La alcaldesa de Barcelona renueva el contrato con Telefónica valorado en 3,2 millones de euros. El abrazo del oso de Colau a los trabajadores y las trabajadoras de Movistar en lucha finaliza con una traición al “Compromiso de las escaleras”.
Ivan Vela @Ivan_Borvba
Lunes 8 de febrero de 2016
En medio de una cortina mediática saltó a la luz hace tan solo unos días que la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, renovaba el contrato con la multinacional Telefónica valorado en 3,2 millones de euros para el gigante de las telecomunicaciones.
Esta renovación es acatar exactamente lo mismo que tenía planeado el anterior consistorio dirigido por el convergente Xavier Trias. Con lo cual, los negocios e intereses de Telefónica no solo no sufren ningún contratiempo, sino que se mantienen y en algunos casos, como el Mobile World Congress, se extienden.
Esta firma ha sido el último paso, hasta la fecha, de traición que Ada Colau ha efectuado contra los intereses de las y los trabajadores de las subcontratas de Telefónica que el pasado año mantuvieron una huelga ejemplar de más de 2 meses y medio de duración.
Durante la huelga una de las principales exigencias era que Ada Colau, por aquel entonces candidata a la alcaldía, dejara en caso de victoria de tener tratos y concesiones con la multinacional. Los trabajadores hacían especial hincapié en el Mobile World Congress y en las concesiones que Telefónica tenía en la ciudad de Barcelona.
Pero el paso del tiempo ha marcado una hoja de ruta diametralmente distinta para la alcaldesa de Barcelona en Comú. En un primer momento, apoyó la firma del Alcalde Xavier Trías de renovación del convenio del Mobile World Congress para que se siguiera celebrando en la capital catalana. Y, en segundo lugar, la renovación del contrato con Telefónica para que sea ésta la que ofrezca los servicios y la cobertura en telecomunicaciones en la ciudad condal.
Desde que asumiera el cargo, Ada Colau y su equipo renovó durante los últimos 6 meses del 2015 el contrato con Telefónica por valor de 1,6 millones de euros. Hace tan solo unos días el consistorio ha ampliado esta colaboración con la multinacional durante los 6 primeros meses del 2016 por el mismo valor. Los negocios de Telefónica con el Ayuntamiento de Barcelona en Comú dejarán en las arcas de la explotadora multinacional un total de 3,2 millones. Es decir, exactamente lo mismo que percibían con el anterior alcalde Xavier Trias.
En medio de un ataque brutal contra las trabajadoras y los trabajadores de sus subcontratas, que incluye despidos y represalias varias en su día a día de trabajo, la multinacional continúa encontrando aliados en el Ayuntamiento de Barcelona.
Diferentes fuentes del consistorio apuntan que la complejidad de la infraestructura y de las negociaciones ha perjudicado a la hora de encontrar otras alternativas. Sin embargo, el pacto de renovación firmado por el equipo de Barcelona en Comú no incluye ni un solo punto de perjuicio para la multinacional. Mantiene la cuantía de beneficio, a la vez que no incluye ninguna “cláusula social”, es decir, una cláusula que obligue a la empresa a conceder unas condiciones laborales “dignas y justas” para sus trabajadores.
Esta “cláusula social” fue otra de las promesas que tanto Ada Colau como su número dos, Gerardo Pisarello, no se cansaron de pregonar durante la campaña electoral y frente a las trabajadoras y los trabajadores de Movistar durante su huelga, y que era un punto marcado en negrita en el “Compromiso de las escaleras”. Pero de nuevo una promesa más que ha quedado en humo. Fuentes del Ayuntamiento aseguran que se están “estudiando fórmulas para que estas cláusulas se incorporen en un futuro”.
Pero para los trabajadores que lucharon incansables contra un gigante de la explotación y la precariedad y que a día de hoy mantienen su lucha contra las represalias y los despidos, el futuro es tan solo un término vago y lejano.
Al mismo tiempo, en medio de la huelga de TMB, el consistorio dirigido por Ada Colau vuelve a mostrar su cara más antipopular y que ataca una vez más a la clase trabajadora, aquella que realmente lucha contra la precariedad y la explotación sin retóricas.