Trabajadoras y trabajadores del Servicio de Atención Médica de Urgencia (SAMU) de Arica, hace meses vienen denunciando precarias condiciones de infraestructura e implementos para trabajar. El Servicio de Salud de Arica, ha optado por ignorar la situación y perseguir a quienes denuncian.
Domingo 21 de febrero de 2021
Son 14 meses en los que trabajadoras y trabajadores del Servicio de Atención Médica de Urgencia (SAMU) de Arica, denuncian profundas irregularidades dentro del servicio. Desde el 2015, el SAMU comienza a funcionar como un servicio desprendido del Servicio de Urgencia. En 2016 se conforman como un servicio aparte, como en las otras regiones del país. El año 2019 se funda la AFUSAP, con alrededor de 50 trabajadores, que buscaban organizarse denunciando las deficiencias que se venían evidenciando.
En uno de los primeros establecimientos (base) del SAMU, donde las y los trabajadores tenían que desempeñar algunas de sus funciones, este se encontraba en condiciones precarias: sin baños, sin salas de estar ni oficinas. Así también, infestado de plagas como palomas e insectos que interferían totalmente en las funciones de atención a usuarios. Posterior a esto, las y los trabajadores realizaron denuncias para evidenciar esta situación. El Servicio de Salud de Arica, no encontró nada mejor que comenzar a perseguir a las y los trabajadores aplicándoles sumarios.
El año 2015 se publicó un anuncio de más de 500 millones de pesos que vendrían a mejorar la situación, pasaron los años y todo quedó tal cual. Hasta ahora existe un déficit de cosas tan básicas, como las unidades móviles con las cuales se movilizan a las y los usuarios. Los trabajadores denuncian sus constantes fallas, considerando que existen 6 móviles y en la realidad, solo funcionan 3 o 4.
El Servicio de Salud adquirió algunas unidades nuevas, pero muy por fuera de lo que era demandado por los trabajadores, ya que prefirió priorizar en características como la capacidad 4x4 de los vehículos, por sobre su equipamiento para atender usuarios. Vehículos sin radios, ni camionetas de acercamiento, con un escenario constante de accidentes en áreas rurales. Siendo utilizadas para otras funciones que no apremian necesariamente su uso.
También existe un conflicto importante en términos de dotación de personal, donde actualmente el SAMU no tiene a un médico como médico regulador, sino más bien a un dentista que no necesariamente tiene el manejo de pacientes para evaluar y determinar medidas de atención a las y los usuarios, considerando que el SAMU presta un servicio de atención pre-hospitalaria. Se hace bastante preocupante, que la falta de base (trabajadores que ejecuten funciones dentro del servicio) esté poniendo directamente en peligro la vida de quienes hacen uso del sistema de salud público.
Esto es una cara que expresa parte de la crisis en la salud pública, la cual se encuentra en un constante abandono. Donde trabajadoras y trabajadores, por buscar entregar un mejor servicio a las y los usuarios como un derecho, se enfrentan directamente a la persecución de las autoridades, que buscan mantener ciertos privilegios entre ellos, que priorizar las verdaderas necesidades de trabajadores y usuarios.
Se vuelve importante que las y los trabajadores de la salud, consideren conformar y articular un gran movimiento de trabajadores de la salud, que luchen a la cabeza de que la salud pueda ser un derecho garantizado para las y los usuarios, dejando de depender de la “voluntad política” de sujetos que solo buscan fortalecer el negocio que existe detrás del sistema público de salud.
Necesitamos un sistema de salud único, estatal y gratuito, para frenar de una vez el negocio dentro de la salud. Que este sistema de salud sea 100% financiado por el Estado, a través de un impuesto extraordinario a las grandes empresas y fortunas; donde exista un acceso garantizado y de calidad al sistema de salud pública. Que sea administrado por funcionarios, comunidad y delegados intersectoriales que expresen las verdaderas necesidades de la población. Fin al trabajo precario para las y los trabajadores, fin al trabajo honorario y al subcontrato, para ponerle fin a las condiciones de trabajo precarias para que no exista déficit de personal para atención de pacientes.
Las demandas de las y los trabajadores, serán conquistadas a través de la fuerza de su organización, para conquistar sus exigencias, en pos de mejorar la calidad de la atención que hoy reciben miles de usuarios y usuarias en la región.