Los 195 países reunidos durante dos semanas en la COP21 llegaron a un acuerdo destinado a prevenir el calentamiento del planeta, el primer pacto “universal de la historia de las negociaciones climáticas” según las palabras de François Hollande. No obstante, detrás de esas palabras altisonantes, se esconde una gran farsa realizada por los principales contaminadores del planeta.
Martes 15 de diciembre de 2015
El texto adopta como limite el aumento de la temperatura en 2°C con respecto a los niveles preindustriales, dejando abierta la posibilidad de reducir el objetivo a 1,5°C.
Pero, como señala el ex-científico de la NASA James Hansen “Esto realmente es un fraude, una mentira”. “Para ellos, ya no significa nada decir ‘Nuestros objetivos son los 2°C de calentamiento y trataremos de hacerlo mejor cada 5 años’ Estas son palabras sin valor. Sin acciones, simplemente son promesas. Mientras que en el tiempo, las energías fósiles sean las más baratas, se continuarán utilizando”
El punto central del acuerdo consiste en “contribuciones previas determinadas por el nivel nacional” declarado por los Estados. Estas declaraciones de previsión de reducción de emisiones de gases de efecto de invernadero no son en absoluto comprometedoras [vinculantes], pero como su nombre lo indica, las contribuciones y anuncios dependen de cada país, sin discusión posible o planificación, sin mecanismos de revisión o sanciones en caso de no respetarlas.
La totalidad de las “promesas”, en el caso de que se llevaran adelante, conducirían a un calentamiento promedio de alrededor de 3°C en el mejor de los casos. Estamos muy lejos de los 2°C de las referencias oficiales, y más lejos aún de los 1,5°C que serían necesarios, especialmente para las poblaciones más vulnerables que enfrentan la subida del nivel de los océanos y a las inundaciones, o las terribles sequias y las hambrunas que les acompañan, las dramáticas consecuencias para la salud y sus vidas.
Tomar en serio este límite requeriría dejar bajo tierra 4/5 de las reservas de carbón, gas y petróleo. Pero las energías fósiles no son ni siquiera mencionadas en el acuerdo. En cambio, los países imperialistas solo utilizan esta falsa promesa de 1,5°C para dividir el frente de países más pobres y emergentes y prevenir sus primeros reclamos contra ellos.
A demás, para que el acuerdo entre en vigencia en 2020, deberá ser ratificado, aceptado o aprobado por al menos 55 países representando al menos el 55% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Pero “en cualquier momento después de un período de 3 años a partir de la entrada en vigencia del acuerdo”, cualquier país podrá retirarse, previa notificación. Esto es algo que contraría el carácter del mismo acuerdo…
Tampoco hace ninguna mención a medidas ligeramente radicales, como por ejemplo un impuesto en cada tonelada de carbono generado por los emisores más grandes, o un impuesto de 15 dólares la tonelada, que podría aumentar 10 dólares cada año (lo que implicaría un cargo de 600 millones de dólares solo para Estados unidos).
Pero, este tipo de propuestas, presentadas por algunos sectores minoritarios al margen de la cumbre, que son vistas de buena manera por el "Big Green", es decir, los grupos de presión ambientales que han participado en la COP21 y que ayudaron a darle una apariencia "democrática" a la conferencia que reúne a los mayores contaminadores del planeta.
Juan Chingo
Integrante del Comité de Redacción de Révolution Permanente (Francia) y de la Revista Estrategia Internacional. Autor de múltiples artículos y ensayos sobre problemas de economía internacional, geopolítica y luchas sociales desde la teoría marxista. Es coautor junto con Emmanuel Barot del ensayo La clase obrera en Francia: mitos y realidades. Por una cartografía objetiva y subjetiva de las fuerzas proletarias contemporáneas (2014) y autor del libro Gilets jaunes. Le soulèvement (Communard e.s, 2019).