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Especial Transporte. Abajo el tarifazo: por un sistema de transporte público y de calidad, bajo control de trabajadores y usuarios

La motosierra de Milei y Caputo llegó al transporte de pasajeros. Tarifazos del 400 % y amenazas de nuevos aumentos que encarecen el costo de vida de millones de trabajadores en todo el país. Los empresarios del sector se siguen enriqueciendo, pagando salarios bajos y con escasa inversión. La crisis del transporte abre la puerta para pensar salidas de fondo que prioricen la accesibilidad y calidad del servicio por sobre el lucro privado.

Lunes 19 de febrero 21:48

Ilustración: Juan Atacho

El Gobierno de Milei avanzó con la reducción de los subsidios al transporte de colectivos y trenes en el AMBA, y con la eliminación del Fondo Compensador que recibía el resto del país. En consecuencia, los empresarios del sector amenazaron con subas en los pasajes que podrían llegar a los $ 1500, es decir, se traslada el costo de este ajuste a los trabajadores y usuarios. Es parte de su plan para reducir el gasto público y cumplir las metas de ajuste con el FMI para garantizar los pagos de la deuda fraudulenta.

El relato oficial y de las patronales es que sin subsidios estas no podrán afrontar los costos y que el tarifazo es inevitable. ¿No hay otra alternativa? ¿Cuál es la estructura de costos y rentabilidad de los servicios? ¿Cuáles han sido las ganancias de las empresas? ¿A qué se han destinado los subsidios que reciben por parte del Estado?

En el caso de San Salvador de Jujuy, el economista y diputado provincial PTS-FITU, Gastón Remy, demuestra que no hay tal quebranto como dicen las empresas, y que con el valor del boleto sin subsidio ya se pueden afrontar los costos, inclusive quedando un margen de ganancia. Dicho de otra forma, las empresas tienen un mínimo de rentabilidad garantizada en el boleto y un máximo a través de los subsidios. Con los subsidios embolsan ganancias extraordinarias.

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“El gobierno apuesta por una suba de tarifas, pero también por un ajuste de los subsidios que perciben las empresas, pese a los mayores costos que enfrentan. Eso decanta en servicios percibidos como caros por los usuarios y cuya calidad no se condice con lo que están pagando”, señala el economista especializado en transporte, Rafael Skiardaressis, en una entrevista para La Izquierda Diario sobre la relación entre los tarifazos y la quita de subsidios que iban destinados a las empresas del transporte.

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Repaso de los aumentos a nivel nacional

En el AMBA, el boleto mínimo de colectivo subió a $ 270 y $ 130 el de tren, y a partir del 1 de abril, quienes no tienen la sube registrada deberán pagar $ 430 el boleto mínimo de colectivo y $ 260 el de trenes. Desde abril el boleto de subte costará $ 574 y llegará a $ 757 en julio, un duro golpe al bolsillo.

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En Córdoba, el boleto de colectivos subirá 105 % a $ 700.

En San Salvador de Jujuy, las empresas piden un boleto de hasta $ 1.000, lo que significa un 300 % de aumento.

En San Nicolás, provincia de Buenos Aires, en una sesión extraordinaria los concejales aprobaron en tiempo récord el aumento del boleto de colectivo a $ 690. Y estos ejemplos se repiten en todo el país, donde las amenazas y solicitudes por parte de las empresas es de boletos de hasta $ 1.500 o más.

“El anuncio del Fondo Compensador fue algo sorpresivo, sobre todo porque el gobierno comenzó su gestión diciendo que quería equilibrar la relación de subsidios entre el AMBA y el interior y esta decisión genera lo contrario, agrava la disparidad a nivel federal”, destaca el especialista Skiardaressis.

El impacto: relatos de trabajadores del transporte

“Hay mucha gente sin crédito en la sube, por el aumento. Puede ser que haya menos gente en las horas que no son pico”, nos dice Martín, chofer de la empresa de colectivos del Oeste.

Es lógico, la inflación está licuando los ingresos populares como parte de una política deliberada de “shock” inflacionario para ajustar salarios y jubilaciones. Las familias trabajadoras deben hacer malabares para intentar llegar a fin de mes.

“Lo que más afecta en los laburantes es el costo, para poder llegar a su trabajo tienen que destinar entre el 20% y 30 % de su sueldo. Sueldos de miseria, no se abre la paritaria, no hay aumento. Todo aumenta menos los sueldos. Lo vemos nosotros cuando nos hacen acreditar sube día a día. Viven al día y no llegan”, complementa Manuel, otro trabajador de la misma empresa.

Millones de personas están siendo empujadas a la pobreza y a la indigencia. En los últimos tres meses, cayeron en la pobreza 3,6 millones de argentinos más y, a enero, hay 46,8% de pobres, lo que representa unas 22 millones de personas, según un trabajo de la Universidad Di Tella.

