La vuelta a clases, el retorno a la presencialidad y la jornada escolar completa, ha abierto una serie de discusiones dentro de la comunidad educativa. En esta nota buscamos profundizar el debate sobre las Jornada Escolar Completa(JEC) y su implementación que ya cumplió 25 años.
Domingo 27 de marzo de 2022
Con el comienzo del año escolar, los profesores nos hemos vuelto a encontrar con la Jornada Escolar Completa(JEC) y junto con ello, el tedio en las salas de clases, sobre todo en las horas que corresponden a la jornada de la tarde, luego de almuerzo. No es una simple opinión, sino que una respuesta fisiológica de nuestro cuerpo, dado que después de comer, la absorción de nutrientes que ocurre durante la digestión es más intensa, traduciéndose en menor atención y sueño.
Fue la ex concertación hace 25 años atrás quienes propusieron la JEC, la cual fue planteada como una forma de fortalecer la enseñanza en los colegios y escuelas, junto al desarrollo de la infraestructura en los establecimientos educacionales.
El ex presidente Eduardo Frei se refirió en un comienzo diciendo que, “Si queremos calidad en nuestra educación, necesitamos más tiempo de nuestros alumnos en clases; más tiempo para que nuestros profesores trabajen en los aspectos pedagógicos y de la reforma curricular; más tiempo para actividades de apoyo al trabajo y recreación de los alumnos.”
¿Qué avances ha presentado la JEC?
El desarrollo e impacto que han tenido las Jornadas Escolares Completas está bastante cuestionado en términos cualitativos. Para la académica de la Universidad de Chile, Zulema Serrano, del Departamento de Estudios Pedagógicos de la Facultad de Filosofía y Humanidades (DEP), “una cosa es la extensión del tiempo, y otra es la calidad del aprovechamiento de éstos”. Mientras que para Juan Pablo Valenzuela, del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE), “no fue acompañada de un incremento de las horas no lectivas para los profesores, para que revisaran y planificaran las clases y trabajos, generarán instancias de trabajo colaborativo y para fortalecer comunidades de aprendizaje”.
El único avance que muchos salen a afirmar, es la creación de nuevas infraestructuras, pero que también cuestionamos. Esto principalmente, porque la creación de una infraestructura que dé respuestas a los nuevos requerimientos actuales en términos de educación, no existe. Por ejemplo, múltiples estudios dan cuenta de las dificultades pedagógicas que se acarrean en mantener cursos de 40 o más alumnos, ¿No se podría crear la infraestructura necesaria para tener 20 estudiantes por sala?, ¿No ayudaría esto a acabar con el desempleo en profesores? Para llevar adelante estas políticas, es necesario plantear con urgencia un programa de obras públicas nacional, dirigido por trabajadores de la construcción en coordinación con las comunidades educativas, enfocado en la creación de establecimientos educacionales, con las necesidades que requiera cada establecimiento.
Las jornadas escolares extensas, que se asemejan a verdaderas jornadas laborales, sumada a objetivos pedagógicos de competencia, donde la insatisfacción y la desilusión es algo natural, no puede dar resultados.
Otra batalla crucial que ganar es derribar la actual carrera docente impuesta por Bachelet en plena movilización, de la mano incluso del Partido Comunidta. Esta carrera docente mantiene el negocio de los empresarios de la educación, la explotación y el agobio de las y los profesores.
Uno de los argumentos que suelen dar los apoderados son las dificultades sobre el cuidado de sus hijos e hijas, pero que si quisiéramos responder de inmediato, los profesores y el colegio no deberían ser guarderías de nadie. Es por eso que junto a acabar con la Jornada Escolar Completa, debe discutirse la rebaja de horas de trabajo a 6 horas 5 días a la semana para el conjunto de los trabajadores. Al mismo tiempo de un sueldo mínimo superior a la línea de la pobreza, de al menos 600 mil pesos, y todos los sueldos reajustables automáticamente de acuerdo a la inflación.
¿Qué dice el Mineduc?
El Mineduc frente al cuestionamiento que ha traído la JEC ha planteado una flexibilización momentánea, la cual deja en manos de los dueños de los establecimientos educacionales. Ninguna de estas medidas se discute con la comunidad educativa para poder implementarse (profesores, auxiliares, apoderados y estudiantes). El resultado es obvio y los anuncios del Mineduc pasan como si existiesen condiciones normales en colegios y escuelas.
La necesidad de que profesores y el conjunto de los trabajadores de la educación, más estudiantes, y apoderados, puedan fortalecer su organización, es un aspecto clave. Al mismo tiempo deben exigir al Colegio de Profesores el no subordinarse ni mantener ninguna tregua con el Gobierno de Gabriel Boric, porque hoy la realidad en los establecimientos educacionales y la realidad de los docentes, estudiantes y sus familias, se transforma en un problema de primer orden.