Miles de jóvenes trabajadores hemos salido a las calles, enfrentando no solamente las insoportables condiciones de trabajo para la juventud, sino también la represión brutal de este Gobierno que chorrea sangre. En esta situación convulsiva, no sirven las medias tintas. Necesitamos salir a las calles y organizarnos, para echar abajo las leyes anti-protesta de Piñera y exigir una asamblea constituyente libre y soberana, para terminar con este Chile de los empresarios.
Jueves 12 de diciembre de 2019
Ante la movilización extendida por más de 55 días, agradecemos a las y los jóvenes de corazones rebeldes, ejemplo de determinación, dando cuenta de la inconformidad total hacia un modelo que si no cambia, en un posible futuro y no lejos de la realidad actual, solo les entregará la opción de dejar la vida en el trabajo.
Las cifras del trabajo juvenil son crudas. Flexible hasta los huesos, aparece como una “solución” ante el incremento del desempleo. Una falsa adaptación a los problemas reales de la juventud trabajadora.
Haremos énfasis a las oportunidades casi imposibles de obtener un trabajo y que para variar ofrece una renta indigna. Ponemos como ejemplo las empresas de retail, de delivery, todo aquel empleador que se enriquece con el subcontrato y la mala gestión de los derechos laborales ciudadanos.
Chile es el país con más desempleo juvenil, según un estudio realizado por Oxford Economics. Por otro lado, según la encuesta de Ocupación y Desocupación del Gran Santiago, en 2017 el 17,1% de jóvenes chilenos entre 20 y 24 años están desempleados.
Y para variar, el poco empleo disponible es totalmente precario. Según Fundación Sol, la juventud “oscila entre el empleo y el no-empleo, con baja protección social y para quienes la precariedad se convierte en un destino, más que una etapa transitoria”.
Por si esto fuera poco, cuando hay problemas, somos las y los jóvenes, quienes pagamos las consecuencias; durante el 2018, los más afectados con la destrucción de empleos fue el rango etario de 15 a 19 años, donde se han perdido 15.609 empleos, según el análisis de Clapes UC.
Estas cifras, se traducen concretamente, en jornadas extenuantes para las y los trabajadores de retail o de comidas rápidas. Todas estas, empresas que nos pagan sueldos de hambre y nos rompen el cuerpo, obteniendo de nuestro esfuerzo jugosas ganancias día tras día. Y para que hablar de esas empresas de reparto como Rappi o PedidosYa donde ni siquiera tenemos contratos ni seguridad laboral.
Fin al trabajo precario, a la represión y al Chile de los empresarios
Luego de intensas jornadas de movilización y protesta nada de esto ha mejorado, es más, el Gobierno, lejos de dar soluciones, nos entrega represión, que hoy tiene incluso a un trabajador y una joven de 15 años con riesgo vital producto del actuar de Carabineros.
Además, nos entregan un pacto constituyente cocinado en las estrechas y añejas paredes del Parlamento, con sus partidos tradicionales, desde la derecha hasta la ex Concertación y ahora incluyendo al Frente Amplio, para mantener el Chile heredado de la dictadura, que todos y todas queremos barrer tal como demostramos en las calles durante semanas de movilización.
Es por esto, que hoy no sirven las medias tintas, y necesitamos enfrentar la agenda represiva del Gobierno, para avanzar en las sentidas demandas de la calle, no para quedarnos con el proceso constituyente amañado de la derecha y los partidos tradicionales, sino para terminar con el saqueo empresarial que le deja a un puñado de 140 millonarios el 20% de las riquezas del país [1], mientras los jóvenes trabajadores tenemos salarios de hambre y jornadas extenuantes en retails y malls que no nos permiten ver la luz del sol.
Para hacerle frente a la agenda represiva de la derecha, que quiere impulsarla para aplastar la movilización, necesitamos levantar un gran paro nacional, con un plan de lucha ascendente, a la altura de la situación que hoy vivimos, con un Gobierno intransigente que no quiere perder ni un peso, y una oposición de cartón que vota sus leyes y no llama a movilizar.
Para esto, hay que organizarnos en nuestros lugares de trabajo, donde muchas veces ni siquiera existen sindicatos, pero sin embargo hoy, está planteado formarlos, para fortalecer a la juventud trabajadora que no solo enfrentamos día a día la bota del patrón, sino que ahora, nos enfrentamos a la represión policial desde la primera línea.
Vamos por cambiarlo todo, por echar a Piñera del Gobierno, con la fuerza de la movilización, por una asamblea constituyente libre y soberana, para terminar con el negocio de nuestros derechos y conquistar vivienda, salud, educación, de calidad y aseguradas por el Estado, y poner fin al trabajo precario y flexible, que solo nos obliga a poner la vida en función del trabajo.