Ricardo Anaya, el presidente del Partido Acción Nacional (PAN), señaló que el candidato republicano debe a México una disculpa pública, no una visita.
Viernes 2 de septiembre de 2016
Cundió la “indignación” panista. Anaya, principal referente del PAN señaló que “Acción Nacional, como prácticamente todos los mexicanos, exige al Presidente Enrique Peña Nieto no minimizar los dichos de Donald Trump y exigirle una disculpa pública por sus posiciones en contra de nuestro país y de nuestra gente. Sería lamentable que este encuentro sólo sirva al magnate para intentar resucitar su campaña y ganar puntos entre el electorado estadounidense”.
Abundó que “Donald Trump se ha posicionado no sólo como un peligro para México, sino para el mundo, por sus ideas racistas y discriminatorias, con las que amenaza al diálogo y la paz”.
Aunque, respecto a la posición oficial del blanquiazul, expresó que está a favor de “una relación bilateral justa, equitativa y de beneficio para ambas naciones, así como a favor del respeto absoluto a los derechos humanos de los mexicanos que viven del otro lado de la frontera.”
A su vez, Felipe Calderón, el último expresidente panista repudió la visita de Trump y la invitación que extendió Peña Nieto hacia el candidato.
Claro: pero habría que tener amnesia para obviar el hecho de que fue bajo los sexenios panistas que se avanzó hacia el nivel actual de subordinación de México hacia Estados Unidos.
Estrategia de seguridad y fomento a la industria de armas
Durante el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012) se firmó la Iniciativa Mérida y se desplegó la “guerra contra el narco”. Desde los inicios hubo denuncias de violaciones a los derechos humanos por parte de miembros del Ejército y otras fuerzas de seguridad.
Fue durante la administración Bush, cuando los gobiernos mexicano y estadounidense firmaron a puertas cerradas el acuerdo presentado como “un programa de asistencia en seguridad para la guerra contra las drogas y financiado por Washington” y que terminó en la militarización al sur del río Bravo.
De acuerdo con un informe de Aristegui Noticias, el acuerdo incluía la entrega de $2, 500 millones en concepto de “ayuda” a México, aplicado a la contratación de servicios y asistencia en seguridad de empresas estadounidense, a información y a tecnología de contratistas de la misma nacionalidad, que obtuvieron millones vendiendo “desde el entrenamiento para el uso de helicópteros, hasta la dotación de equipo de comunicaciones para el uso de gafas de visión nocturna, aeronaves de vigilancia y satélites.”
Durante su gestión como secretaria de Estado de la administración de Barack Obama, Hillary Clinton -actual candidata demócrata a la presidencia estadounidense- presionó para extender la Iniciativa Mérida más allá de los tres años convenidos originalmente. Y lo logró. Mantuvo el programa. Incluso cuando era de conocimiento público que fuerzas de seguridad en Tamaulipas estaban encubriendo la masacre de migrantes en San Fernando, la embajada estadounidense continuó autorizando la entrega de equipos y entrenamiento por parte de las fuerzas armadas estadounidenses a las mexicanas.
La militarización del país ha cobrado la vida de cientos de miles de personas, desapariciones y desplazamientos forzados, torturas, ejecuciones sumarias.
Pero aun hubo más: durante el sexenio de Felipe Calderón, la deuda externa prácticamente se duplicó: 117,506 millones de dólares al cierre de 2006 llegó a 225,935 millones, a junio de 2011.
No hay nada que temer, el PAN no es antiimperialista. También quiere negociar con quien ocupe la Casa Blanca en Washington D.C. y acordar planes que les ayuden a incrementar sus fortunas personales, a costa de sumir en la miseria y la devastación al país. Sólo que se vio tan mal Peña Nieto con Trump, en un hecho tan repudiado, que quiere capitalizar el descontento y convertirse en una alternativa viable hacia las elecciones de 2018.