparecidos y asesinados, desplazados y víctimas de tortura– lanzaron gritos de “¡No! Sin justicia no hay perdón” y “ni perdón ni olvido”. En los foros siguientes, sin AMLO, las madres agraviadas manifestaron su descontento sobre el tema de la amnistía amloísta, al grado que para el quinto foro a celebrarse en Cuernavaca se decidió suspenderlo.
Este segundo diálogo con AMLO, tuvo lugar en el Centro Cultural Tlatelolco. Alfonso Durazo, próximo secretario de Seguridad Pública, señaló que acudirían -el presidente electo y su equipo- al foro “con el interés de recoger toda la experiencia y todas la propuestas, y hacerlas nuestras en el contexto del programa de pacificación y reconciliación nacional que nos hemos propuesto”.
En esta ocasión serían cinco los temas a tratar; seguridad, política de drogas, Fiscalía independiente, Mecanismo internacional contra la impunidad y Comisión de la Verdad.
Mientras tanto y como parte de su acercamiento con la jerarquía católica en busca de su ayuda en el proceso de “pacificación” del país, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, se reunirá el próximo lunes con el nuncio apostólico en México, Franco Coppola.
AMLO anuncia que ofrecerá su perdón
Entre lo que pudimos ver de los foros anteriores y el de hoy es el rechazo manifiesto a la propuesta del futuro presidente de familiares de víctimas y desaparecidos, al parecer, aferrado a su lema “olvido no perdón sí”, para los presentes se hizo evidente que López Obrador no tiene alternativa de solución al seguimiento y castigo de los crímenes cometidos en los últimos dos sexenios.
Lo nuevo del día de hoy fue que Andrés Manuel hablando desde el punto de vista del Estado y como presidente del país, anunciando que el primer día como presidente en funciones pedirá perdón “a todas las víctimas de la violencia” en nombre del Estado”. Y para calmar los ánimos ofreció que se comprometerá a que habrá justicia “en todo lo que esté humanamente en sus manos”.
También aseguro que se apoyará en la ONU -experta en solapar guerras y genocidos como el de los israelíes sobre Palestina- en materia de derechos humanos y de transparencia para recalcar “No se le va a cerrar la puerta a nadie; no vamos a tapar ningún caso, no va a haber impunidad. Queremos que todo sea transparente”.
Lamentablemente todo este palabrerío se estrella contra una muralla llamada amnistía amloísta, basada en el perdón a los víctimarios, y a través de este se perfila la impunidad. Por ello el rechazo de los familiares y víctimas de la violencia, criminal y del Estado. Por ello, al parecer no tocó el tema del narco ni la militarización, sabedor del descontento ocasionado con su anuncio de mantener a las fuerzas armadas en las calles de muchas ciudades del país.
Perseguir a las bandas criminales puede tener como riesgo que se den a conocer las ligazones de éstas con funcionarios públicos a todos los niveles, como las muchas que se han dado a conocer en los últimos años y que incluso la PGR ha jugado un papel negativo en la persecución a los delincuentes y cómplices de cuello blanco -sólo por dar un par de ejemplos, el exgobernador de Chihuahua César Duarte y el exdirector de Pemex Emilio Lozoya Austin- esto puede ser determinante en evitar el seguimiento de los casos que denuncian las víctimas y familiares.
Pero la parte política también queda en el aire, como son el castigo a los funcionarios y ferzas armadas que desde el Estado han impulsado o solapado crímenes como la masacre´de Tlatlaya o la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
López Obrador pareciera entender esta cuestión como una responsabilidad de Estado, lo que al parecer lo llevaría a hacer un “borrón y cuenta nueva” con los funcionarios involucrados y delincuentes del surgidos de los gobiernos de Peña Nieto y Felipe Calderón. Quizás por ello volvió ha hacer la declaración de “No vamos a perseguir a nadie. No es mi fuerte la venganza. No vamos a la política de siempre de, por razones de espectacularidad, meter a la cárcel a algún famoso de la política o el sector empresarial o del mundo, incluso del espectáculo. Nada de eso. No necesitamos eso, pero, desde luego, hay procesos en curso”.
Todo esto dicho justo cuando volvió a salir una nueva denuncia de malversación de fondos contra Rosario Robles ex directora de Sedatu y Sedesol y colaboradora y sustituta de aquel López Obrador gobernador del entonces Distrito Federal.
Por lo visto las demandas de los afectados por la violencia tendrán que mantenerse en pie de lucha, apoyados en los trabajadores, campesinos y pueblos originarios -los que más padecen de estos ataques de bandas delictivas y también de la precarización y desempleo, producto de los planes gubernamentales- para conformar un movimiento amplio contra la militarización y por la búsqueda de los desaparecidos y la justicia de los que han perecido víctimas de la violencia.
Con información de Proceso