Bella Rapoport es periodista, ensayista y activista feminista en Rusia. Desde San Petersburgo cuenta la difícil realidad del pueblo ruso por las sanciones y la guerra. A su vez, sobre la resistencia a pesar de la persecución y represión de Putin.
Sábado 4 de junio de 2022 12:21
Foto: Cartel con la consigna "No a la guerra" en Rusia | Konstantin Zavrazhin/Getty Images
La Izquierda Diario dialogó con Bella Rapoport, periodista, ensayista politica y activista feminista en Rusia. Desde San Petersburgo transmite la difícil realidad que le toca atravesar al pueblo ruso como consecuencia de las sanciones y la guerra en Ucrania. A su vez, cuenta acerca de la resistencia, el activismo que se sigue haciendo escuchar a pesar de la persecución y la represión de Putin.
La Izquierda Diario (LID) - ¿Cómo es la situación actual y cuáles son las consecuencias de las sanciones en Rusia sobre todo para trabajadores y las mujeres?
Bella Rapoport - Los sitios políticos escriben mucho sobre Ucrania y poco sobre la situación en Rusia. Por eso es complicado seguir la situación. Puedo opinar sobre qué está pasando en Moscú o San Petersburgo, donde vivo. Acá la situación es bastante mejor que en otros lugares. No puedo hablar sobre el conjunto de Rusia.
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Lo que sé es que hay muchos pequeños negocios impulsados en su mayoría por mujeres, ya sea producción de artesanías, decoración, cerámica, lo que se puede hacer en casa. Con eso ganan dinero las madres de las familias. Porque están en la casa con los hijos. En los últimos años apareció la oportunidad de tener ingresos de esa manera. Por las sanciones, con las restricciones en redes sociales como Instagram para los usuarios rusos, la mayor parte de los micro negocios cerró. Cierran diferentes empresas como Nike, que es claro que no se están fundiendo, pero un pequeño comerciante sí.
Tengo un amigo que trabaja en publicidad y escribió sobre cómo las empresas más grandes producen sus publicidades, que aceptaron siempre la política homofóbica rusa. IKEA sacó la pareja homosexual de su catálogo para vender en Rusia.
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Las grandes empresas se fueron y para ellas todo está bien, pero una mujer que pone un negocio y tiene un par de empleados no puede pagar los sueldos. Hay muchas cosas destructivas que están sucediendo para las personas comunes y el pequeño comercio. Porque con el capitalismo, el gran negocio no sufre, es al revés.
Todo sube de precio y está el doble de caro. Las toallitas femeninas están como 3 veces más caras y en un momento desaparecieron de las góndolas. Ahora aparecieron de vuelta. Hasta habían desaparecido los medicamentos hormonales, como escribo en mi nota, por ejemplo para la glándula tiroidea. Ahora parece que volvieron a estar disponibles. Pero obviamente eso influye en la inseguridad de que pueda volver a haber desabastecimiento. Creo que esta suba de precios golpea sobre todo a las mujeres y al proletariado.
Sobre los trabajadores de la industria, la producción, tengo poco contacto, porque soy periodista y mis relaciones son en su mayoría del mismo rubro. Tengo poco contacto con los trabajadores en el sentido en que lo entiende el marxismo. Pero lo que sé con seguridad es que cierran las fábricas y las grandes industrias. IKEA no despidió a sus trabajadores y pagó los salarios. Mc Donalds, despidió pero pagó el equivalente a 3 sueldos por adelantado. El resto de las empresas la verdad no sé. No cuento con esa información.
Conozco cómo funciona la esfera de la ayuda humanitaria, porque tengo muchos conocidos que trabajan ahí, en ONG. Conozco el activismo. Esa esfera, en todo lugar donde se brinde ayuda a la gente, sufrió consecuencias catastróficas. Una amiga trabaja en una organización sin fines de lucro que se llama Metelitsa. Es la única organización en Rusia que ayuda a personas con lesión de la médula ósea a rehabilitarse o les encuentran cuidadoras. Esta organización no tiene plata. El director de esa compañía pagó a las cuidadoras de su bolsillo hasta donde pudo y después recortó los puestos de las cuidadoras. Ellas perdieron su trabajo y las personas que tenían traumas perdieron a las cuidadoras.
Las organizaciones farmacéuticas dijeron que no van a hacer pruebas de nuevos medicamentos en Rusia. Por ley tienen permiso para venderse solo los medicamentos que fueron probados dentro del país. Entonces los nuevos medicamentos no van a estar. Es decir, las consecuencias son enormes, pero nosotros se ve que por inercia, de alguna manera sobrevivimos, pero más adelante no se sabe. Pienso que va a estar todo muy mal, teniendo en cuenta esto del acceso a la medicación, la tecnología médica, que en las regiones (al interior de Rusia) no tienen nada de eso. Todo esto va a estar peor.
