El martes 16, día en que el pontífice Francisco Bergoglio realizará una de las tres misas masivas en Chile, se definirá en el congreso la Ley de Identidad de Género que busca garantizar el derecho a la identidad autopercibida de las personas trans.

Antonio Paez Dirigente Sindicato Starbucks Coffe Chile
Jueves 11 de enero de 2018 02:43

Algunas voces de los sectores conservadores ya se han hecho oír, solicitando aplazar el debate para “no empañar” la visita del Papa Francisco con temas de “alta sensibilidad". Esta cruzada ha sido encabezada por el ex candidato presidencial de la ultra derecha y ex UDI, José Antonio Kast, y ha sido apoyado por el presidente de la Cámara de Diputados, Fidel Espinoza (PS), quien consideró que la solicitud "es atendible, porque también nosotros vamos a estar acompañando al Papa ese día en la mañana". El parlamentario agregó: "Yo por lo menos no me voy a prestar, como presidente, para poner un tema en la polémica con la visita del Papa”.
De esta manera, y por ser considerado tema "controversial" y "delicado"- para la Iglesia Católica-, el parlamentario anunció que no pondrá en tabla la iniciativa, ya que coincide con el inicio de las actividades que realizará el Papa en Santiago.
Medida que reforzaría las trabas que ha sufrido las últimas semanas el proyecto, el cual excluye a personas trans menores de edad, producto de las indicaciones presentadas por el senador Andrés Allamand (RN) y aprobada con los votos a favor de Jacqueline van Rysselberghe (UDI), Manuel José Ossandón (Independiente) y Manuel Antonio Matta (DC) en la Comisión del Senado. Lo cual perpetuaría la difícil infancia de este sector de la población.
Sumado al clima conservador nacional que se intentará instalar con la visita del Papa Francisco, por parte de los partidos del orden y el empresariado, se cruza con el largo proceso de que ha tenido el proyecto de ley que “Reconoce y da Protección al Derecho a la Identidad de Género”, conocido popularmente como Ley de identidad de Género [1]
Este proyecto ingresó al Congreso hace más de cuatro años. Desde entonces ha sido dilatado, con excesivas prorrogas para la aprobación de la idea de legislar, que recién en agosto del 2015 logró dar el paso para discutir en la Cámara. Lo cual con la venida del “Santo Padre” tenderá a envalentonar a los sectores fundamentalistas para oponerse a este persistente reclamo, pues cabe recordar que desde la asunción de Francisco Bergoglio ha realizado una serie de declaraciones contra la diversidad sexual y población LGTBI (lesbianas, gays, transexuales, bisexuales), incluso llegándonos a comparar con armas nucleares: “Pensemos en las armas nucleares, en la posibilidad de aniquilar en unos instantes un número muy elevado de los seres humanos. Pensemos también en la manipulación genética, en la manipulación de la vida, o la teoría de género, que no reconoce la orden de la creación. Con esta actitud, el hombre comete un nuevo pecado, que es contra de Dios el Creador”, manifestó el Papa.
También han salido a la luz dichos transfóbicos que avalan la concepción biologisista, es decir, que las únicas identidades existentes se construyen a partir de la genitalidad (macho/hembra; hombre/mujer). De esta forma ubica a la sexualidad con un único fin; la reproducción: “La verdadera custodia de la creación no tiene nada que ver con las ideologías que consideran al hombre como un accidente, como un problema de eliminar. Dios ha colocado al hombre y la mujer y la cumbre de la creación y les ha confiado la tierra”, aseguró el pontífice. Por esto resulta al menos contradictorio que sectores que se declaran estar junto a las y los oprimidos celebren acríticamente la venida del Papa, como el Partido Comunista.
Organizaciones como el Movilh, Fundación Iguales, han criticado fuertemente la adaptación del parlamento a la visita del jerarca de la Iglesia Católica, tratando de aplazar una votación que lleva años tramitándose, poniendo en tensión la categoría de estado laico, dada la postergación de los derechos humanos de las personas trans
Por su parte, organizaciones como "Laicos de Osorno" han mantenido su ola de denuncia y reclamos producto de la designación del Papa Francisco a Juan Barros como obispo de Osorno, acusado de encubrir los abusos sexuales cometidos por Fernando Karadima en la Iglesia de El Bosque.
Sumando otra perspectiva, la organización de mujeres y diversidad sexual Pan y Rosas, ha criticado duramente la paradoja del “Estado laico” como de los principales financistas de las actividades, desembolsando más de $7.000 millones, mientras apenas aumenta el salario mínimo en escasos $7000. Desde la agrupación afirman que "los Derechos Humanos, sobre todo de un sector totalmente violentado por este sistema, no pueden seguir postergándose, menos por la visita del representante de la Santa Inquisición".
Cambiar la ley, cambiar la realidad
Chile no cuenta con cifras oficiales sobre la situación en que viven las personas trans, pero tomando la experiencia del país transandino donde el 85% de las mujeres trans está o estuvo en situación de prostitución y en el caso de los varones trans la cifra es de 63%; y el promedio de vida es de 35 a 40 años, pese a que cuentan con una Ley de Identidad de Género, promulgada hace más de cinco años.
La violencia transfobica no para y año a año cobra nuevas víctimas. La LIG (Ley de Identidad de Género) es un paso tremendamente importante por el cual luchar, pero lamentablemente no basta una ley para acabar con la violencia que estigmatiza, abusas, discrimina y mata. Hay que dar la pelea para que el proyecto sea sin ninguna limitación, combatir la moral restrictiva y conservadora que quieren imponer las Iglesias, el parlamento de corruptos y los políticos burgueses que comparan a las personas trans con zoofilia y pedofilia.
La mayor herramienta contra la violencia transfóbica es impulsar la unidad y la organización, y la movilización en las calles, de los distintos sectores oprimidos, en pos de las demandas y reivindicaciones.
[1] La Ley de Identidad de Género (LIG) buscar terminar con las situaciones de exclusión de un sector de la población, las cuales, derivan de la imposibilidad de manifestar y vivir abiertamente la identidad de género, conforme a la vivencia personal. El proyecto de ley persigue establecer una regulación que permita acceder al cambio de la inscripción registral relativa al sexo y nombre de la persona, cuando dicha inscripción no es congruente con la identidad de género de quien lo solicita.
El proyecto presentado por O.T.D (Organizando Trans Diversidades) apela al imperativo de respetar las diferencias que existen en la sexualidad humana y el derecho a la autodeterminación de cada persona, buscando reconocer la diversidad como una condición humana y la identidad de género como un aspecto en que esta diversidad se despliega. Instalando en la palestra una lucha transversal, producto de la negación sistemática de derechos básico a sujetos a partir de su corporalidad e identidad, donde el estado y sus instituciones determinan finalmente quienes son sujetos de derechos y quienes no, planteando “normales” ciertos proyectos de vida y patologizando otros en cambio.