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Red Internacional
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LA POLICÍA NO SE CANSA. Abuso y hostigamiento a joven estudiante en la zona roja de La Plata

Cuatro policías de civil increparon a una joven. Entre insultos y xenofobia, además de un claro machismo, las fuerzas policiales en la ciudad arremeten con total impunidad.

Miércoles 21 de octubre de 2020 20:43

El hecho ocurrió el martes 13 de octubre pasada la medionoche en la “zona roja” de la ciudad de La Plata, conocida por numerosas detenciones arbitrarias y casos de abuso policial, prostitucion y desapariciones.

Una estudiante estaba paseando a su perra solo con su celular encima, cuando un auto gris se paró en la esquina de 60 y 115 y del mismo salieron tres hombres y una mujer gritando de forma violenta, sin ninguna identificación visible que indicara que fuesen policías.

No solo no se respetó la distancia social, argumento que han usado a lo largo de la cuarentena las "fuerzas de seguridad" para arremeter contra trabajadores y jóvenes, sino que además se vieron puestos en dudas los derechos humanos.

Conocemos su accionar: violencia, hostigamiento, abusos de poder.

Comenzaron diciéndole que estaba detenida, sin razón alguna, acusandola de que no tenía documentación porque era extranjera, razón por la que la iban a llevar a una comisaría, sin decirle a cual. Xenofobia que, de parte de las fuerzas policiales no sorprende, que vemos plasmada en su accionar cotidiano, a nivel municipal, provincial y nacional. Diferentes tipos de discriminación, que vimos en los últimos meses, por ejemplo, frente a la comunidad senegalesa con las reiteradas agresiones del intendente Julio Garro y la bonaerense de Berni y Kicillof.

"Me decían ’¿Nosotros qué sabemos quién sos vos?’ y yo les respondía que yo no sabía quiénes eran ellos", contaba la joven al sitio 0221 en una entrevista realizada por la periodista Mariana Sidoti.
“Les dije a todo que sí, que estaba paseando a mi perra, que vivía acá a la vuelta, que no estaba cometiendo ningún delito. Me dijeron que no podía salir a la noche a caminar, que no estaba permitido, y que había una ley que permitía que ellos me detuvieran por no tener barbijo ni documento. Nunca me dijo qué ley" Cualquier excusa es, para ellos, motivo para ejercer violencia policial.

Agregado a la xenofobia, apareció el odio a los sectores populares, odio de clase. “Me preguntaron si cobraba el IFE. Le dije la verdad, que sí. Y ahí el hombre que me había preguntado, el mayor, dijo: ’Ja, con vos no hay nada que hablar, mugrienta de mierda’. Me dijo eso y se dieron vuelta como para irse. Y yo le pregunté ’¿qué?’ porque no lo podía creer. Él se dio vuelta y me lo repitió: ’Que sos una mugrienta de mierda te dije. Andá a pasear el perro a Magdalena, mugrienta de mierda’.”

Comenzaban a retirarse los cuatro policías, que luego la joven se enteraría que pertenecen a la delegación de Ensenada de la Superintendencia de Investigaciones de Drogas Ilícitas, razón, además, por la cual el estar vestidos de civil y sin representación alguna de su condición de policía no es motivo de castigo.

“No podemos hacer nada” le dijeron cuando fue a hacer la denuncia, frase que escuchamos cada vez que se quiere buscar un castigo para los responsables de tales brutalidades. A los encargados de defender a la clase dominante, impunidad absoluta.

Este es otro caso de violencia policial de los tantos que vemos todos los días, no solo con las políticas de Julio Garro de criminalización y hostigamieno en la conocida “zona roja” y en tantos otros puntos de la ciudad, sino que también a lo largo y ancho del país.

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Desde la desaparición seguida de muerte en Tucumán de Luis Espinoza, hasta el caso de Facundo Astullido Castro de mano de la Bonaerense. En estos últimos meses vimos cómo se incrementaron cada vez más los números: una muerte por mano de las fuerzas represivas cada 48 horas.

Corresponde a un accionar concreto de las fuerzas policiales y el rol que cumplen en la sociedad. Y, es importante mencionar, no es casualidad: hay responsables políticos que las implementan y alimentan. El envalentonamiento de las fuerzas represivas no está de ninguna manera desligada de las políticas del gobierno actual.

Tener a Sergio Berni de Ministro de Seguridad, no es gratis.

En un marco de crisis que se agudiza, con un 40% de pobreza a nivel nacional y un índice de indigencia de 10,5%, la respuesta del gobierno es clara.

Con un presupuesto de ajuste para el 2021, una deuda millonaria que recae sobre la espalda de los trabajadores, la política criminalizadora y represiva crece.
Lo vemos con la paritaria 9mm, en Guernica y en las tomas que fueron desalojadas violentamente este último mes: a los que luchan por una tierra para vivir, balas; a los policías encargados de ejercer la violencia, aumento y presupuesto millonario.