En algunos momentos donde hubo interrupción de acceso a la tecnología, hubo aumento de contagios de VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) en instituciones médicas, porque no había elementos descartables. Tengo un amigo con VIH. Él toma medicamentos de fabricación nacional, pero los ingredientes de estos medicamentos son extranjeros. No se sabe qué va a pasar, tenemos una epidemia gigante. Y el Estado no realiza tratamiento ni brinda información, sino los y las activistas. Por consiguiente no hay plata para seguir realizando esta actividad. ¿Y qué va a pasar con las personas con VIH en este país? Todos estos grupos van a sufrir más todavía y las mujeres también.
Van a volver de la guerra los hombres, acostumbrados a cometer violaciones, como por ejemplo los veteranos de las guerras chechenas. Eso es algo conocido, porque el problema del tratamiento postraumático en Rusia no se discute. Los que vuelven de la guerra no reciben ninguna ayuda psicológica, porque ni siquiera saben que la necesitan, y eso deviene en la violencia contra las mujeres. Estas a su vez se hacen más dependientes porque caen los salarios o las despiden con más frecuencia que a los hombres. Porque se cree que el hombre es el que alimenta a la familia, para hacer a las mujeres más dependientes. Eso también influye en el aumento de posibilidades de sufrir violencia de género.
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Acá leímos que Alemania y Francia le habían vendido armas y las municiones más efectivas contra las protestas a Rusia. Después en internet dicen “y cómo puede ser que no lo enfrentan a Putin”, cuando son los gobiernos de Alemania y Francia quienes le venden suministros para aplastar las protestas. Leí que en Londres gastaron una enorme cantidad de plata para echar a los anarquistas que tomaron el palacio de Oleg Derepasky, que es un oligarca ruso que está bajo las sanciones. Todos esos países que hablan de los derechos humanos, siguen incluso ahora, adulando a nuestros oligarcas, dialogando con Putin. Y encima dicen que somos salvajes y que hay que privarnos de todo.
LID- Ustedes venían haciendo protestas contra la acción militar y seguro viste que en todo el mundo hubo protestas también. ¿Cómo es la situación ahora allá? ¿Se organizan, hacen piquetes, hay activismo?
Sí. Las protestas contra la intervención no empezaron el 24/2 del año 2022. En realidad hubo enormes movilizaciones en 2014, cuando anexionaron Crimea. Yo fui a esas protestas. Todo este tiempo en Rusia, eso estuvo presente. Es como que el resto del mundo no lo recordaba eso, pero acá sí. Acá protestamos. Al principio tuvimos protestas muy grandes, con mucha gente. Ahora lamentablemente tenemos otra circunstancia porque hay una amenaza de que te pueden meter preso hasta por un repost. Nunca sabés a quién se van a llevar. Vos te despertaste y recibís la noticia de que a tus conocidos los trasladaron a un departamento de la policía y no sabés qué les pasó. Eso limita mucho la posibilidad de denuncia, porque tenés miedo por vos y tu familia. Ahora protestas enormes no hay, pero hay protestas igual.
Yo voy por la ciudad y en todas las paredes dice “¡No a la guerra!” Veo mucho apoyo, hay mucha gente que está contra la intervención militar. Por ejemplo, en una pared había un graffiti que decía “¡No a la guerra!”.
Grafittis en San Petersburgo contra la guerra: “La guerra continúa, y ahí mueren personas”, “No temas, no te calles” ph: lector de “paperpaper_ru””
Después fue tapado con pintura por las autoridades rusas y arriba apareció una vez más escrito “¡No a la guerra!”. Entonces ahora no podemos protestar de manera libre, como pueden hacerlo en algún lugar donde no te meten preso por eso, pero hay mucha gente que está contra la guerra. Por lo menos en San Petersburgo seguro, en Moscú también. En las regiones creo que también, aunque ahí debe ser distinto.
Desde el 24/02 hasta el 3/06 se contabilizaron 16145 arrestos relacionados con acciones contra la guerra, según OVD Info ONG de DDHH en Rusia
Hoy por ejemplo salió la noticia de que alguien incendió el VOENKOMAT nuevamente. Es donde anotan a los conscriptos. Ya habían incendiado una sede en un lugar antes y ahora incendiaron en otro lugar. Aparecen algunas intervenciones de personas con coraje. Muchas veces es anónimo. Siguen protestando, siguen denunciando las intervenciones, siguen escribiendo en las redes sociales, sin importar nada. Muchas fuerzas se van en intentar liberar a los activistas. Por ejemplo la artista Sasha Skachelenko, quien cambió las etiquetas de precios en un mercado, por algo parecido a esa etiqueta, pero que decía la cantidad de víctimas en Mariupol. A ella la encontraron, la enviaron a SIZO (Centro de detención Preventiva). Al principio estuvo mucho tiempo en una prisión de recepción especial y ahora está en SIZO, en aislamiento.Le amenazan 10 años de prisión por esas etiquetas de precios, sumado a que ella tiene celiaquía y no tiene nada para comer. Se nos van muchas fuerzas para poner en pie una campaña internacional, para de alguna manera influir en este sistema.
