Tribuna Hacker @tribunahacker
Sábado 23 de enero de 2016
Muchas personas creen que en la tecnología no está presente una ideología. Más de una vez hemos sostenido largas e intensas discusiones con muchas lectoras por este tema. Pero así como en una encuesta pueden direccionarse las respuestas en base a una premisa escondida en la pregunta y una intencionalidad escondida en las respuestas, en la tecnología sucede lo mismo.
Te doy un ejemplo. Si comenzamos una encuesta de sondeo de imagen de la gerente de nuestro país, podríamos preguntar, por ejemplo, “¿cuán autoritaria creés que es la CEO Mauricio Macri?” y ponemos como opciones de respuesta “muy autoritaria”, “demasiado autoritaria”, “poco autoritaria”, todas las respuestas arrojan que la opinión de quienes la responden, es que Macri es una mandataria autoritaria. ¿Por qué? Porque existe una carga ideológica en la pregunta que afirma que la gerente del país es autoritaria, y las opciones sólo hablan de su grado de autoritarismo. Con los resultados de esa encuesta, podríamos afirmar que el 100% de las lectoras de Tribuna Hacker, opinan que Macri es autoritaria, producto de que esa afirmación está tanto en la pregunta como en las respuestas.
Epistemológicamente, se llama a estas cuestiones “aparatos epistemológicos”, y son ideologías, posturas, subjetividades disfrazadas por error o voluntariamente dentro de cuestiones pretendidamente “objetivas”.
En la tecnología sucede esto mismo y la noticia que hoy nos compete es una clara situación afin. Resulta que diversos estados del globo están culpando a las tildes y caracteres especiales de ser las responsables de la “baja productividad”. Esto es: mis empleadas no trabajan todo lo que podrían si no utilizaran tildes ni caracteres especiales. Aquí, aunque las empresas culpen a las tildes de los teclados (que parece que fueran objetivas y reales) en realidad se está culpando a la ortografía, la sintaxis y al idioma mismo, por que no puede explotarse al máximo el tiempo de las personas que rentan su fuerza de trabajo.
Seguramente alguna vez te pasó que tu teclado estuvo mal configurado y tuviste que comenzar a buscar los caracteres que no encontrabas. Esto hace que pases un tiempo buscando la “ñ”, los acentos, los corchetes, las llaves, la diéresis y otros caracteres de uso único de acuerdo al idioma. ¿Por qué? Imaginate que una cámara empresaria puede determinar la disposición de las teclas y las normas y pautas de escritura en su burocracia o funcionamiento habitual, pueden fabricar teclados “hiperproductivos”, pero comenzar una cruzada en contra de los acentos les significaría un problema mucho más grande, además de hacerlas ver como unas ridículas.
En este caso estamos ante la presencia de una carga ideológica bastante clara: si yo tengo empleadas y les pago por su tiempo, y creo que son un costo y no personas que tienen cultura, que tienen pautas de conducta, opiniones y que incluso encuentran cierta belleza en las palabras o que entienden que la diferencia entre escribir de una forma que les produzca placer y una que no es simplemente la forma de hacerlo, entonces seguramente pensaré que todas esas cosas que hacen no son parte del “trabajo”, que les insumen tiempo y en consecuencia ese tiempo se los estoy pagando para que ellas hagan lo que quieran y no lo que yo pretendo que hagan. El famoso “tiempo es dinero”, se plasma en posturas como estas.
Para esto es que se han creado diversos teclados en los que los caracteres especiales están directamente incluidos, con el objetivo de “maximizar” el tiempo de las personas. Parece una práctica que incluso genera un ahorro en el esfuerzo, podría decirse incluso que no tiene nada de “malo” (e incluso no tenerlo) pero resulta importante marcar este detalle, producto de que se trata de una práctica ideológica, de una cosmovisión respecto del trabajo de las personas, que incluye claramente la explotación como forma de maximizar costos, que atenta contra los derechos de las personas. Este tipo de situaciones deben ser formalizadas para que puedan ser discutidas, no porque una tecla más o una tecla menos signifique la vida y la felicidad de alguien, sino porque en la medida en que no se es consciente de que esto sucede, no se discute el concepto de explotación, su vinculación con el tiempo y la influencia que este significa dentro de las prácticas y derechos de las trabajadoras.
¿Por qué? Porque todo aquello que no puede verse, y que sólo ven las clases dominantes, se da por “supuesto” y “natural”, y en consecuencia, no puede discutirse, porque resulta similar a discutir la existencia. Nadie discute la gravedad, aunque sí pueden discutirse las concepciones que llevan a la conclusión de su existencia. Si vos no podés ver los mecanismos que te afectan, tampoco vas a poder rebelarte contra ellos, ni mucho menos modificarlos.
Según la estadística, el largo de las palabras y las oraciones compuestas con caracteres especiales significa una erogación de tiempo en un 8% superior en su redacción al que insumen palabras y oraciones que no los contienen. Para el estudio se utilizó un texto de 6 millones de caracteres. Notaron que en este texto el 2,87% de los caracteres (unos 173.000) respondía a caracteres especiales, lo que redunda en más tiempo de redacción producto de las combinaciones de teclas. Cada una de estas teclas combinadas significa teclear dos teclas en lugar de una, para que aparezca el carácter especial y en consecuencia un 8% más de tiempo “perdido”. Si la jornada laboral es de 8 horas, entonces estamos ante el “desperdicio” de casi 30 minutos, lo que sumado a otros derechos (como el almuerzo o algún recreo) arrojan graves “pérdidas” porque la gente tiene derechos.
A ese tiempo además se le suma el que se “gasta” en pensar sobre normas ortográficas y convenciones respecto de la redacción, algo en lo que han prometido ahondar. ¿Quiénes? La persona que pasa el dato no nos lo dice, pero el hecho de que esta discusión se esté dando dentro de las desarrolladoras de teclados, que deberían gastar más en el hardware de sus teclados para satisfacer esta demanda, nos cuenta que estamos a las puertas de un comienzo de mayor explotación.
A tenerlo en cuenta.
¡Happy Hacking!