El aumento del boleto de transporte, en un marco de inflación arriba del 20 % mensual, congelamiento de ingresos y paritarias muy retrasadas, implicará un golpe aún más fuerte para los sectores populares. En medio de esta crisis, viajar se llevará gran parte del salario, que puede llegar hasta un 25 % o 30 %.

Una empleada doméstica en blanco gana por convenio $ 173.758 mensuales. Si viaja desde un barrio de Moreno hasta San Isidro todos los días, paga un mínimo del barrio a la terminal y un segundo colectivo hasta San Isidro. Si tenemos en cuenta los pasajes de ida y vuelta, gastará en viáticos $ 40.192 mensuales, trabajando 5 días a la semana. El 24 % de su sueldo solo será destinado para ir a trabajar.

Skiadaressis calcula que “Una tarifa libre sin subsidios, en dólares se asemeja más al valor de las principales metrópolis de la región, pero cuando lo comparamos contra salarios pasaríamos a tener el sistema más costoso de todos, superando el 30% para una cesta de viajes representativa, mientras la media regional oscila en torno al 10%.”

“Para los sectores populares es peor todavía. Por más que tengan subsidio en la tarjeta son los que menos tienen, los que menos reciben.”, reflexiona Manuel, trabajador de la empresa Transporte del Oeste.

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Transporte, ¿servicio público o negocio privado?

Los trabajadores ven desde adentro el deterioro del sistema de transporte que sufren los usuarios en sus bolsillos y en su día a día. “La calidad del transporte es mala, las unidades que están bastante deterioradas y los servicios que no son los que tendrían que haber. La salida sería que lo que se destina en subsidios para que ganen los empresarios se use para que sea un transporte de calidad para todos los usuarios con un boleto muchísimo más bajo.”, analiza Manuel.

El modelo actual mantiene las privatizaciones en el subte y los ferrocarriles; y en el caso de los colectivos la provisión del servicio es mayoritariamente privada, prioriza la rentabilidad empresarial. No se trata de un problema nuevo, se arrastra hace años, y los distintos gobiernos de turno sólo aplicaron parches. Bajo el kirchnerismo la política de subsidios garantizó enormes ganancias para los empresarios del transporte, que sólo se puso en cuestión con la tragedia de Once. Los tarifazos del macrismo influenciaron como un golpe directo al bolsillo de la clase obrera con aumentos del 1.118 % en peajes, 601 % en el boleto del tren, 494 % en colectivos de corta distancia y un 322 % en subtes (AMBA). El congelamiento tarifario vigente desde la pandemia y aplicado por el gobierno de Alberto, Cristina y Massa, tenía como objetivo aliviar el costo del transporte en el bolsillo popular. Pero de conjunto, los salarios no recuperaron el poder de compra perdido bajo el macrismo. Sólo en diciembre cayeron un 13 % en términos reales.

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Ante la decadencia del sistema de transporte actual, desde la izquierda proponemos una salida distinta a los tarifazos y el lucro patronal que propone Milei. Se trata de un sistema público de transporte de pasajeros, para garantizar boletos accesibles para todos y un servicio de calidad:

  •  Centralización del transporte público en una empresa estatal única y multimodal, quitándole las concesiones a los empresarios.
  •  Creación de una empresa estatal única, controlada por trabajadores y usuarios, que brinde un servicio de calidad y accesible al bolsillo del pueblo trabajador. Para ello, es necesario estatizar las empresas actuales.

    Con el control de trabajadores y usuarios, podremos planificar recorridos, invertir en nuevas unidades y aplicar un abono mensual –pase ilimitado- para que las familias trabajadoras puedan utilizar el servicio en forma abaratada.

  •  Avanzar en este camino pondría un freno a la organización de un sistema caótico que se mueve en función de los intereses de los grandes empresarios y pondría en el centro la implementación de un servicio público esencial para la vida de millones de trabajadores y trabajadoras.

    Para enfrentar los tarifazos actuales y desmentir las maniobras empresariales, hay que exigir el acceso a los balances de las empresas para tener un real conocimiento de los costos e inversiones.

    Llevar adelante estas medidas implica masificar la organización entre los trabajadores del transporte, realizar asambleas, reuniones de autoconvocados, uniéndonos a choferes de colectivos y ferroviarios, y coordinar con las asambleas barriales, para enfrentar el plan de ajuste de Milei, junto a los millones de usuarios. Desde abajo con esta fuerza podemos exigir a la UTA y la CGT un paro general y un verdadero plan de lucha para defender los intereses de las grandes mayorías.

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  • Lucía Ortega

    Economista UBA. Coeditora de la sección de Economía de La Izquierda Diario.

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