Sasha Skachelenko, luego de un mes y medio de prisión.
En segundo lugar, se intenta llevar comida en las visitas. Y eso es todo una historia porque para ella hay cosas prohibidas que no se pueden pasar. Hay mucha gente que está interesada por su destino, escriben sobre eso, intentan ayudarla, le mandan cartas. Eso también es activismo, porque la gente escribe cartas a los presos, los apoya, incluso desconocidos, transfieren dinero, traen comida, etc. Hay muchas fuerzas que se van en eso, pero es un trabajo muy importante, apoyar a aquellos que son presos de este sistema. Ahora sucede que si participás en una acción la policía obviamente se va a enterar y se va a gastar mucha plata, mucha fuerza para intentar liberarte, porque ahora no hay chances de que, como mínimo, no te metan preso. Por eso la protesta pasó a ser por abajo.
Apoyo a Sasha en el juicio 01/06/2022
LID- En varios medios se habla de la existencia del Grupo Z, como grupo ultranacionalista en Rusia. ¿Qué influencia tienen?
No creo que haya algún tipo de grupo o agrupación, estructuras unificadas con Z o esa historia. Por lo menos no hay esa información. Lo más probable es que todos los ultranacionalistas ya se hayan ido a Ucrania a participar en la guerra. Nuestro gobierno en los años 2000 los adoptó. Caminaban por las calles, era muy peligroso. Mataban a los antifascistas en cada esquina. Hasta hace poco se hacían marchas contra estos asesinatos, que eran cometidos por los fascistas que viven del Estado.
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No veo que haya grupos especiales, como una subcultura. Hay muchas personas que simplemente ven la TV, algunos hombres a quienes les gusta mucho sentir su masculinidad, su agresión militar. Algunas personas en la calle tienen el logo pegado y están en el subte repartiendo volantes.. Veo que hay muchos grafitis que dicen “¡No a la guerra!”, muy pocos que dicen Z. Hay mucha policía, obviamente. La policía obviamente también tiene pegado este logo “Z”, pero de nuevo no son ultranacionalistas. Acá ahora no hay grupos importantes, porque al principio el poder o los anexó o los destruyó. No veo grupos importantes independientes del gobierno. Quedaron algunos grupos anti gobierno, que también se fueron a la clandestinidad. Pero los nazis que van en banda amenazando a todo el mundo no están acá porque tenemos un Estado policial. Están tan entrelazados con la estructura de las fuerzas, que no hay espacio para la formación de otro tipo de grupos. Para eso tenemos a la policía, los ultranacionalistas no son mejores. Todos los que fueron parte de estas bandas en los 2000, hoy están en la policía.
Putin transformó la idea de la victoria sobre los nazis, en algo monstruoso y ahora pienso que por eso fue posible esta guerra. Porque en algún momento, esta historia de que allí había fascismo, y que se venció al fascismo, se cambió por la idea de que simplemente Rusia venció a alguien y que nadie puede contra los rusos. (...) Y esto se transformó en un culto a la victoria, que “los rusos vencimos a alguien”. Hubo muchos slogans en los últimos años: “Podemos repetirlo”. O sea no es un “nunca más”, sino “podemos repetirlo”. Ese slogan también tiene muchos años.
LID - ¿Querés agregar algo?
Lo que quiero decir es que todo el mundo sepa, que nosotros acá desde el año 2014 estamos contra la ocupación de Ucrania, contra la anexión de Crimea. Que los rusos siempre protestaron. No todos los rusos, no hay un momento donde todos los rusos protestan. También, que tenemos muchos activistas. Todos piensan que estamos acá sentados y que acá todo está bien, y no. En realidad también es un trauma gigante, no para compararnos con los ucranianos… pero para nosotros también. Veo lo que pasa allá y me duele mucho. Hace poco vi que los soldados acribillaron a 2 personas desarmadas. Dos hombres que les dieron la espalda y siguieron caminando. No me imagino lo doloroso que debe ser para los ucranianos, pero para nosotros también es muy doloroso. Es un trauma enorme y yo creo que es importante hablar de eso para que se entienda que la guerra no es que a un país le va bien y el que la pasa mal el país que es invadido. La guerra es horrible, y solo le sirve a los que están arriba, los que la empezaron y los que encuentran beneficios gracias a eso. Pero para las personas comunes solo trae daño. No solo en Rusia y Ucrania hay hambre. No hay nada peor que la guerra. Y es algo que acá entendemos.
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Las opiniones expresadas por la autora no reflejan necesariamente la línea editorial de La Izquierda Diario
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