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Red Internacional
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Opinión. Abuso y maltrato a personas mayores en el contexto de la pandemia mundial

Hoy, 15 de junio, se conmemora el día mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez. Este año la fecha nos encuentra en medio de una Pandemia global que hecha luz sobre las desigualdades estructurales donde las personas mayores han sido unas de las principales víctimas.

Lunes 15 de junio de 2020

La Pandemia es un acontecimiento que permitió visibilizar viejas formas de maltrato social hacia las mujeres y hombres de mayor edad. Durante la emergencia sanitaria, el discurso de los medios hegemónicos reproduce históricos estereotipos negativos sobre la vejez lo que da lugar a diversos modos de discriminación.

Las personas mayores son presentadas como sujetos frágiles, sin capacidad de decidir, sin conciencia de los riesgos a que se hallan expuestas y carentes de aptitudes para comprender las medidas preventivas y de autocuidado. Varios estudios recientes señalan que el grupo poblacional que presenta mayor dificultad para acatar el aislamiento es el de las personas jóvenes y se evidencia un alto grado de cumplimiento a medida que aumenta la edad.

Sin embargo, las disposiciones restrictivas focalizan en las mujeres y hombres mayores, lo que dificulta la deconstrucción de los prejuicios que sobre ellos recaen. Las políticas públicas basadas en estereotipos descalificadores de la vejez reflejan la presencia de maltrato simbólico, un tipo de abuso difícil de identificar. Este maltrato aparece encubierto bajo argumentos de protección por tratarse del grupo considerado de riesgo.

Desde hace bastante tiempo se ha promovido la concepción de la salud como estado de bienestar bio-psico-social y no sólo la ausencia de enfermedad.

Para minimizar los riesgos de las personas mayores necesitamos que se halle garantizado el acceso a la salud con servicios sanitarios de calidad y en la cercanía de sus hogares.

Pero también es necesario que esas personas dispongan de recursos suficientes para comprar alcohol en gel, lavandina y barbijos, lo que resulta dificultoso en un escenario de deterioro progresivo de su poder adquisitivo, donde las jubilaciones y pensiones permanecen sujetas a aumentos discrecionales. La contención emocional es otro factor relevante que incide en el bienestar de las personas mayores durante el período de aislamiento.

En este sentido, la Pandemia puso en evidencia la brecha digital, dado que la principal forma de comunicación entre las personas en este contexto se realiza por medios tecnológicos, lo que requiere contar con servicios de internet, teléfono celular y sobre todo, saber utilizarlo. Según investigaciones previas, sólo el 55% de las personas mayores se comunica por este medio y el principal motivo de no uso es que no tienen este tipo de dispositivo [1].

Por lo expuesto y desde esta perspectiva, son varios los determinantes que operan facilitando u obstaculizando el acceso a la salud. La sobrevaloración de las necesidades físicas sin tener en cuenta los aspectos sociales y psicológicos reduce a esta población a una mirada fragmentada propia del modelo biologista que impide la promoción de su mejor calidad de vida.

Las medidas adoptadas en la Ciudad de Buenos Aires poco contribuyen a la salud bio-psico-social de las personas mayores. A principios del mes de junio se implementa la nueva cuarentena “oxigenada”.

Teniendo en cuenta el impacto emocional del aislamiento prolongado en las niñas y los niños se dispuso la ampliación de la posibilidad de salida a ambos días del fin de semana, sábado y domingo. También se autorizó la realización de distintos tipos de ejercicios físicos en el espacio público en horario nocturno, como correr, andar en bicicleta o en rollers, actividades que principalmente realizan las personas jóvenes.

Una vez más, las necesidades de las personas mayores no han sido consideradas al momento de planificar.

Resulta evidente que cuando se piensa en el bienestar integral de las y los ciudadanos y en la atención de la salud física, emocional y social de la gente, las mujeres y hombres de mayor edad no tienen lugar, lo que pone de manifiesto las distintas formas de maltrato invisible a que se hallan expuestas.


[1Encuesta Nacional de Calidad de Vida de Adultos Mayores 2012 (INDEC)